Cierto chico pálido con hebras marronas miraba con ansiedad el reloj de su muñeca, y se río al encontrase así mismo y por voluntad propia llegando tarde al trabajo y tomando el mismo tren que ayer había compartido con el sexy hombre que lo había tocado.
Si era una locura, una locura que quería volver a cometer, las veces que fuera necesarias y si es posible llegar mas lejos.
El tren llego y subió después de haber pasado entre el murullo de gente que salía de este.
Y lo vio ahí con una sonrisa de oreja a oreja que lo hacia ver mas atractivo de lo que lo recordaba.-Buenos días precioso.-Saludo coqueto.
El hombre puso su brazo contra una de las puertas de cierto modo atrapándolo contra esta.
-¿Que tal tu mañana?-Pregunto todavía sonriendo. Y JungKook quiso golpearlo, golpearlo por ser tan hermoso ante sus ojos, golpearlo por ser tan sexy, golpearlo por su estremecedora y ronca voz, golpearlo por otras -muchas- razones... Pero sobre todo golpearlo por hacer que los conejos que creía ya casi muertos en su estomago empezaran a saltar eufóricos como si al frente de ellos se encontrara una gigante y deliciosa zanahoria después de 10 años sin comer.
-Pues empezara con la bronca de mi jefe.-Pudo decir JungKook el cual estaba perdido en su mente pensando lo bien que le quedaba esa chaqueta negra de cuero, con esos hombros anchos y sobre la camisa rosa abajo, que no por ser rosa lo hacia menos masculino y los jean negros que hacían juego con sus ádidas negros agregándole su pelo rubio despeinado como si poco le importara que estuviera así de revuelto que solo hacia que se viera mas sexy y de repente se le empezara a secar la boca.
-¿llegando tarde?-Pregunto alzando una ceja. Dios, ¿Porque todo lo que hace es tan caliente? Pensó el pequeño sintiendo sus mejillas acaloradas.
Atino a asentir tontamente y una mueca divertida empezó a generarse en la cara del hombre frente a el hasta que soltó.
-De casualidad... ¿Es por mi?-
¡Ahh! Que creído eres ¡Ni que estuvieras tan bueno! Bueno si lo estas... ¡Ah! ¡Maldito sexy! Pensó JungKook en su interior. Y sintió sus mejillas aún más calientes que antes, por lo que aparto la mirada al sentirse descubierto y optó a no responder para no dar lastimas con sus posibles balbuceos.
Claro que es por el.