2.- La Carta.

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Un año...

Ha pasado un año desde que Barbara se habia ido. Un año de estar viviendo, sin vivir realmente desde la ausencia de Ella. Todo ha pasado frente a mis ojos en camara lenta. Cuando se fue, Ella se llevo en su maleta mis ganas de vivir... se llevo mi capacidad de amar... se llevo mi corazon y me dejo vacia. Un año que habia vivido a medias, solo por la inercia de cumplir con sus obligaciones. Veia pasar los dias sin diferenciarlos, todos eran oscuros, grises y frios. La extrañaba, la amaba y la odiaba al mismo tiempo. Cada noche volvia a la aterradora soledad en su cuarto, despues de haber fingido alegria con su familia en la cena, a recordar, era lo unico que podia hacer. Ni siquiera Maria Elsa podia animarla. Odiaba a todos, a su padre por preocuparse de la honra y la imagen de buena familia sin importarle sus sentimientos, a Carlos y a Horacio por ser hombres y nadie podia decirles nada, a Augusta por haberla delatado con su padre y obligarla a volver despues de intentar irse con Barbara, odiaba a la sociedad de Villa Ruiseñor, por que todos hacian las peores cosas pero todo "por debajo" y a pesar de sentirse asi, tambien se odiaba a si misma por no tener el valor de irse a Santiago a buscarla, por no ser capaz de dejar esa estabilidad que le daba ese maldito pueblo. Habia pasado un año, y aun recordaba el dia que las habian separado, casi habian logrado irse y ser felices juntas. El dolor de haberla perdido le quebraba el alma. A los pocos dias volvio al colegio y al revisar tenia una carta que le habia dejado entre sus papeles cuando fue al salon donde Ella daba clases: 

Mi Pequeña Mercedes:

No hay palabras que puedan describir el dolor que me causa dejarte. Tengo que hacerlo bajo la amenaza de Nicanor, si no me voy con el me va a encerrar en la carcel y a ti tambien y aunque me duele el alma, tengo que aceptarlo. No puedo permitir que te haga daño de ninguna forma. Te amo, siempre lo hare, por que no conocia la felicidad hasta que llegaste a mi. Siempre vas a ser el amor de mi vida pequeña, siempre voy a estar pensando en ti. Te amo mas que a nada en este mundo, si me voy, es por que las cosas ya no dan para mas, ibamos a estar en una guerra constante con tu padre, con tu familia y con este pueblo infernal, y no quiero eso para ti, no lo mereces pequeña, lo unico que mereces es felicidad y a alguien que te ame profundamente y te haga muy feliz. Mercedes, yo me voy, pero mi corazon y mi alma se quedan contigo, quiero que sepas que nunca he amado a nadie como te amo a ti, y si ahora la vida y las circunstancias nos separan, algun dia tendre el valor de pelear contra ellas para volver...
Volvere por ti mi pequeña Mercedes, te lo prometo, no descansare hasta volver a tenerte entre mis brazos, siempre sere tuya, mi alma y mi cuerpo solo te pertenecen a ti.
Solo le pido al destino que cuando me permita volver no sea muy tarde para las dos
Te amo infinitamente hermosa mia

Barbara Roman.

Atesoraba esa carta en lo mas profundo de su corazon. Era lo unico que le quedaba de Barbara, su carta y sus recuerdos de los dos años que habian sido felices juntas. Recuerdos que pasaban por su mente en cualquier momento del dia y de la noche, que llenaban sus sueños, cuando podia dormir. Recuerdos que debia reprimir cuando aparecian estando con su familia o en juntas en el colegio. Recuerdos que no podia contar a nadie, excepto a Maria Elsa por que ella habia sido la unica que la habia apoyado y era la unica que le decia que debia irse a buscarla.

- Si tu no buscas tu felicidad Mechita, nadie lo hara... y tu felicidad esta con Barbara.-  le decia.

Sentia a Barbara en cada fibra de su alma. Pero era cobarde, al final su padre habia logrado disminuir su valentia a la nada, la habia doblegado a la normalidad de las buenas enseñanzas. Lo unico a lo que le habia hecho frente era a tener un marido. No le habia permitido buscarle a nadie, ni tampoco se quedaba cuando queria presentarle a algun muchacho. Siempre se retiraba cuando hacia ademan de iniciar una conversacion con algun pretendiente. No iba a permitirlo.

- Si usted imagina que voy a casarme por conveniencia o por darle en el gusto se equivoca señor... usted no va a obligarme, yo soy bastante grande para decidir y no voy a casarme con nadie, asi que no pierda su tiempo.- le dijo.

No iba a traicionar el recuerdo, ni su amor por Barbara. Nunca. Barbara seria siempre el unico amor de su vida, la dueña de su corazon. Si no iba a estar con Ella, no lo haria con nadie.

Ya habia pasado un año...
Un año de soledad, de tristeza, de amargura, de llorar por las noches, de fingir en el dia...
Un año de mirar hacia el cielo oscuro plagado de estrellas y preguntarse si Barbara podria verlo tambien...
Un año de amarla tan intensamente como el primer dia...
Un año de leer una y otra vez el libro que le regalo, buscandola entre sus paginas...
Un año desde que se fue dejandome tan vacia...
Un año...

Lo que Mercedes Möller no imaginaba... era que el comienzo de ese nuevo año, seria el inicio de lo que cambiaria su vida, para siempre.

Al bajar del tren sintio el viento frio golpearle la cara. Habia preferido llegar de noche, asi tenia posibilidades de que nadie en ese pueblo maldito la viera. No hasta el dia siguiente, en misa. Rapidamente se subio a un taxi y le dio la direccion de su antigua casa. Aunque se moria por ir en busca de aquella mujer de ojos verdes que adoraba, aun no podia tenia que aguantarse hasta mañana. Esta vez no se iba a dejar vencer por nadie. Y no iba a permitir que nada, ni nadie les hiciera mas daño. Ya habian sufrido suficiente. Ahora tenia la fuerza que le habia faltado aquella vez.
Solo habia vuelto para llevarse lo que le habian quitado.
Venia por Ella.
Se bajo del taxi y entro a la casa donde alguna vez fue feliz, cerro la puerta y se rindio en el sofa.

Barbara Roman habia vuelto.

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