Capítulo Extra 2

2.9K 145 1
                                    


-¿Sesión de estudio?-Peyton observaba a su mejor amiga guardar sus libros en el casillero.

-Eso mismo, Peyton- Jade respondió rodando los ojos.

Estaban en pleno pasillo, era la última hora de clase. Peyton intentaba convencer a su mejor amiga que la acompañara a su casa esta tarde. Jade se había negado, en este mes matemática comenzaba a dificultarse y, a pesar de ser inteligente, quería quedarse unas horas en la biblioteca repasando las clases de la semana. La ojiverde quería tener una noche de películas, pero la castaña insistía en tomar la tarde para los estudios.

-¿Y en donde piensas estudiar?-la chica de ojos chocolates hizo un mohín.

-En la biblioteca, Peyton -al ver los ojos confundidos de su amiga le sonrió divertida. - Sí no sabes, es una habitación con estanterías y mesas en donde hay una gran cantidad de libros...

Peyton la detuvo, alzando la mano frente el rostro de la castaña, torciendo la boca un poco ofendida.

-Se lo que es una biblioteca, Jadey -bufó al escuchar la risa de la castaña.

-¿Entonces?

-Me refería ¿No podrías estudiar en mi casa? Es lo mismo-la rubia ojiverde alzó los brazos.

Jade negó suavemente con la cabeza, colgándose la mochila del hombro.

-No podría concentrarme.

-¿Y porque?

-¿Tú me dejarías estudiar en completo silencio y sin hablarme una sola vez en toda la tarde?-le dijo alzando una ceja, Peyton mantuvo la boca cerrada.-¿Ves? Prefiero ir a la biblioteca.

Peyton aceptó a regañadientes, alegando que aquella tarde planeaba comer un gran razón de helado de fresa y galletas, sin ella. (Es lo que yo estoy comiendo ahorita, sienta celos)

La castaña sintió una lagrima caer, ella también quería helado y galleta, pero a duras penas acepto su destino y fue pesadamente esa tarde a la biblioteca. Planeaba vengarse de Peyton Kennedy, tal vez encerrándola en su baño mientras Jade comía una caja entera de pizza al lado de la puerta.

Sonrió, más animada por su malvado plan. Esperaba pasar unas horas tranquilas, en estos días no muchas personas acudían a la biblioteca así que estaría prácticamente sola (Y con la bibliotecaria, pero a quien le importa) Al llegar a la entrada sintió que su corazón le subía a la garganta, como un acto reflejo se ocultó detrás de la puerta, respirando rápido.

Cuando ya estaba levemente calmada, aspiró profundo y asomó la cabeza para observar nuevamente. En unas mesas más lejos estaba Perrie Edwards, de espaldas, pero Jade podía reconocerla. Por su cabello, el de la ojiazul era de un hermoso rubio platinado inconfundible, también por la ropa que llevaba ese día, unos jeans blancos y un jersey. Se preguntaba en qué momento le había tomado importancia a lo que vestía Perrie, y eso que solo la había visto una vez en el día.

Jade sintió la tentación de irse, estudiaría otra tarde y así comería helado en casa de su amiga. Todo perfecto. Pero ella quería estudiar, no se iba a privar de hacerlo solo por qué la tonta de Perrie Edwards estaba en la biblioteca. Bastaría con ignorarla y ya, no tenía por qué sentirse cohibida por ella de todas formas. La perdedora era la rubia, no ella.

Con la barbilla en alto y la espalda recta, para mostrarse segura, fue hasta una de las mesas junto a la ventana. En ningún momento observó a Perrie, no le daría la satisfacción de que la chica de ojos azules fuera consciente de la atención extra que le daba la castaña. Con orgullo abrió su libro de cálculo y empezó a estudiar, anotando las fórmulas.

Pasaron dos horas, Jade era plenamente consciente de la presencia de Perrie a unas mesas frente a ella, pero aun así no había levanto la mirada del libro ni una sola vez. Merecía un premio. Justo cuando ya empezaba a concentrarse en la materia, había estado distraída pensando si Perrie la había visto, cuando escuchó una silla arrastrarse.

Su cabello cubría su rostro, por ello pudo observar discretamente como Perrie se levantaba de la mesa con su mochila, dando por terminado su sesión y planeaba irse a su casa. Perrie estaba con los audífonos y la mirada perdida en otro lugar, no parecía haberse percatado ni de cerca de la presencia de Jade en la habitación. A la castaña le molestó como también la hizo sentirse aliviada, en partes iguales.

