Denisse se veía una y otra vez en su gran y bello espejo no podía creerse que esa imagen reflejada en el gran vidrio fuera ella. Se veía hermosa. De pronto llamaron a la puerta, su mamá se encargo de abrir... Alan había llegado.
- Entrar querido, Denisse no tarda en bajar, se está dando los últimos retoques - le dijo cordialmente la mamá.
- Denisse, mi amor, baja ya, te están esperando - grito el papá de la chica. - Eso deshacernos esperar es típico de mujeres - bromeó con el muchacho. Los señores tenía un buen presentimiento con respecto al galán de su hija.
- No se preocupen, la espera debe valer la pena - contesto el chico imaginándose lo bella que se vería Denisse.
No tuvieron que esperar más. Ahí estaba ella, bajando las escaleras de su modesta casa. Tal vez no llevaba el vestido más caro, ni el maquillaje más elaborado y tampoco el peinado más glamuroso, pero eso a Alan no le importaba, él sentía que en frente suyo tenía a la princesa más perfecta del mundo.
Él le sonrío a ella. Ella le sonrío a él. Se lo decían todo con los ojos, no necesitaban de palabras. Tenían una complicidad que muchos quisieran tener.
– Bueno, creo que ya es hora muchachos. Creo que ya se tienen que ir – dijo la mamá. Ambos asintieron y salieron de la casa para adentrarse a esa lujosa limusina patrocinada por el papá de Alan.
Adentro del carro, se sentían bien, porque al fin estaban juntos.
– Tu familia es genial, creo que debo pasar más tiempo con ustedes – le dijo Alan a la chica.
– Gracias, yo quiero conocer a tu familia – le respondió Denisse, aunque en el fondo ella sentía que tal vez no sería muy bien aceptada.
– Les vas a encantar – le dijo el chico muy orgulloso de su chica. Alan se encargó de quitarle esos malos pensamientos de la cabeza. Ella sonrío.
– Me encantas – esa frase le salió a la chica sin querer, pero fue muy acertada en el momento.
– Tú me encantas más.
– ¡QUE CURSIS SOMOS! – río ella. – Pero no entiendo como, casi no nos conocemos... esto es extraño.
– ¡Eso qué! Las parejas convencionales tal vez tengan la necesidad de eso, pero nosotros somos geniales. Aparte, podemos conocernos... aunque si te soy sincero, sé muchas cosas de ti, me gustabas mucho y me encantaba stalkearte sin que te dieras cuenta.
– Hey, bueno siendo sinceros, yo también hacía lo mismo que tú. - contesto la chica riendo.
– Entonces, ¿por qué no hacemos un concurso sobre a ver quien sabe más? Por ejemplo, dime mi color favorito – el chico había tenido una increíble idea.
– Sin duda es el amarillo – respondió ella sin vacilar.
– ¿Cómo sabes? Todos piensan que es el azul.
– Pues es sencillo, los días que más feliz estás te vistes de amarillo... ahora dime ¿cuál es el mio?
– El aqua... tu amas el mar y te encanta dibujarlo – ambos se conocían muy bien.
Así se fueron todo el camino, uno preguntaba y el otro respondía.
Cuando llegaron a la fiesta, Denisse dudó un momento en salir, pero él la alentó...
– Vamos, te ves preciosa. Todos lo notaran – le dijo mientras le extendía la mano.
– ¿Seguro? - preguntó ella algo temerosa, él asintió.
Ella tomo su mano y bajó. Al entrar muchos se sorprendieron, no pensaban que realmente ellos dos andarán. Se escuchaban buenos y malos comentarios, pero ya no importaban.
– Esto ya no es un secreto – le susurró Alan al oído de su enamorada – Y estoy feliz de que ya no lo sea – concluyó para luego plantarle un enorme beso en la boca.
Ambos estaban felices de que su secreto se convirtiera en una gran realidad.