Capítulo 5: Tienda de Magia.

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Al otro lado del bosque está la nada. La oscuridad más absoluta se extiende por todos y cada uno de los rincones más profundos del bosque, aún en los días más brillantes. Un lugar peligroso que no se le recomienda a nadie, ni incluso a los héroes más valientes. Sólo aquellos que tienen el privilegio de dominar la magia negra pueden acceder a él, aquellos que son rechazados por la sociedad mágica. Y dado que son marginados por el resto de su gente, son los únicos que habitan el bosque.

En algún lugar de las profundidades del bosque, se encuentra la tienda. Rodeada de frondosos árboles del amor de los que cuelgan largas plantas con flores moradas y al final de un camino destruido, es casi imposible de encontrar. Son unos pocos los privilegiados que conocen la única ruta para llegar a ella, no obstante, son muchos los que intentan llegar, en vano, a ella. Gente ilusa que piensa que, con la ayuda de las luciérnagas y ninfas, pueden llegar de una sola pieza. Pero ninguno de ellos tiene la suficiente inteligencia para pensar en las miles y una posibilidades que se pueden dar en el bosque.

Quizás, si fuera un bosque normal y corriente, no habría más problema que los animales. Pero en un bosque mágico, las posibilidades son infinitas. Espejismos, ilusiones, hadas, bestias mitológicas; árboles y rocas que hablan y no son precisamente amables; ríos profundos cuya fuerza te ahoga en minutos. En definitiva, es un lugar del que la gente sensata ha de alejarse. Porque un paso en falso puede suponer la muerte inmediata, o deambular sin descanso durante siglos, sin ser capaz de salir del bosque.

Un lugar en el que el clima no cambia, siempre es el mismo. Un sitio en el que llueve todos los días del año, sin excepción alguna. La contraparte perfecta de la utopía que es el reino vecino. Y, si una utopía puede dar miedo de lo perfecta que es, ese lugar es extraordinariamente aterrador. Un reino en el que la magia puede ser usada a las anchas de aquel que pueda controlarla, la peor pesadilla de la humanidad.

Sólo hay una forma de llegar a la tienda de magia desde el palacio del rey, y es un recorrido largo y dificultoso, hasta para aquellos que conocen el bosque como la palma de su mano. Es necesario desviarse del camino principal un par de veces para llegar, y una vez has burlado el camino principal, has de encontrar el gigantesco árbol que da vida al bosque. Es sencillo de distinguir, pues desde lejos puedes atisbar el brillo de las luciérnagas que habitan en él; el problema es seguir a partir de ese punto. En la mera teoría, has de seguir recto tras ver el árbol, hacia el norte, hasta encontrar los restos de un camino antiguo, roto, manchado de sangre. Luego hay que desviarse y seguir caminando por la derecha. Entonces, unos gigantescos árboles de un color azul oscuro harán de muro inquebrantable, impidiéndote el paso y, dados ese punto del camino, la lluvia comenzará a ser cada vez más fuerte. Pero no hay más que seguir recto, ignorando lo que digan, pues no son más que una ilusión creada por un mago para proteger la tienda. Pero, claro, la práctica es un tema completamente diferente. Las personas que han puesto un pie dentro de esa tienda son unas pocas.

Un día cualquiera, en el que la tormenta es más violenta de lo normal, un hombre sale de palacio, cabalgando con destino a la tienda. Un hombre con un mensaje que ha de transmitirle al mago, por petición directa del rey, lo más rápidamente posible. Alguien que ha recorrido aquel tortuoso camino las suficientes veces como para no perderse nunca. Alguien que sostiene una afilada espada y es protegido por la magia del rey.

Aquella tarde irreconocible, más negra que la noche, llega a trote a la tienda, tras horas de viaje. Se baja de su caballo con cierto cansancio, y suspira mientras le deja atado en un lugar cercano. Se para frente a la puerta de la tienda, contemplando la posibilidad de tocar a ella o, simplemente, abrirla. Se decanta por lo último, acariciando la funda de su espada, que descansa pegada a su muslo izquierdo.

El interior de la tienda es casi tan oscuro como el bosque, si no más. El aire está impregnado de una aroma dulce, huele a moras; pero el resto del lugar está lleno de estantes llenos de polvo en los que yacen cientos de botes verdaderamente extraños. Botes que parecen llenos de pura energía, de una masa eléctrica de diferentes colores que flota en el cristal. Tarros que probablemente tengan flores que sólo crecen en lugares remotos y cualquier otra cosa que sea necesaria para realizar un conjuro. Posiblemente hasta ojos humanos. Al fin y al cabo, él domina la magia negra, ¿no? Ni siquiera se sorprendería si le dijeran que en alguno de ellos están las alma de niños sacrificados.

Prince ➳ TaeKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora