VIII - Then

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Then: 19 YEARS OLD

Justin abandonó el local y caminó por el angosto pasillo a la puerta de calle, dispuesto a salir al exterior. Su rostro delataba el cansancio que sentía debido a la extensa jornada laboral. Aquel era el negocio de electrodomésticos más grande la ciudad y parecía que todos los habitantes llevaban allí sus pertenencias estropeadas, esperando que la repararan. Y él era el encargado de ello, tal como su padre le había enseñado.

A pesar de su fatiga, sus facciones se iluminaron cuando vio a la chica que lo esperaba fuera, cerca de su auto.

—Hey, tú — Lo saludó Helena, sonriendo mientras él se acercaba.

—Hey, tú —Respondió él, apresurando el paso y otorgándole a su amiga un fugaz abrazo a modo de saludo. —¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en clases?

—Sí. Pero el profesor hoy solo iba a hacer un repaso para el próximo examen. Me parecía una pérdida de tiempo viajar durante dos horas solo para repetir lo que ya hemos visto — Explicó. —Así que me tomé el día libre.

—Entonces deberías estar estudiando — Apuntó el chico, abriendo la puerta del acompañante para que su amiga ingresara al coche y llevarla hasta su casa.

—Debería, pero puedo soltarlo unas horas si me invitas a merendar — Sugirió ella.

Los labios de Justin se curvaron de forma que una amplia sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acomodaba detrás del volante.

Helena cursaba en la Universidad de la ciudad central, por lo cual requería varias horas de viaje por día para asistir a sus clases. Eso, sumado al tiempo de estudio, provocaba que sus ratos libres escasearan. Los días de semana, Justin solo podía verla en las noches, cuando ella se escabullía por la ventana de su habitación y se acostaba a su lado para dormir. Sus conversaciones de día se reducían principalmente a mensajes de texto y llamadas telefónicas, aunque no eso reemplazaba de ninguna manera el contacto constante que acostumbraban tener.

Por ello, estaba feliz de tenerla a su lado en ese momento, compartiendo juntos un café y varias tortitas calientes en la cocina de la muchacha. No había tenido la oportunidad de pasar una tarde con Helena en mucho tiempo, tanto por las ocupaciones de la chica como por su propia responsabilidad con su empleo.

Esa lejanía aún le resultaba extraña, pues jamás se había tenido que preocupar por la ausencia de la chica. Era tan natural para él estar juntos todos los días que nunca se imaginó que eso se acabaría. Al principio, estuvo bastante desorientado, como si hubiera despertado de un sueño, emergiendo a la realidad sin poder ajustarse a ella. Luego, en su pecho empezó a formarse un hueco que se hacía más profundo mientras menos tiempo pasaba con ella.

En ese instante, al lado de Helena, podía sentir como ese pozo empezaba a llenarse de a poco.

—Y fue entonces que me pregunté ¿Por qué Adam Smith se molestaría en dar a conocer una teoría que él mismo desechó? — Comentaba ella, mientras tomaba otra tortita y la dejaba en su plato. —¿Por qué la haría pública si él mismo no la creía posible en la sociedad civilizada? Y la respuesta vino a mí: porque, en realidad, sí la creía posible, pero sabía que la misma polemizaba con los intereses de la burguesía y él intentaba proteger al incipiente capitalismo...

Justin asintió, mostrando una expresión solemne en su rostro. —Es oficial — Dictaminó.

—¿Qué cosa? — Inquirió su interlocutora, insegura de a qué se refería.

Entonces, el muchacho abandonó el semblante serio y mostró una sonrisa divertida.

—Es oficial: no entiendo ni leches de lo que estás hablando —Sentenció, dando un sorbo a su infusión.

Por La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora