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No puede ser. No puede ser. No puede ser.

Volví a mi casa manejando tan rápido que aún me costaba creer que ningún oficial de tránsito me hubiera detenido por exceso de velocidad.

Y lo peor de todo, es que si algún policía me detenía, yo iba a confesar.

Me encontraba en un estado de shock y culpa que lo iba a confesar.

¡Se le había mamado a mi profesor!

Entré corriendo al baño de mi casa y comencé a cepillarme los dientes de forma frenética. Incluso la lengua. Hice tanta presión que tras unos minutos de espuma, mi boca dolía completamente.

Pero mi boca se encontraba sucia. La verga de ese hombre había entrado en ella. No podía ir a besar a mi novia luego y que sienta que mi boca olía al miembro de otro hombre.

¡Sería ridículo! No podría explicarlo.

Pero mi boca no era la única sucia, sino que todo mi cuerpo se encontraba cubierto por una fiebre que me costaba mantenerme en un sano juicio.

Entré a bañarme, sin importarme el tener que volver a ponerme la misma ropa después.

El agua caliente me serenó.

Pude bajar la ansiedad y, aunque las imágenes de lo que pasó estaban grabadas en mi mente como si fuera fuego, estaban perdiendo el poder desestabilizador que me generaron.

¿En qué pensaba cuando se me ocurrió acostarme con ese hombre para aprobar una materia?

Y lo peor es que ni siquiera era un plan que se me ocurrió y decidí llevarlo a cabo solo, sino que lo compartí con mis dos mejores amigos, con quien compartíamos el problema de no poder aprobar Derecho Romano, impartida por el profesor Kim.

- ¿Seokjin? - la voz de mi madre sonó del otro lado de la puerta. - ¿Eres tú?

No iba a responderle que por supuesto era yo, porque dudaba que un ladrón entrara en la casa a usar una ducha.

- Sí, mamá - le dije. - Me estoy bañando.

- Bueno, Lisa está aquí - dijo mi madre. - Apresúrate o llegarán tarde a la iglesia.

Genial. Sencillamente genial.

Tenía que calmarme. De lo contrario, Lisa notaría que algo me sucedió y de ninguna manera ella se podría enterar de lo sucedido.

Y yo soy una persona confiada. Jamás muestro duda o temor. Ese el macho del que Lisa se enamoró. No podía permitirme caer.

Salí de la ducha, me puse el bóxer y me miré al espejo.

Un Seokjin confiado me devolvió la mirada y, entonces, me pude sentir más seguro.

De todos modos, mayor seguridad me daría si me comía una menta.

- Mi amor, ¡te extrañé tanto! - exclamó Lisa, rodeándome con sus brazos delgado.

Lisa era una chica preciosa que había conocido gracias al grupo de jóvenes de la Iglesia. Nos dedicábamos a hacer obras de caridad. Ella, a simple vista, era una muchacha obediente y entregada a hacer el bien al prójimo, pero lo que más me enamoró es que tenía un cierto enojo en su interior que de vez en cuando salía a relucir.

Fueron esos matices, a fin de cuenta, los que me enamoraron e hicieron que la amara con locura.

Por eso, fue tan inevitable sentir culpa cuando me dio un beso.

Pero, ¿a qué se debía la culpa?

Todo lo sucedido había sido por ella.

Mi padre, el Juez Federal de Seúl, no estaba a gusto conque tuviera una relación hasta que no terminaran mis estudios.

Señor Kim | RM X VOCAL LINE(TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora