Son las 3:30pm y Jimin se siente ansioso dentro de su floristería. No sabe la razón, pero no puede estarse quieto por más de cinco minutos. Sin darse cuenta, tomó su abrigo junto al libro y ya se encontraba cerrando momentáneamente la tienda, mientras caminaba calle abajo, hacia el café. Estando frente a las grandes puertas de vidrio fue que Jimin recobró el sentido. Había hecho todo eso inconscientemente. Iba a voltear sus pies para devolverse a la floristería, pero observó como el mesero de cabellos oscuros le sonreía y movía su mano a modo de saludo. El corazón del bajito dio un vuelco y sus orejas enrojecieron. De pronto ya no controlaba sus pies y éstos andaron por su cuenta, entrando por las grandes puertas.
-¡Volviste! ¿ya sabes dónde te sentaras o te elijo un sitio?.-preguntó el alegre mesero, sin borrar su reluciente sonrisa.
JiMin negó y con voz suave respondió al más alto.
-En cualquier sitio está bien.-SeokJin asintió y lo guió por la parte de atrás, en una mesa individual que quedaba junto a una ventana de cuerpo completo pero igual estaba cerca a la barra de pedidos.
-¿qué deseas ordenar?.-preguntó al bajito, una vez que éste se acomodó en la acolchada silla.
Una señora alzó la mano cinco mesas más adelante, llamando a SeokJin para que le atendiera, por lo que él se disculpó con el pelinegro para ir a atender a su otra cliente.
-Ya vuelvo, puedes ir mirando el menú que está ahí debajo de las servilletas. En unos pocos minutos te atiendo.-Fue lo último que dijo, para después atender a la señora.
JiMin estaba nervioso. La presencia del mesero le aceleraba el corazón. Una vez que SeokJin se alejó, sintió por fin alivio y recuperó el aliento. Tanto nerviosismo le provocó hambre, así que observó el menú para darse un capricho, ya que estaba ahí, un dulce no vendría mal para merendar.
Mientras esperaba al alto mesero, abrió la página marcada en su libro y siguió leyendo. Faltaban unas treinta páginas para terminarlo. Luego haría su tan esperado ritual de flores, como solía llamar a su actividad favorita.
-Aquí estoy de nuevo ¿ya elegiste algo que te guste?
El pelinegro dejó de leer su libro y subió la mirada para ver, por primera vez, a SeokJin directamente a los ojos por más de tres segundos.
-Eh, creo que sí. Me gustaría un té de frutos rojos con una milhoja que tenga un extra de avellanas en trocitos, por favor.-Dijo JiMin mientras señalaba en el menú con su corto dedito índice cada cosa que iba pidiendo.
SeokJin le observaba, enternecido. A pesar de que el más bajito no sonriera, y hablase tan bajo como si fuese a llorar, seguía siendo adorable.
-Muy bien, en poco tiempo traeré tu pedido. Gracias por elegirnos.-hizo una leve reverencia y luego se volteó hacia la cocina para entregar la nota con el pedido de JiMin.
Mientras tanto seguía atendiendo otros clientes que iban llegando. El pelinegro fingía leer, cuando en realidad observaba cada vez que podía al mesero. Había algo que no cuadraba para JiMin. Tanta felicidad, tantas sonrisas. Aquél chico era demasiado perfecto. Pero si lo observabas un poco más, podías notar que habían momentos en que su sonrisa se apagaba, dejando al descubierto otra parte del chico. Unos ojos vacíos que no duraban más de algunos segundos para ser reemplazados en una sonrisa cálida trabajada.
Algo muy pequeño y rápido como para que alguien se diera cuenta, sin embargo, JiMin lo notó.
N/A: Siento que actualicé muy rápido uwu pero estoy un poco inspirada. Estoy pasando por malos momentos y pues escribir esta historia me trae calma.
Lamento los errores.
¡Cuando suba algunos caps en el trabajo de mi mamá, tendrán imágenes! Ya que ocupo el wifi xd
Bueno, adiós.
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·F L O W E R S & C O F F E E·
FanficSeokJin trabaja en un lindo café en el centro de la transitada ciudad de Seúl. Es extremadamente alegre y jamás lo verás con un rostro triste, no. Él trae felicidad a quienes rodea. Por otra parte, está Jimin. Si hubiese una palabra para describir a...