|Four|

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SeokJin se levanta un nuevo día, observa su reloj de pared, cinco y treinta de la madrugada. Nuevamente no logra conciliar el sueño. Teniendo una lucha interna para volver a dormir pero perdiendo ante sus miles de pensamientos. Mira a su alrededor, la habitación está en completo silencio y el ambiente se vuelve más frío, hay obscuridad. SeokJin odia la obscuridad.

Suspira mientras se desordena el cabello y se levanta de la cama para encender las luces. Sigue su camino hasta el baño, viendo su propio reflejo en el cristal del espejo. Saca el aire que tiene retenido y el vidrio se empaña de humedad, por lo que pone su mano para limpiar por encima. Sonríe viendo su reflejo.

-¡Vamos! Hoy tu sonrisa debe ser más radiante que ayer, alegremos el día de los clientes.-Habla a su reflejo, asintiendo al final de la frase.

Se lava el rostro y cepilla sus dientes para después ir al lugar favorito de su departamento, la cocina.

No podía preparar café pues la máquina de espresso pequeña que tenía la tuvo que vender para completar el pago del alquiler por el mes que estuvo enfermo y no pudo trabajar. Entonces abre los cajones de la encimera y saca una caja de té negro, también buscó la leche en el refrigerador, colocando ambas cosas en la mesa.

Encendió la estufa y se dispuso a colocar la tetera con agua para hervir. Era lo suficientemente temprano como para hacer unas galletas de arroz, así pasaría el rato.

Luego de pasar el tiempo disfrutando en la cocina, ya se había acercado la hora para comenzar a alistarse e irse a trabajar.

Decide dejar todos los trastes en el lavaplatos para limpiarlos en la noche. Se da una ducha, coloca su suéter marrón y unos jeans sencillos junto a las converse blancas y su mochila color durazno, además de una bufanda tejida blanca, para por fin irse.

Fuera todo es poco más claro que en su habitación, sin embargo los colores opacos de la madrugada se confunden con la obscuridad que alberga su frío apartamento ahora vacío.

Observa algunos transeúntes pasar a su lado y suspira, sacando una pequeña nubecita de humo que viaja desde sus labios y se pierde entre el viento. Las mañanas siempre eran melancólicas para el alegre SeokJin. El frío le recordaba cosas que siempre mantenía en lo profundo de su mente, enterrados esos momentos que lograban escapar en las noches y madrugadas de frío y obscuridad.

SeokJin sacudió su cabeza y acomodó la bufanda que traía puesta, siguiendo su camino al trabajo. Cada paso rápido que daba le producía más frío a su cuerpo, si cualquiera viera a SeokJin de esta manera, no le reconocería, daba la impresión de tristeza y melancolía, la misma que destilaba el chico de mejillas regordetas.

SeokJin sonríe vagamente, su misión era hacer sonreír al lindo cliente, y SeokJin nunca falla en lo que se promete cumplir.

Entre pensamientos y planes del día, llega por fin a su lugar de empleo. Saluda amablemente a todos sus compañeros, aunque faltaba uno de los empleados, el pastelero principal, YoonGi. Éste solía llegar tarde ya que siempre dormía plácidamente, sin miedo a ser despedido. Según él, era el pastelero más imprescindible.

Al haber guardado su mochila y puesto su uniforme usual, comienza a barrer y limpiar el local, con ayuda de una compañera. Los demás se encargaban de limpiar el area de la cocina y baño. Mientras cada quien estaba en su tarea diaria, llega un YoonGi perezoso, saludando a todos y cambiando su ropa usual al uniforme del café, para luego tomar unos trapos y desinfectante para limpiar las vitrinas, mostradores y los vidrios de la puerta principal.

después de una hora y media de trabajadores chocando entre sí, limpiando rápidamente el local, ya se encontraba SeokJin volteando el letrero en la puerta, de cerrado a abierto. Luego se fue a sentar junto a los demás, esperando la clientela. Apoyó sus brazos en la barra y reposó ahí su cabeza, escuchando el ruido que hacían en la cocina, preparando pasteles, sándwiches, muffins, y variedades de pan.
Mientras iba saliendo cada cosa del horno, el alto de cabello oscuro se levantaba de su lugar para acomodar en las vitrinas la comida.

No pasó mucho tiempo para que llegara un señor bien abrigado a tomar su desayuno.

SeokJin se levantó y con una sonrisa cálida, como siempre, atendió al señor.

Poco a poco fueron llegando cada vez más personas, y el lindo mesero atendía con orgullo cada una de ellas.

Pero SeokJin se sentía ansioso, tal vez porque se acercaba la hora del almuerzo, tal vez porque podría ver al lindo chico que llevaba un libro en su mano, aquél chico del cual desconocía su nombre.

{N/A: disculpen si el libro va muy lento, es que en serio quiero narrar cada detalle en la vida de ambos, además debo aclarar que ellos se van a ir acercando poco a poco. No va a ser de sopetón, espero que tengan paciencia y le den amor a los personajes.}

·F L O W E R S  &  C O F F E E·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora