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Gabriel Agreste miraba a los tres hombres que tenía frente a él con enojó, sobretodo al rubio que intentaba ocultarse detrás de los niños.

-¿Qué pasó ahora?

Emma se acercó a su abuelo con su rostro y ropas algo negras.

-Mí papá quiso hacer huevos fritos mientras el tío Nino y Nathaniel intentaban cambiar el pañal de Martín y este fue el resultado.

Gabriel miró como todos estaban cubiertos de humo, el bebé con una sábana rosada en lugar de un pañal y Adrien con los labios temblorosos por ver a su padre más enojado que nunca.

-Adrien Agreste, dime ¿cómo quedo tu casa?

El chico sudo frío, miró a sus amigos pero estos desviaron la mirada y su padre se le acercaba cada vez más esperado una respuesta.

-S...solo se quemo un poco la cocina.

Sonrió nervioso mientras su padre le daba la espalda.

-¿Recuerdas lo que te hacía tu madre cuando mentias?

Adrien cayó de rodillas totalmente pálido y se acercó a su padre.

-¡Lo siento, mentí, los bomberos siguen apagando el incendio y es probable que nos tengamos que mudar por que todo fue total y completamente destruido! ¡Por favor, no me castigues como lo hacia mamá que cuando Marinette se enteré me hará dormir en una casita para perro por un año como castigo!

El hombre miró a su hijo y suspiró cansado.

-Ya le dije a Nathalie que preparé el baño para todos, a unos empleados que vayan a limpiar una casa de repuesto que tenía ya que me lo veía venir pero estara lista para cuando sus mujeres vuelvan y tú Adrien ve al rincón sin hacer ningún berinchito ¿entendido?

Todos asintieron menos Adrien que se cruzó de brazos molestó.

-Ya no soy un niño, ahora soy un hombre con O mayúscula así que no me darás órdenes.

Al hombre le dio un tic en el ojo y Emma se acercó a su padre enojada.

-Papi, ya deja de ser tan infantil y hazle caso al abuelo por que le dire a mamá que le contestaste y tu castigo será peor, además hombre empieza con h no con o.

El rubio hizo un puchero y se fue al rincón con sus hombros caidos mientras Gabriel agradecía tener a su nieta de su lado.
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Gabriel Agreste era un hombre de poca paciencia y muy severo. Todos sabían que era mejor no provocarlo o tendrían que dormir con los ojos abiertos, pero su mujer al igual que su hijo fueron los únicos valientes como para mentirle o provocarlo.

Miró a los tres niños y a sus padres. Veía como Emma juntaba unos vidrios rotos y a Martín jugando con una pelota en el suelo lejos del peligro.

-U...unos vándalos pasaron por aquí, tiraron la pelota y rompieron la ventana.

Pasó la mirada por cada uno ignorando a su hijo. Emma era su nieta preferida y muy responsable, jamás lo haría, Louis era un caos como su padre pero torpe como su madre así que lo descartó, Hugo era algo reservado y el que intentaba mantener a su hermano un poco controlado, Kevin estaba en su lista negra por que miraba mucho a su querida nieta pero era buen chico, Martín solo era un bebé y Emma lo estaba cuidando y finalmente ellos tres, los supuestos adultos que sudaban como si hubiesen corrido un maratón.

-¿Fueron ustedes?

Con un aura oscura se acercó a los adultos que se abrazaron del miedo.

-¡No es cierto, fueron los niños!

Los tres asintieron mientras los niños jugaban con Martín en el suelo.

-Si fueron los niños ¿por qué el video que me mando Louis muestra como ustedes tres estaban peleando por la pelota y luego la tiraron enojados destruyendo esta ventana?

Los tres retrocedieron asustados y salieron corriendo como todo ejemplo de hombres y padres que son.
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Con las chicas.

Las tres estaban en un lujoso spa en las aguas termales.
Marinette parecía más distraída de lo normal y sus amigas lo notaron.

-Ya Marinette, no tienes que preocuparte tanto, solo pasó un día, ni que fuesen a destruir tu casa.

La chica sonrió a sus amigas pero el mal presentimiento que tenía iba aumentando cada segundo.

-Por cierto, quiero drcirles algo muy importante y quiero que lo sepan antes que nadie más.

Las dos miraron a Chloe la cual tenía una sonrisa de oreja a oreja.
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Con los chicos nuevamente.

Louis sacaba fotos con alegría a los tres hombres que yacían en un rincón con un chinchon en la cabeza cada uno.

-Y todavía faltan 4 días.

Se miraron entre si y por primera vez se dieron cuenta de que literalmente no podían vivir sin sus mujeres.

-Apenas regresen de sus vacaciones, nos toca a nosotros.

Habló con valentía Nino.

-Yo quiero estar con Marinette por que después de que me castigue por quemar la casa por segunda vez me debe recompensar por ser buen padre.

Habló con lujuria Adrien.

-Yo prefiero estar en paz con Chloe y ese cinturón con púas que tiene.

Y ahora habló con desánimo Nathaniel.

-Lo más importante es que regresen lo antes posible para no volver a dejar que nos hagan esto de nuevo.

Todos asintieron dispuestos a tratar a su mujer como reinas para que no los dejen otra vez.

Y así pasaron el primer día con una casa quemada, una ventana rota, chinchones en las cabeza y viviendo con Gabriel Agreste al cual le comenzaban a salir las canas más rápido de lo usual.

NiñerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora