VI - Then

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Then: 18 YEARS OLD  -  (primera parte)

Helena sentía el rocío de la noche humedecer la piel que su vestido dejaba expuesta. Cesó de caminar cuando llegó frente a aquel gigantesco árbol y se dispuso a escalarlo. A pesar de la oscuridad, aquella tarea no le resultaba difícil, pues llevaba realizándola durante gran parte de su joven vida. Finalmente, alcanzó la rama alta que daba a la ventana del cuarto de su vecino y miró a través de los cristales de ésta.

Justin se encontraba allí. La luz estaba encendida, así que podía vislumbrar claramente al chico. Estaba de pie en el centro de la habitación, cepillando sus dientes mientras sus ojos parecían centrarse en la televisión, mas cargaban un brillo taciturno. Helena se percató de que solo estaba usando un apretado calzoncillo y el resto de su anatomía estaba al descubierto. Los músculos de su brazo se abultaban cada vez que lo flexionaba para cepillar sus muelas y la chica estuvo varios segundos contemplando esa imagen antes de despertar de su ensoñación.

Se sintió avergonzada. Él era su mejor amigo, su fiel compañero desde que tenían cinco años. Lo había visto en ropa interior centenas de veces. No entendía porqué en ese momento aquella escena la afectaba. Suspiró, espantando esos pensamientos e incipientes preocupaciones. Había arribado a su ansiada mayoría de edad, los dieciocho años, probablemente sus hormonas estaban sufriendo un mero despertar tardío.

Se acercó un poco más a la ventana y golpeó el vidrio un par de veces. De inmediato, los ojos de Justin se posaron en ella y quitó el cepillo de su boca para mostrarle una enorme sonrisa. No había espuma en sus dientes, lo que delataba que, sumido en sus pensamientos, había estado cepillándolos por más tiempo del requerido hasta que la misma se había disuelto. Helena abrió el cristal y se coló en el cuarto mientras su amigo se acercaba a ella.

—¡Hey, tú! — Lo saludó, cerrando tras de sí la ventana.

—Hey, tú — Le devolvió el saludo él, su ronca voz empleando un tono suave y sonriendo con mayor amplitud al tiempo que su mirada escudriñaba la ataviada apariencia de su amiga. —¿No deberías estar en el baile? — Interrogó, cuando sus ojos volvieron a hacer contacto.

La inspección que acababan de hacerle las dilatadas pupilas del muchacho dentro de aquellos brillantes irises color ámbar había causado un extraño cosquilleo en el estómago de Helena. Sin embargo, lo suprimió al instante. Aquella noche era el baile de graduación y, por supuesto, atribuía los nervios que estaban floreciendo en su interior a ello.

—Aún no — Respondió la muchacha. —Falta media hora para irnos, pero, honestamente, no tengo muchas ganas de ir si tú no vas a estar allí conmigo — Confesó, caminando hacia la cama del chico y sentándose en la misma.

Justin dejó escapar una tenue carcajada mientras se dirigía al baño para enjuagar los restos de pasta dental de su boca y depositar allí su cepillo. Elevó el volumen de su voz lo suficiente para que su mejor amiga lo escuchara, mas no tan alto para que no traspasara las paredes de la habitación:

—No vas a convencerme de ir, Lena — El joven volvió a emerger del baño, acercándose a su armario para tomar una camiseta de éste. —Las clases han concluido. Punto final. Ya no tengo ningún motivo para volver a esa maldita escuela — Sentenció, colocándose la remera y tapando sus abdominales.

Helena recostó su espalda en el colchón, mirando hacia el techo. Su mejor amigo había tenido graves problemas con el colegio el año anterior y entendía su resistencia hacia el mismo. Varios chicos del equipo de basquetbol habían notado su presencia en la institución y por ningún motivo bueno. Habían comenzado a molestarlo, primero con leves burlas que pronto se convirtieron en abiertos tratos peyorativos, e incluso llegaron a dañar su integridad física una vez. Justin había estado tan angustiado durante esos meses que ella misma había sido capaz de sentir la impotencia emanando del chico.

No obstante, se mantuvo a su lado con temple de acero, evitando que él se rindiera frente a los responsables de su tortura. No lo dejó solo, ni una sola vez. Lo acompañó y lo instó a recorrer cada instancia necesaria, desde la rectoría hasta la consejería, para que, finalmente, los directivos tomaran cartas en el asunto y sancionaran a los hostigadores.

Justin vio a su mejor amiga recostada sobre su cama y sonrió ante la imagen. La imitó, tumbándose boca arriba a su lado.

—De todas formas, quiero que tú sí vayas y te diviertas — Declaró. —Te lo mereces, Lena. Te has esforzado tanto con tus estudios y con la magnífica obra de fin de curso que han montado este año. Definitivamente, hicieron historia en el club de teatro — Aduló con sinceridad.

La aludida sonrió y se puso de lado, apoyando su codo contra el colchón y su mejilla contra la palma de su mano, elevándose lo suficiente para observar el rostro de su amigo.

—Rayos, voy a extrañar eso — Murmuró, melancólica. —Pero, ¿sabes qué más voy a extrañar?... A ti en el baile — Insistió, mientras su sonrisa adoptaba un matiz suspicaz.

—Sueño con el día en que se te vaya lo cabezota, Lenita — Se burló él, tocando la nariz de su amiga con su dedo índice, haciéndola reír. —No me siento atraído a un estúpido baile. Además, no me necesitas... — La sonrisa del muchacho, que hasta el momento exhibía, se esfumó antes de concluir: —Estarás con Sawyer.

Ante la mención de su novio, el semblante de Helena resplandeció.

—Él dijo que preparó algo especial para mí esta noche ¡Cielos, es tan tierno! — Exclamó, volviéndose a recostar sobre su espalda mientras sus pensamientos vagaban por la cita que se avecinaba.

Entonces, fue Justin quien adoptó la posición que ella había abandonado, para poder mirarla a los ojos.

—De verdad te gusta ese tipo ¿cierto? — Inquirió, una escala afligida entonando su pregunta, mas ésta pasó desapercibida para su vecina.

—¡Sí! Sawyer es tan perfecto que no parece real. Creo que él es el indicado — Compartió su conjetura con determinación.

—El indicado... — Repitió Justin en un murmullo, tumbándose nuevamente.

—Él quiere dar el siguiente paso — Anunció su amiga. —Y... y creo que estoy lista para eso ¿sabes? — El nerviosismo era evidente en su voz mientras lo comentaba.

El ceño de su mejor amigo se frunció debido a la confusión y giró su cabeza para mirar a la muchacha.

—¿El siguiente paso? — Indagó, desconcertado.

Helena también movió su rostro para enfrentar al del muchacho.

—Sabes a lo que me refiero, Jus. El siguiente paso... — Intentó esclarecer ella.

Cuando Justin notó el rubor que empezaba a teñir las mejillas de la chica, lo comprendió. Sus ojos y su boca se abrieron a causa de la consternación, mas pronto ese sentimiento fue reemplazado por otro huracán de emociones.

—¡NO, NO, NO, NO, NO! — Profirió, poniéndose de pie rápidamente. —¡De ninguna jodida manera! ¡NO!

Helena se sentó en el colchón, levantando su mentón para observar a su amigo parado frente a ella.

—Tranquilo, yo...

—Nada de 'tranquilo' — La interrumpió él. —He dicho que no, y es no... No hasta el matrimonio, jovencita ¿entiendes? — Dictaminó con seriedad, señalándola.

Sin poder evitarlo, la risa se apoderó de joven, quien prorrumpió en carcajadas. El sonido de las mismas fue opacado por el pitido de su teléfono celular. Lo sacó de su pequeño bolso y jadeó en cuanto leyó el mensaje allí expuesto.

—Debo irme. Estarán aquí en cinco minutos — Avisó.

Cuando se puso de pie, quedó frente a su mejor amigo y le sonrió antes de besar su mejilla.

—Nos vemos mañana ¿Sí? — Se despidió, dirigiéndose a la ventana. 

Justin suspiró, intentando liberar la pena que oprimía su corazón mientras la veía descender con gracia por las ramas del árbol. Luego, dirigió su mirada hacia el armario. Estaba seguro de que allí había un traje perfecto para el baile...

-TatiaBriggs-

Por La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora