-Capitulo 2-

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Un mes. No había transcurrido más de un mes desde que comenzaron las clases y ya Perrie había demostrado un punto.

Bueno, dos.

Primero. Ella era, junto con varios chicos, el objetivo de las burlas en el salón y segundo, Jade y sus amigas si eran unas idiotas. Siempre la fastidiaban. No todo el tiempo era la castaña quien lo hacía, pero sí sus amigas y Jade sólo se reía de Perrie. Jesy, aunque nunca se hubieran metido con ella por su gran carácter, siempre permanecía con Perrie y Sam para que así no las molestasen más de lo debido.

Samantha Elliott. Era una chica que Perrie había conocido en el baño, cuando terminó embarrada de sopa. Un chico le había jugado una broma a la hora del almuerzo.

Jesy faltó ese día a clases y por esa razón estaba sola, o eso pensó, hasta que escuchó unos débiles sollozos provenientes del baño y descubrió a una pelirroja sentada en el piso. Se colocó junto a ella. También tenía el cabello mojado y permanecieron en silencio, hasta que Perrie habló.

-¿Qué te hicieron?

-Metieron mi cabeza al inodoro-le sorprendió, ya que las chicas de su salón eran malas pero no llegaban a tales extremos-. Fueron los de quinto-aclaró, al ver la mirada horrorizada de Perrie.

Ella suspiró, pensando estúpidamente que Jade era mala pero tampoco tanto. Se regañó mentalmente al pensar en ella. ¿Por qué le sucedía?

-Oh, ya veo.

-¿Tú?-le preguntó, detallando su camisa manchada de un liquido espeso.

-Sopa de champiñones-arrugó la nariz y después olfateó la tela-Lo peor es que odio los champiñones-la chica soltó una risa débil.

-¿Cómo te llamas?

-Samantha Elliot, pero puedes decirme Sam ¿y tú?-preguntó, estrechando su mano.

-Perrie Edwards.

Eso fue hacía unas dos semanas atrás y las chicas de inmediato hicieron clic. Le presentó a su compañera castaña y ahora las tres eran un trio de amigas inseparables. Si alguien intentaba molestarlas, salía Jesy a su defensa e incluso dejaba en ridículo al mismo abusivo. Por ello Perrie y Sam la adoraban.

Pero hoy, sus dos amigas se encontraban en clase de Arte mientras ella se dirigia a Historia. Se hallaba guardando unos libros en su casillero cuando observó una libreta azul en el piso. La recogió y pensó que era similar a la de Jade. Ella sabia que era estúpido pero, siempre que la castaña estaba cerca de ella, Perrie no podía evitar mirarla.

Por esta simple razón podría asegurar que esa libreta debía pertenecer a Jade Thirlwall, la castaña la cargaba con ella casi todo el tiempo. Escuchó unos pasos apresurados por el pasillo, acercándose, y una voz hablándole.

-¡Oye, eso es mío!-reconoció la voz de la castaña y se volvió para mirarla. Allí estaba frente a ella y pasaba sus ojos de la libreta al rostro de Perrie -. Devuélvemela-pidió, muy autoritaria.

A Perrie le molestó un poco su tono de voz, pero prefería no hacerla enojar. Verá Dios que le hacían ella y sus amigas si no se lo entregaba. Al recibirlo, Jade lo abrazó contra su pecho y suspiró, aliviada. Después clavó sus ojos oscuros en Perrie, muy severamente.

-¿Qué hacías con el?-preguntó de forma acusatoria y la rubia arqueó una ceja.

-¿Yo? Nada. Sólo lo encontré, en el suelo-dijo, observando con irritación sus ojos chocolate, le fastidiaba saber que la ponían nerviosa.

Rivales (Jerrie Thirlwards) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora