VII - Then

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Then: 18 YEARS OLD(segunda parte)

El baile de graduación se desarrollaba con normalidad. Los asistentes estaban disfrutando una velada maravillosa. Para algunos, incluso, aquel era el mejor momento de sus vidas. No obstante, Helena no se sentía completa a pesar de la buena música, de las deslumbrantes luces que parpadeaban en la oscuridad, de la entretenida compañía de sus amigos y de su guapo novio. Aún había algo dentro de su pecho que se sentía vacío a pesar de que todo auguraba una fantástica noche.

Y desde el primer momento fue capaz de identificar qué era aquello que le faltaba: su mejor amigo.

Pero no sufrió esa ausencia por mucho tiempo, pues, para su sorpresa, él arribó a la fiesta esa noche, no mucho después de que ella lo hiciera.

—¡Justin! — Voceó, desbordando alegría, mientras se abría paso entre la gente para acercarse a él.

Al verla, su vecino sonrió, aunque no se esperaba el efusivo abrazo con el cual ella lo arremetió, haciendo que se tambaleara dos pasos hacia atrás.

—¡Hey! — Exclamó el joven, riendo con diversión. —Relájate, lunática. Acabamos de vernos hace menos de una hora — Apuntó, pero sus brazos rodearon la figura de la chica y la apretaron contra sí.

—¡Cierra la boca! — Se quejó ella, soltando una leve carcajada antes de separarse para poder mirarlo a los ojos. —Es que no puedo creer que estés aquí luego de todo lo que te negaste a venir. Es raro.

—Tú eres la rara — Repuso él. —A mí no me engañas, te has estado fumando las flores del decorado — Bromeó.

Helena empezó a reír con fuerza mientras golpeaba levemente el hombro de su amigo.

—¡Que cierres la boca ya, tonto! ¡Sígueme! Por allí están todos... — La muchacha intentó indicar la dirección donde se encontraban sus amigos, mas él negó con la cabeza.

—Estaré con ustedes en unos minutos. Debo ir al baño primero.

Cuando entró al lavatorio y se paró frente al espejo, Justin dejó ir una prolongada exhalación. No quería estar en ese lugar, pero lo que Helena le había anunciado antes estaba torturando su cabeza. No podía siquiera concebir eso en su mente sin sentir un terrible malestar en su estómago. Estaba dolido, estaba enojado, estaba celoso, estaba...

¿Estaba enamorado?

El tiempo en que su mejor amiga había estado allí para él cuando sufría acoso de parte de sus compañeros, brindándole apoyo incondicional, ambos habían estado más cerca que nunca. Se habían aferrado uno al otro con vehemencia. Fue allí cuando empezó a cuestionar sus sentimientos, pues la intimidad entre ellos se había vuelto aún más profunda y el muchacho había tenido la ilusión (acompañada de un exultante entusiasmo que lo sorprendió) de que su relación estaba dando pequeños pasos hacia otro nivel, uno que superaba la mera amistad...

Hasta que Sawyer apareció.

Y Sawyer apareció nuevamente, solo que esa vez ingresaba por la puerta del baño, marcando algo en su teléfono móvil. Justin, reacio a relacionarse con él, se apresuró a esconderse en un cubículo, maldiciendo su suerte.

—Estoy en el baile ahora — Escuchó, a través de la puerta, que el muchacho decía. Posiblemente estuviera grabando un mensaje de audio. —Pero me largaré pronto. Llevaré a Helena conmigo, creo que la remilgada por fin va a dejar que le meta mano. Cuando la deseche en su casa, podemos ir a la otra fiesta.

Por un segundo, Justin se quedó paralizado a causa del pasmo. Las palabras que acaba de oír hacían eco en su cráneo, siendo lo único en lo que podía concentrarse. Al instante siguiente, sin embargo, su cuerpo reaccionó y salió del cubículo, enfrentando al otro joven:

Por La VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora