SeptiembreBueno, las vacaciones habían pasado muy rápido para el gusto de Perrie, sentía que los dos meses se le fueron volando. Hace varias semanas desde su cumpleaños y se encontraba otra vez desayunando, ahora con quince años, dispuesta a ir a su segundo año en la secundaria. Lo había pasado fenomenal, sus amigas y los primos de Jesy la habían mantenido distraída todos los días, conversaba hasta tarde con las tres chicas vía Skype. De alguna manera Cheryl era una de sus amigas cercanas y más ahora que asistirían juntas a la escuela. Su hermano, Archie, era un galán y siempre parecía amable con todo el mundo.
Lo único desgraciado en todos esos días fue una persona que no salía de sus pensamientos: Jade Thirlwall. La chica, que por cierto, Perrie odiaba y le estaba haciendo la vida imposible. Todos los días recordaba sus ojos. Había logrado dejar de escucharla o pensar en su risa pero lo único que su mente no podía olvidar, eran sus malditos ojos. Ahora, pensar que hoy la volvería a ver, le revolvía el estómago de una forma impensable, se sentía nerviosa y a la vez ridícula por sentir nervios.
Aunque vivieran en la misma ciudad, nunca se la encontró y todo eso debido a que se enteró de que se fue a un viaje fuera del país, pero ya volverían al instituto y sea cómo sea, alli desgraciadamente estarían cara a cara.
-¡Ahg, enserio, que horror!-dijo hundiendo el rostro entre las manos y su madre, Debbie, la miró divertida.
-¿Sigues atormentada por esa niña, cariño?-claro, durante todo el año Perrie le había hablado sobre las chicas que la fastidiaban, diciendo que no era tan grave como para acusarlas y restándole importancia.
-Por qué se preocupa tanto por una chica?- preguntó Alexander, cómo siempre él no entendía la situación.
-Porque esa niña lleva haciéndome imposible la vida-dijo dándole un mordisco a su emparedado, sentía la mantequilla de maní en el paladar-Por eso no quiero verla.
-Parece todo lo contrario, cariño. Has estado muy ansiosa estos días-le guiñó un ojo y Perrie se ruborizó.
-¡Mamá!-la regañó, escuchando su risa.
Después de un rato salió directo a la escuela, vestía al igual que toda la vida: camiseta de tiras, una chaqueta jean y unos vaqueros desgastados, en conjunto con sus zapatillas converse. Al llegar, a la primera que encontró hablando en el aparcamiento fue a Jesy. Conversaba alegremente con sus amigos de la infancia y al acercarse, todos la saludaron con ánimos. Cheryl se echó a los brazos de Perrie y se colgó de ella, todos comenzaron a reír.
-Pelirroja, déjame respirar! Si nos vimos ayer- reclamó, divertida, cuando Cheryl se separó y le guiñó un ojo.
Siguieron conversando hasta que llegó Sam, parecía muy feliz y los saludó a todos con la dulzura que la caracterizaba. Después de un rato escucharon el chirrido de unos neumáticos y apareció un convertible azul cerca de ellos, todo el mundo observaba la escena. Como si fuese una película, de el comenzaron a bajar los que conformaban al grupito.
Ariana y una chica llamada Leigh-anne, conversaban animosamente entre ellas y no lucían igual que el año anterior. Ya al cumplir los quince años era cuando las chicas comenzaban a madurar, claramente lo habían hecho ya que vestían con unos jeans de mezclilla y unas blusas vaporosas que dejaba al descubierto el abdomen. Incluso se podría decir que tenían maquillaje. Brad y Jed eran otra historia, vestían con unas camisas holgadas de ultima marca y chaquetas de cuero. Jed fue hasta la puerta y le abrió a una castaña. Esa era claramente Jade Thirlwall, la que Perrie conocía del año pasado era pequeña frente a esta. Estaba radiante y el sol de la playa le había dejado un hermoso bronceado. Vestía una falda negra junto con una camisa rosada de tiras que dejaba ver un poco de su estómago y una chaqueta, muy grande para que fuera de ella.
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Rivales (Jerrie Thirlwards) Editando
FanfictionPerrie Edwards comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus amigos, entre un grupito de chicas que la fastidian conocerá a la popular Jade Thirlwall. Durante varios años ellas comienzan una gran rivalidad entre ellas, se odiaban a muerte o al...