three

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JiMin había vuelto a su floristería, buscando una flor perfecta para la chica que había entrado llorando hace pocos minutos.

La historia de la chica sacudió su corazón como lo hacían sus libros de amor.

Al parecer ella se iba a otro país, Canadá, para terminar la universidad. Dejando atrás a su primer y único amor. Un chico que había conocido en la primaria, a los once años. La única persona que le había acompañado en sus buenos y malos momentos durante el transcurso de su vida. Pero, de un momento a otro, su padre decidió que culminara sus estudios en Canadá y la chica, que nunca desobedecia las órdenes de su padre terminó aceptando a su petición.

Ahora buscaba la flor para decirle a su novio que le esperara. Que no importa donde fuese, los recuerdos quedaban grabados en ella y serían la fuerza que la levantaran cada día hasta que pudiese volver a él.

De inmediato JiMin supo lo que necesitaba y fue a los estantes a buscar la flor perfecta.

Tomó las flores y creó un ramo con ellas, entre un papel color crema y una cinta blanca que ataba el ramo con un lazo.

-Estas son Miosotis. Representan el amor sincero, la fidelidad y lo más importante, los recuerdos.-Habló JiMin con una voz neutra, viendo a la chica, que por alguna razón la voz del florista le transmitió tranquilidad.-En otros países esta flor es conocida como la flor "No me olvides". Pienso que esto es lo que quieres transmitir a tu novio.

La muchacha sonreía al escuchar la explicación de JiMin y volvía a llorar mientras tomaba entre sus manos el ramo de miosotis de color rosa y azul.

El de cabello negro fue a tomar unas pequeñas toallitas para dar a la chica.

-Gracias, en serio. Ahora me siento más segura de nuestro amor y de mi promesa de volver a vernos. Éstas flores son realmente perfectas.-Ella volvió a mirar el ramo y le pagó el dinero correspondiente a JiMin para luego irse del lugar sintiéndose más segura.

Había sido un día largo para JiMin. Suspiró pesadamente y observó el reloj en la pared verde, 04:47pm marcaba el reloj en forma de gatito.

A las cinco su padre le pasaría buscando frente a la floristería así que guardó su libro y arregló unas cuantas cosas que habían regadas por la tienda. Estuvo listo al tiempo que escuchó a su padre tocar la bocina de su auto.

Apagó las luces, cerró la puerta y bajó la persiana de metal, colocando un candado antes de irse al auto de su padre quien le esperaba en tranquilidad.

-¿Cómo fue tu día JiMinnie?.-Habló el señor Park a su hijo mientras éste se sentaba en el asiento del copiloto.

JiMin se colocó el cinturón de seguridad y una vez que estuvo cómodo le respondió a su padre.

-Bien, supongo... Fue un día ajetreado.-Y sin preguntarle de vuelta cómo fue su día, dio por terminada la conversación.

El señor Park estaba acostumbrado al silencio de su hijo, por lo que no quiso seguir presionandole para hablar. Aunque, esa situación le entristecia; deseaba poder conversar animadamente con su hijo y tener una tarde de hombres como siempre había querido. Pero era simplemente imposible. Sacudió la cabeza quitando esos pensamientos, amaba a su hijo tal y como era. Suspiró y siguió el camino a casa en un silencio sepulcral.

Por otra parte JiMin tenía la cabeza en otro lugar, divagando entre sus pensamientos. A su mente llegó el agradable momento en el lindo café. Tal vez podría volver ahí en sus momentos de relajación. Para leer un rato y hacer su "ritual de flores" riendo internamente por el infantil nombre que le acababa de dar.

Luego de unos cuantos minutos ya estaban en casa, ambos hombres saludaron a la señora Park y el menor se fue a pasos tranquilos hasta su habitación.

Entró y lo primero que hizo fue lanzar su mochila al sillón y quitarse la camisa mientras entraba al baño de su habitación y llenaba la bañera, siguió quitándose cada prenda y tirandola al cesto de ropa sucia. Cuando estuvo desnudo cerro el grifo de la bañera y le echó un líquido rosa que haría espuma, seguido de unos pétalos de rosa. Cliché, pero la sensación era muy linda, como la escena de un libro.

Abrió la regadera dándose una rápida ducha y se adentró en la cálida bañera, relajandose mientras sus fosas nasales se inundaban de un rico y suave olor.

Después del merecido baño se puso una pijama de tela polar color azul bebé y se metió entre las mantas de su cama, tomando su teléfono y entrando a YouTube para ver algunos vídeos mientras esperaba la cena.

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SeokJin se encontraba cenando su habitual trozo de pastel acompañado de un té de frutos rojos. Su mente se encontraba inundada del chico de cabello negro y mejillas rosadas y ligeramente regordetas. Era tan lindo, pero, era la primera vez que veía a alguien entrar con esa aura tan melancólica y triste y que termine yéndose de la misma forma. Siempre, de alguna manera, lograba sacar aunque sea una sonrisa. Aquél misterioso chico había robado la atención del de cabellos chocolate.
Realmente esperaba volverle a ver en el café, y si así sucedía no dudaría en hacerle pasar un agradable momento y verle salir del local con una sonrisa sincera.

SeokJin bufo, cansado. ¿cuánto tiempo había pasado pensando en aquél chico? Sacudió su cabeza y terminó de cenar para lavar los trastes y arreglar un poco su habitación antes de irse a dormir. Pensando, sin darse cuenta, en el lindo chico.

·F L O W E R S  &  C O F F E E·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora