Capitulo 6: OTRA VEZ

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MEGAN
No entiendo porque regreso una y otra vez a este lugar que detesto a pesar de que fue entre estas paredes que viví mi infancia, la mujer de cabello cobrizo, ebria y desnuda en el sofá es la respuesta y un recordatorio burlón del futuro que no quiero para mí, camino a la habitación intentando no pisar toda la ropa sucia desperdigada por el piso, paquetes de comida a domicilió y la misma comida enmohecida se mezcla con ropa interior sucia se me revuelven las tripas, pero el hombre desnudo en la cama me genera más repulsión aún; apesta, es gordo y calvo. 

Se nota que los estándares de mi madre han bajado potencialmente solo hay que ver mi apariencia, es cierto que  tengo cierto parecido a mi madre pero mi cabello rubio y mis ojos azules tan diferentes a los miel de ella dan a entender que mi padre era guapo como mínimo y ahora esa asquerosa versión de papá Noel, cierro la puerta de la habitación para no verlo y voy hacia la cocina al pasar detrás del sofá donde esta acostada mi madre noto que le duele el cuello, esta incomoda.
<<¿Por qué ella está en el sofá y no en la cama?>>
No entiendo esta es casa de mi madre, al entrar en la cocina el olor a podrido es insoportable hay platos, sartenes y cacerolas por completo enmohecidas abro la ventana de la pequeña cocina pero no ayuda demasiado.
Soportando lo mejor que puedo las arcadas abro la puerta del refrigerador, está vacío a excepción de la carne echada a perder, la cerveza y un paquete de aluminio y plástico que por la evidencia de cucharas quemadas y jeringas regadas por el apartamento es droga <<Otra vez>>.
Un ruido en la sala me pone alerta y cuando salgo de la cocina veo a mi madre sentada en el sofá que ahora caigo en cuenta esta vomitado, sigue desnuda y no parece importarle que yo esté aquí o el vómito en el sillón.
—¡Ah! ya estás aquí, bueno dame dinero y vete estoy ocupada— la desfachatez con la me háblame enerva.
—Sí... ya veo, realmente ocupada— la repulsión en mi voz no debe de pasarle desapercibida pero la ignora.
—Rápido, no tengo todo el día— me dice mientras truena los dedos, lanzo un pequeño sobre blanco a la mesa de centro y ella lo toma ávida mientras yo me doy la vuelta para salir de este lugar, estoy a medio camino cuando su voz me detiene.
—Alto... tú, puta insignificante te quieres pasar de lista este no es todo el dinero...
—Es todo el que te voy a dar— intentó que mi voz no tiemble y que no se note que sus palabras me lastiman, veintiún años siendo consciente del odio y desprecio que me tiene la mujer que me dio la vida uno creería que ya no debería sentir nada, pero sus palabras me aguijonean el alma y el autoestima como nadie se imagina.
—Ah, si... ¿porque lo dices tú? — se levanta desnuda y se acerca a mi porte amenazador, quiero irme pero mis pies están clavados al suelo mi corazón se acelera y me cuesta trabajo respirar tengo miedo, pero intento que no se refleje en mi rostro, enderezo la espalda y alzo la barbilla, pero mi valor se va al traste cuando ella llega hasta mí y me agarra con fuerza del cabello.
—A mí, tú no me pones condiciones, ¿lo entiendes? Tú no eres nadie para ponerme condiciones...además no es que sirvieras para otra cosa ¿o sí? — los tirones en el cabello asen que me arda el cuero cabelludo, los ojos me pican, a pesar de que soy más alta que Roxana y las botas de tacón, ahora estoy doblada por la mitad mientras ella me grita al oído.
—Mejor dile al tipo que te pague o ¿ya eres gratis? — sé que la estoy provocando pero no puedo parar mis palabras a tiempo.
—Dejen de hacer ruido— una voz rasposa e irritante grita, mi madre me suelta para ver al gordo que está en la puerta del cuarto y también está desnudo.
<<¿Que no conocen la ropa? >> pienso mientras intento controlar las náuseas y veo asía el lado contrario.
—Ah, perdona no quera despertarte— la voz de Roxana ahora es dulce y chillona— ¿quieres desayunar?
—Tú trae el desayuno y yo veré si como o no estúpida— contesta el con fastidio como si ya hubiera dicho lo mismo más de una vez.
—Idiota— mascullo pero Roxana me ha escuchado y para cuando me doy cuenta tengo la mejilla roja por la cachetada que he recibido de su parte.
—Cierra la boca— me chilla, su voz a perdido toda la dulzura.
—Yo sé para qué deberías ocupar esa boca de puta— la voz del sujeto hace voltear a mi mamá, ahora está más cerca y su mirada lasciva recorre mi cuerpo a pesar de tener a mi madre desnuda frente él.
—Lárgate... no quiero ver tu estúpida cara— no me lo tiene que repetir, doy media vuelta y apresurando el paso salgo de ese maldito departamento.
No paro, ni ralentizó el paso hasta que estoy en mi auto y solo entonces respiro tranquilamente, sin demora enciendo mi auto y me alejo cada vez más de ese lugar al que nunca llegue a considerar hogar.
Llego a la calle 8 donde en un pequeño edificio de oficinas se encuentra mi consultorio; antes de bajar me cepillo el cabello y me retoco el maquillaje, he presionado la botella de agua fría que tenía en el auto contra la mejilla durante el trayecto bajo de mi auto y antes de entrar en mi edificio decido pasar a la cafetería que está enfrente para comprar un bocadillo y un café helado. Mientras espero en la fila juego en mi celular, cuando percibo una presencia detrás de mí, me remuevo un poco incomoda sin saber porque hasta que de repente escucho la voz que ha protagonizado mis fantasías los últimos cinco días.
—Si te invito un café ¿huirás otra vez? — doy la vuelta para encararlo.
—No huí, fue una retirada estratégica, Rafael— mi ceja arqueada, la sonrisa burlona junto a mis palabras le sacan una carcajada ronca y masculina.
<<Oh, por todos los cielos que bien suena>>
—Entonces ¿un café? — asiento con la cabeza, embelesada por su sonrisa, tiene los colmillos ligeramente encimados en los dientes aledaños, pero eso solo le da un toque vampiresco a su sonrisa y las pequeñas motas doradas de sus ojos verdes parecen resplandecer.
—Eres más guapo a la luz del sol— le comento mientras avanzamos en la fila él se coloca detrás de mí y se acerca para hablarme al oído el calor que emana de su cuerpo me envuelve y el olor de su colonia llega a mis fosas nasales.
<<Que bien huele ¿Qué aroma será?>>
—Eso debería decirlo yo preciosa— su aliento rosa mis oídos y hace reaccionar a todo mi cuerpo que no ha olvidado las caricias de aquel hombre. Mientras pide su café pone su mano en mi espalda justo donde empieza la curva mi espalda y voltea verme para que haga mi pedido.
— ¿A qué nombre? — pregunta la joven que nos atiende.
— ¿A ella si se lo darás o seguirás siendo la mujer misteriosa? — su pregunta me hace gracia
—Megan— contesto a la chica y ella toma la tarjeta que le extiende Rafael, giro para encaminarme a una mesa en lo que esperamos y él me sigue poco después.
***RAFAEL***
<<Megan>> como una repuesta a mis plegarias, así suena su nombre, el de la hermosa rubia que no ha salido de mi cabeza desde que la tuve entre mis manos, mientras la sigo a una mesa hipnotizado por el movimiento de sus caderas al andar me prometo que no descansaré hasta hacerla mía. <<Otra vez>>

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⏰ Última actualización: Apr 27, 2020 ⏰

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