Perrie se estaba yendo, Jade sintió un ridículo impulsó de llamarla o algo para evitar que se fuera. Pero se mantuvo firmemente sentada, a ella no le importaba. Clavó sus ojos en las páginas de números, la siguiente hora estudió perfectamente, ahora sin ninguna distracción. Al día siguiente, en la cafetería, estaba lanzándole miradas asesinas a Peyton por haber comido helado sin ella ¡Incluso le envió fotos cuando lo hacía, traidora!

La rubia ojiverde solo se reía, al sonar la campana la chica de ojos verdes  fue a sus clases mientras Jade prefería ir al baño antes. Se estaba lavando las manos, pensando si llegaría a tiempo a la clase de Historia, cuando la puerta se abrió. Sintió un vuelco en el corazón, eran las voces de Sam Elliott y, obviamente, Perrie Edwards.

Su cuerpo reaccionó sin preguntarle, fue hasta una de las casetas y se ocultó en ella cerrando la puerta con pestillo. Para evitar que la descubrieran se subió en el inodoro, con la tapa cerrada por supuesto. Ni ella misma entendía el por qué se escondía ¿Por qué tendría que tener pánico de que la vieran? No le interesaba para nada sea lo que fuera de lo que hablara Perrie con su amiga. Aún así estuvo atenta a lo que decían (Se contradice ella sola)

-¿Estudiaste algo, al menos?- Sam le decía a la rubia, se escuchaba el agua del lavabo -. El examen de Ingles es la próxima semana.

-Intenté, lo juro -Jade contuvo la respiración al escuchar la voz de Perrie, no entendiendo el porque .- Pero se me dificulta, en verdad prefiero cualquier otra materia.

-Tendrías que pasar más horas estudiando-sugirió la castaña.

-Ayer estuve toda la tarde con un maldito cuaderno, Sam -Perrie suspiró con una voz rendida. - Supongo que ir toda la semana a la biblioteca podría ayudar ¿Verdad?

-¿Cómo ayudaría?- Sam parecía divertida.

-Cuando estudio en la biblioteca me siento más inteligente-la rubia dijo y pronto se escucharon las risas de la otra, Perrie bufó -. ¡Venga, no te burles!

-¡Es que es absurdo, Pez!-después de unos segundos más de risas volvió a hablar -. Si sigues así terminaras todo el año en la biblioteca.

Estuvieron un rato riéndose entre ellas por la falta de interés de la rubia en estudiar Ingles, hasta que finalmente se fueron. Jade abrió lentamente la puerta, para asegurarse de que estaba sola. Salió rápidamente del baño, de camino a su clase, pensado que seguramente llegaba tarde, nuevamente algo le salía mal por culpa de la rubia. Pensaba en no volver a la biblioteca, si lo que decía Sam era cierto, Perrie estaría mucho tiempo con ella durante sus sesiones de estudio. Tal vez podría estudiar en...otra parte, para no cruzarse con la rubia. Si, lo mejor era aquella decisión. Se lo estuvo repitiendo a sí misma durante la primera hora de Historia. Aun así, esa misma tarde se hallaba nuevamente sentada en una de las mesas de la biblioteca, furiosa consigo misma por ir.

Miraba distraídamente su cuaderno, dando pequeños vistazos a la puerta. Ella había llegado más temprano, Perrie aún no aparecía. Al verla llegar se le quedó mirado, Perrie entraba con un suéter un poco grande para ella y dando un pequeño bostezo. Fue hasta su mesa, Jade podía verla de frente, y sin darle un vistazo empezó a leer.

Jade la miraba, como la luz del sol de la ventana tras ella le daba a Perrie en el rostro, haciéndola parecer hermosa. Jade sintió un extraño calor en sus mejillas ante esos pensamientos, se levantó inesperadamente y, con cuidado de que la rubia no la viera, se escabulló por unas estanterías hasta salir del lugar. Estaba confundida, últimamente siempre sentía estas nuevas sensaciones con la presencia de la rubia, quería estar lejos de ella. Unos dos días después y Jade siguió asistiendo todas las tardes a la biblioteca, sin comprender por qué a pesar de no querer ver a la rubia no podía mantenerse lejos de ella.

Rivales (Jerrie Thirlwards) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora