Capítulo 2: Fugaz.

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—Mamá, ¿existen las almas gemelas?

La pregunta sale al aire de la nada, o eso es lo que le parece a su madre, porque en realidad Jeongguk está aterrado. Para ser tan joven, ni él mismo entiende cómo puede tener tantísimo miedo. Aquella noche en la que volvió a su cuarto tras conocer a Taehyung, se preguntó de dónde venía con exactitud ese irrefrenable temor. ¿Era miedo a lo desconocido, porque nunca se había encontrado a alguien así en aquellas circunstancias? ¿Sería miedo a su propio destino? ¿Por qué el nombre de Taehyung apareció de la nada en su muñeca?

Para ser completamente honesto consigo mismo, aún le tiemblan las piernas y la voz cuando se dirige hacia su madre y le suelta aquella pregunta. Había leído del tema en algún que otro libro y se lo había oído mencionar muy de pasada a algunos sirvientes de palacio, pero nunca ningún profesor le dijo nada al respecto. Tiene la sensación de que le están escondiendo algo, y ese algo es lo suficientemente importante como para tenerle despierto todas las noches. No puede dormir, su mente no encuentra descanso... Incluso tiene miedo de volver al escondite secreto.

Han pasado cuatro días desde que conoció a Taehyung, y todo su ser le quema porque necesita volver a ese lugar, volver a verle; pero tiene demasiado miedo de lo que pueda ocurrir si hace aquello.

—Quién pensaría que saldrías todo un romántico —responde su madre, con una sutil sonrisa. Se sienta en el diván colindante al gran ventanal de la entrada de la biblioteca, donde suele pasar la mayor parte de sus días, y Jeongguk toma asiento a su lado—. ¿Por qué preguntas eso, hijo? ¿Acaso le has echado el ojo a alguna dama de la corte?

¿Echarle el ojo a alguna dama? Sólo tiene ocho años, ¿por qué diría algo así su madre? Si trata de desviarle del tema original haciéndole preguntas incómodas, que ni lo intente. Jeongguk quiere respuestas, y las quiere pronto. Si un niño es algo, ese algo es testarudo.

—No me interesan las damas de la corte —le dice, tajante. Su madre se pone cómoda en el diván, subiendo ambas piernas, esperando a que su hijo continúe hablando—, es sólo que tengo curiosidad.

—Cariño, sabes que me puedes contar cualquier cosa —le recuerda, antes de que el pequeño diga una palabra más—, ¿verdad? Estás un tanto ido desde que volviste del bosque por última vez. ¿Encontraste la mariposa que buscabas?

Jeongguk mira a los ojos a su madre, largo y tendido, antes de volver a apartar la mirada y suspirar. No le va a decir nada, lo sabe, ¿para qué seguir intentándolo? Una parte de él se siente decepcionada, no porque aquella mujer no le diga nada de lo que realmente quiere saber, sino porque esa mujer es su madre. ¿Acaso no siente nada al ver a su hijo tan "ido"? No está ido, está triste. Tiene miedo. ¿Acaso a su madre no le importa?

—Era muy tarde, así que no estoy seguro al cien por cien —tantea sus palabras, no sabiendo muy bien qué decir para que su madre no sospeche nada—, pero definitivamente creo que vi algo. Me gustaría volver pronto. Si de verdad era aquella mariposa, quiero volver a verla.

—Entonces ve, cielo. Se te nota muy triste estos días —le dice, como si él no lo supiera ya—, y no sé si es por la mariposa o por tu cuestión sobre las almas gemelas —Jeongguk se limita a encogerse de hombros, callado, y mira sus manos—, pero no te preocupes por ello, ¿de acuerdo? Cuando encuentres a la persona indicada, lo sabrás.

—¿Y cómo lo sabré? —suelta sin pensar, aunque no espera que su madre le diga nada en concreto. No espera nada de ella.

—Lo sabrás porque sentirás que su nombre está escrito por todo tu cuerpo, en lo más profundo de tu piel. Lo sentirás porque estará ahí dentro, en lo más profundo de ti, y dolerá.

Prince ➳ TaeKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora