Capítulo Tres

114 6 2
                                    

Arranco la rendija que esta frente mío y, jalando a Drinni, caemos en el pasillo estrepitosamente. Me levanto recogiendo mi mochila y de paso ayudando a Drinni. Una vez de pie, comenzamos a correr en dirección a las escaleras de evacuación. Nuestros pasos resuenan contra el suelo, sin saber qué justo delante nuestro hay una trampa que a mi parecer estaba diseñada para golpear a Drinni. Un mogadoriano nos esperaba en un punto específico, esperando el momento indicado para lanzar un golpe letal. Ese mog lanza una espada que por extraño que parezca, fue a parar a la pared.
Pero con mi muñeca entre ambos.
El golpe que no fue a parar al cuello de Drinni, causa una herida donde se sitúa la separación del hueso del antebrazo. Ante aquello, puedo escuchar un profundo grito desgarrador causado por el dolor ante algo que distingo como mío el cual resuena en todo el pasillo. Sé que Drinni se detuvo a unos tres metros de mí, alertada por mi exclamación. Estoy seguro que le dije que siguiera corriendo pasara lo que pasara. Viendo estrellitas, me saco la espada del antebrazo viendo de reojo que Drinni está casi petrificada por esto. Le grito que siga corriendo, que estaría justo detrás de ella, que yo no soy tan lento. La veo reaccionar lentamente, continuando con la carrera, ganándose un nuevo apodo: la lenta. La sigo, pero temiendo por que mi brazo se caiga me saco la camisa amarrándola de forma que quede como un cabestrillo. Bajamos las escaleras lo más rápido que podemos, dejando atrás a todos esos lentos y tarados mogs. Entro en mí mismo, dándome cuenta que no estoy con mi falsa apariencia. Al llegar abajo, le grito al recepcionista que se largue algo que cumple, espantado al escuchar los disparos. Una vez fuera del edificio, escucho el estruendo proveniente del piso donde se situaba mi apartamento.
Esos malditos lo hicieron explotar, y no saben lo difícil que fue conseguirlo.
Los escombros caen por todos los alrededores del edificio, causando pánico entre los civiles. Aprovecho aquello como distracción, halando a Drinni para que corra también. Las personas gritan a nuestro alrededor e interrumpen nuestro paso, cuando recuerdo un viejo túnel que está en la playa. No sé dónde lleva, aunque es nuestro único medio de escape de esta ciudad. Sigo corriendo sin soltar a Drinni, llegando al túnel que tampoco está demasiado despejado de personas asustadas. Entramos rápido aprovechando el alboroto, siguiendo el serpenteante camino en la oscuridad. Llegando a un punto puedo escuchar el sonido de un chapoteo causando por los pasos de ambos; es cuando comienzo a reducir el paso. Metros más adelante, el túnel se divide en dos y ya que estamos bastante alejados de la entrada nos detenemos progresivamente.
— Ahora... ¿por donde? –murmulla Drinni, y estoy seguro que está forzando la vista para intentar ver algo.
Vuelvo a ver las dos entradas estudiando cada una de ellas, sin ver una más diferente de la otra.
— Izquierda. –vuelvo a ver mi (adolorido) antebrazo.
— ¿Ya paraste el sangrado? –pregunta ella sin dirigirme la mirada.
Solo niego con la cabeza, en un intento de ignorarla. Escucho que abre su mochila, saca varias cosas y posteriormente la cierra. Veo que una luz se enciende proveniente de su dirección. La miro de reojo y noto las vendas que tiene en la mano, las cuales me extiende.
— No seas idiota y tómalas. –me ordena previniendo que las rechace, ya que no las necesito.
Gruño por lo bajo, tomándolas. Ella dirige la iluminación hacia donde está la salida del túnel a la playa, y luego a los dos túneles. Me desamarro el cabestrillo improvisado, observando la herida. La herida va de un lado al otro de mi muñeca, y el sangrado aún no se detiene. Drinni deja la linterna en el suelo, el cual tiene una ligera capa de agua, viendo hacia arriba y va hacia el lado derecho del túnel.
— ¿Que hay? –pregunto.
Ella me calla con un suave "Shh", mientras que entra un poco más para posteriormente volver.
— Parece estar interrumpido por algo, pero no sé con exactitud qué puede ser. –niega con la cabeza un momento– ¿Listo?
Respondo con un seco "si" mientras ella guarda las cosas que sobraron de lo que me dio, y cuando me vuelve a ver señaló el túnel izquierdo. Apaga la linterna dejándola colgar en su mano. Camino más rápido que ella, dejándola atrás sin ninguna reacción por su parte.
— ¿Que había exactamente en el túnel derecho? –pregunto, luego de unos minutos de caminar.
— Solo algo que impedía el paso. –eso impacienta.
— Entendí esa parte, ¿pero que era? –refunfuño.
— No tenga ni la menor idea, pero nada te detiene para devolverte y ver por ti mismo. –enana insoportable.
— No perderé mi tiempo.
Ella susurra un "lo supuse" mientras rueda los ojos. Solo hago como que no la hubiera escuchado, y ella de igual forma se queda callada. Pasan algunos minutos, cuando un goteo que ya sonaba un poco se intensifica considerablemente. Sé que Drinni acaba de fruncir el ceño, y está pensando de donde puede provenir el goteo y por qué hay un goteo.
— ¿Que esperabas? Estamos en unas tuberías.
Ella hace una pausa, en la que me vuelve a ver.
— No suena como si viniera del techo o de las paredes. Por el sonido se puede saber que las gotas de lo que sea no causan el mismo impacto sobre el agua que si estuvieran a dos metros. –ella se encoge de hombros.
Nerd.
— Poste.
Río silenciosamente, aún caminando por delante de ella. Pasan unos minutos de relativo silencio y paz, hasta que veo una luz proveniente de la dirección de Drinni. No hace falta que sea un adivino para saber qué está usando su legado; yo tengo su linterna. ¿Por qué tendría ella una linterna en esa mochila?
— No hagas eso. –ordeno.
Ella la deshace.
— Yo que tú me preocuparía más por tu brazo que por una esfera de luz.
— Tú esfera llama la atención, mi brazo no.
— Yo no veo a nadie, y ¿quien pondría cámaras de vigilancia en un sistema de cañerías?
Suspiro frustrado. En momentos como estos, es que se nota más que ella no lleva más de dos años viviendo aquí. Y no me refiero a Melbourne.
— Que no veas, no significa que no están. –hago una pausa– Ladrones se esconden en cañerías como estas.
— Bien, lo que digas.
«Tampoco es que tenga otras opciones más que obedecerte o ignorarte cuando hablas.» piensa ella. Hago caso omiso, guardando silencio aun caminando delante de ella.
— ¿Sabes adonde lleva esto? –pregunta, minutos después.
Gruño, pero no respondo. Ella solo susurra algo incomprensible, o al menos para mí. Me molesta cuando habla lórico, no, lo odio. Continuamos caminando en silencio, con ese goteo persiguiéndonos. Las vendas se sienten muy mojadas en mi brazo, extraño. No me importa ahora, seguro solo es que se empaparon con algo en algún momento. El (jodido) goteo se intensificaba con el pasar de los minutos, haciendo que Drinni vuelva a fruncir el ceño y cierre los puños con fuerza. No, puedo no verla pero es fácil saberlo cuando escucho sus pensamientos.
"¿De donde proviene ese goteo?" Piensa, de fondo. Bien, esto es sorprendente. No es fácil hacerla perder la calma.
Suspiro, intentando guardar la calma
— ¿No se supone que ya deberíamos haber dejado el goteo atrás, señor Tengo Respuestas a Todo? –me pregunta.
Resoplo.
— ¡A quien carajo le interesa, solo es un goteo!
Se queda callada, sintiéndose regañada pero eso no le evita que tengo sus pensamientos rebeldes de fondo. "También está estresado, no debería hacerse." piensa, jugueteando con sus dedos.
— ¡Solo apresúrate para salir de este maldito lugar, e ignora el estúpido goteo! –le gritó, caminando un poco más rápido.
Al notar que avanzo más rápido, intenta seguirme el ritmo. Empiezo a hablar entre dientes, maldiciendo a todo lo que se me cruza la mente. Quizá se deba que el goteo me hace estresar más que Drinni misma. Vuelvo a tocar las vendas, sintiéndolas húmedos donde sea que palme. Poco a poco el dolor comienza a ser insoportable para mí, pero, demonios, tengo que evitar mostrarme débil ante ella. La veo adelantarse unos pocos metros de mí por lo que reduzco un poco la velocidad de mis pasos. Levanto mi brazo para revisar los vendajes con la poca iluminación que hay.
Claro, poca iluminación.
Maldigo por no poder ver en la oscuridad, pero deduzco que el goteo proviene de la sangre que sale de la herida. No sería mala idea prestar más atención a esto. Seguimos avanzando en silencio unos metros más. ¿Acaso este lugar no tiene fin? La cabeza me da vueltas, y puedo apostar que es gracias a la sangre que perdí.
Debemos llevar una media hora aquí.
Intento mantener el mismo ritmo, pero avanzo cada vez más lento. Veo a Drinni voltearme a ver, casi en mi límite de visión gracias a la oscuridad. Tomo aire antes de enderezarme, actuando lo mejor que puedo; aunque, ¡esto duele!
El mareo es tal que debo arrodillarme, oyendo los pasos apresurados de Drinni los cuales rápidamente se convierten en simples ruidos distorsionados y lejanos. Puedo sentirla tomar del hombro, y más allá de eso puedo ver nada más.
«Que incómodo, verá mi lado vulnerable» pienso.

***

Jonathan está inconsciente. Y yo estoy en un sistema de cañerías demasiado complejo para poder salir de él. Me siento sobre mis rodillas junto a Jonathan, dándola la vuelta y dejándolo boca arriba. Una esfera de luz de mi legado aparece y aunque intente dispersarla, se me hace imposible. Suspiro, y observo a Jonathan.
El cuchillo lo tiene aún agarrado fuertemente, pero viendo el otro brazo encuentro dónde está el verdadero problema: vendó mal la herida. Saco las cosas que quedaron y necesitaré para poder evitar que siga perdiendo sangre.
Es bueno tener ciertas cosas, en ciertas ocasiones.
Finalmente, la esfera de luz se vuelve solo un pequeño puntito luminoso antes de desaparecer por completo. Enciendo la linterna, viendo alrededor. ¿Podré levantar a Jonathan para seguir el camino? No sé ni a dónde lleva esto. ¿Y si nos siguieron? ¿Y si nos confunden con ladrones? Suspiro, bajando la mirada mientras bajo la iluminación de la linterna. Ojalá Lashk estuviera aquí.
Jonathan está muy pálido, y no encuentro ninguna salida para esta situación.
Me quedo estática el escuchar unos pasos apresurados venir en nuestra dirección. Apunto la linterna, sacando la daga de mi bolsillo, hacia esa dirección. Una persona aparece y se va acercando. No puedo creer que veo, cuando distingo un cabello pelirrojo que conozco a la perfección.
— Lashk... –susurro.
Sonríe y se acerca lentamente hacia mí.
— Aun tenía esperanza de encontrarte.
Sonrío y me levanto para abrazarlo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 12, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Legado Desaparecido (Lorien Legacies)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora