Salida.

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-N. O. -
Para Samuel el día en el trabajo había pasado más rápido de lo usual, y realmente lo agradecía.
El chico terminó su turno y tras despedirse de sus compañeros de trabajo salió del hospital para dirigirse a casa y salir con Guillermo, pues le había prometido que saldrían a comprar lo que necesitara y no pensaba romper la promesa una vez más. Volvió a casa y de alguna forma todo estaba pasando rápido, pues a su forma de ver, el camino a casa también había sido corto.
Bajó de su auto y se encaminó a la entrada de su hogar, cabe mencionar que mantenía una ligera sonrisa en su rostro, estaba de buen humor, cosa que para cualquiera sería extraño, pues después de una dura jornada de trabajo como lo era la de Samuel, no se podía llegar a casa de buen humor y teniendo energías para salir, pero ahí estaba él, feliz de la vida y con energía de sobra. Entró a su hogar y como ya era costumbre fue bien recibido por su pequeña Kira, y detrás de ella venía Guillermo, Samuel comenzó a hacerle cariños a su mascota.

Guillermo.- Bienvenido, Samuel
Samuel.- Gracias, Guillermo...

El chico alzó la mirada y vio a Guillermo, quien usaba aquella ropa que le había dicho tenía para él, esta le quedaba un poco grande pero a ojos de Samuel se veía extremadamente adorable... Y es que aunque quisiera negarlo, Guillermo era demasiado tierno, no entendía por qué lo pensaba así, pero no sería él quien se contradijera.

Guillermo.- Hum... ¿P-Pasa algo?
Samuel.- No, nada... Solo que... Te queda bien
Guillermo.- G-Gracias...

Las mejillas del chico se enrojecieron, y por alguna razón Samuel pensó que era lo más lindo que había visto en la vida.

Samuel.- ¿Listo para salir?
Guillermo.- ¿N-No quieres comer algo antes?
Samuel.- A menos que ya lo hayas preparado, por mi parte no es necesario, no tengo hambre por ahora, si te apetece podemos comer fuera por hoy ¿Qué dices?
Guillermo.- Está bien...
Samuel.- Perfecto, vamos entonces

Tras dejarle comida y agua a Kira, ambos chicos salieron de casa en dirección al centro comercial. Guillermo estaba un poco nervioso, pues esta sería la primera vez después de muchísimo tiempo que compraría cosas nuevas en un sitio tan grande y repleto de gente como lo era el centro comercial. Además, temía que las personas lo mirasen, quería evitar las miradas de asco que había recibido en más de una ocasión...
Aunque esta vez era diferente.

Una vez llegaron y bajaron del auto, Samuel le pidió al chico que lo siguiera y no se separara por nada del mundo, Guillermo asintió.
Comenzaron a caminar y ya una vez dentro del centro comercial, Guillermo comenzó a sentirse nervioso. ¿Y si alguien lo sacaba de ahí por ser él? ¿Y si lo miraban raro? ¿Y si alguien le decía algo? El chico había pasado la mayor parte de su vida siendo despreciado por los demás, siendo ignorado por no ser más que un "vago", el chico estaban muy nervioso...
Samuel se colocó justo al lado de Guillermo y sin previo aviso, tomó su mano. El menor se giró a verlo, sorprendido y con las mejillas ruborizadas, Samuel sólo sonrió.
Guillermo no entendía por qué lo hacía... ¿Y si alguien le decía algo a Samuel? ¿A caso no le daba vergüenza ir con él? ¿No le daba asco...?

Samuel.- Tranquilo, nadie te dirá nada, eres una persona normal, Willy, luces como una persona más, pero más lindo... - Susurró esto último desviando la mirada, aunque el menor logró escucharlo.

Guillermo estaba a punto de llorar de felicidad, desde hace muchísimo tiempo que nadie tocaba su mano y le trataba con cariño, hace tanto tiempo que nadie le hablaba tan lindo como lo hacía Samuel... Hace muchísimo tiempo, que había dejado de sentirse querido... Y era la primera vez que le daban un apodo... "Willy". Le gustaba. Le gustaba porque se lo había dicho Samuel... Le gustaba, porque había sido Samuel quien le había dado ese apodo, quería ser llamado así de ahora en adelante.

Guillermo.- Willy...- Dijo en un susurro que Samuel logró escuchar, pues el mayor estaba atento a todo lo que hacía y decía Guillermo.
Samuel.- Ah... Lo siento... ¿No te gusta?
Willy.- Me gusta... Me gusta mucho, por favor... Ll-Llamame así de ahora en adelante...
Samuel.- *sonríe* Esta bien, Willy

Ambos chicos sonrieron, por un momento habían olvidado en dónde estaban y para qué...

Samuel.- Sí quieres algo, solo dímelo, compraremos todo lo que quieras, no te contengas
Willy.- E-Esta bien...

Estuvieron unas horas entre local y local, buscando y comprando todo lo que Willy necesitaría.

Samuel.- ¿Seguro que no quieres nada más, Willy?
Willy.- Seguro
Samuel.- Está bien, iré a pagar esto, puedes seguir viendo si quieres y dime si hay algo más que quieras
Willy.- Gracias...

Samuel sonrió y se dirigió a pagar.
Mientras la cajera hacía lo suyo, Samuel observaba a Guillermo, quien se mantuvo unos minutos mirando un peluche de tortuga que había en un estante. Aquella tienda era de almohadas, cobijas, sábanas, etc...

Una vez terminó de pagar llamó a Guillermo y ya estando fuera del local le pidió que lo esperase unos minutos, que había algo que necesitaba comprar y había olvidado.
Willy aceptó y lo esperó fuera.
Tras unos minutos Samuel salió del sitio y así, finalmente, se encaminaron al automóvil del mayor para volver a casa.

En el camino se mantuvieron hablando de distintos temas, conociéndose mejor, entre charla y charla, Samuel le contó a Willy que cuando era pequeño le decían "Vegetta", y después de contarle la razón el menor decidió que a partir de ahora lo llamaría así, para tener un apodo para él también.
Samuel solo rió y le hizo saber al menor que estaba de acuerdo.

Guillermo seguía sin creerse que alguien como Samuel hubiese aparecido en su vida, era tan amable, tan agradable... Tan lindo... De verdad que Samuel, para él, era como su héroe... No sabía como podría agradecerle todo lo que estaba haciendo por él, y es que no solo le estaba dando un hogar, si no que también lo hacía sentirse como en uno... Parecía como si ese fuera su hogar de toda la vida.
En el camino de regreso, Samuel paró en un restaurante familiar, en el que le pidió a Guillermo que ordenara absolutamente todo lo que quisiera, Willy no hizo más que agradecer.

Samuel quería que el chico se sientese bien, quería hacerlo feliz... Porque, aunque no fueran familia de sangre, lo sentía tan cercano, tan especial... Quería protegerlo y mantenerlo cerca, le gustaba ser la razón de su sonrisa... Willy le hacía sentir cosas que hace tiempo había dejado de sentir... Y el castaño no comprendía cómo lo hacía... Pues ni siquiera pareciera como si Willy se estuviera forzando a cambiar por agradarle a Samuel, y eso a Samuel le agradaba, le gustaba que Willy fuese tan natural, tan él...
Ambos chicos se sentían cómodos con la compañía del otro, era como si estuviesen destinados a estar juntos...

Thanks, Kira. =Wigetta=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora