[SeungMin: Híbrido]
El pequeño minino arañó una vez más la puerta, esperando que el chico que siempre lo ayudaba le abriera. Sus ojos verdes brillaban con una mezcla de desesperación y esperanza, mientras sus diminutas garras golpeaban la madera con insistencia. Parecía un pequeño soldado luchando contra un gigante, una batalla desigual que solo él podía librar.
Chan escuchó el raspar de las garras y se acercó, sabiendo que el gatito necesitaba su ayuda otra vez. Una sonrisa suave se dibujó en sus labios al ver la pequeña figura acurrucada frente a la puerta. Era como un pequeño rayo de sol en un día gris, una luz que rompía la monotonía de su rutina.
En cuanto Chan abrió la puerta, el gatito entró rápidamente y se quedó a un lado, como si temiera ser rechazado. Su cuerpo temblaba ligeramente, como si cada latido de su pequeño corazón fuera un eco de su miedo. El mayor cerró la puerta con cuidado y tomó al gatito en sus brazos. Intentando calmar sus temblores, lo acunó con delicadeza, sintiendo el pequeño cuerpo temblar contra su pecho.
Chan no entendía cómo al dueño de SeungMin no le importaba el pequeño, siempre lo dejaba afuera y casi nunca le daba comida. Era como si el pobre gatito fuera un objeto desechable, un capricho que ya no le interesaba. ¿Cómo podía alguien ser tan cruel con una criatura tan inocente?
El mayor dejó al gatito sobre una de las sillas y fue en busca de una manta. En cuanto regresó, el pequeño gatito ya estaba en su forma humana, aún temblando. SeungMin, con su cabello negro azabache y sus ojos verdes llenos de tristeza, parecía aún más frágil en su forma humana. Su piel pálida, casi translúcida, reflejaba el frío que había soportado durante tanto tiempo. Chan se acercó y lo cubrió con la manta, haciendo que el menor le sonriera con una expresión de gratitud. Era como si una pequeña flor brotara en medio de la tormenta, un signo de esperanza en medio del dolor.
— ¿Qué excusa tiene ahora? —preguntó Chan, buscando algo para darle al menor. Su voz era suave, llena de preocupación. Quería entender la lógica detrás de la crueldad del dueño de SeungMin, pero no encontraba ninguna.
— Llevó a otro híbrido, dijo que ya no me quería —SeungMin respondió con un hilo de voz, sus ojos húmedos reflejaban el dolor que sentía. Chan se volteó molesto y miró a SeungMin, quien estaba mirando la manta mientras jugaba con su cola, como si buscara consuelo en ese pequeño gesto. Era como si la manta fuera un escudo contra el mundo, un refugio contra la tormenta que había vivido.
— ¿Cuánto tiempo has estado afuera? —Se acercó al menor, haciendo que lo mirara. Su mirada era intensa, llena de preocupación. Quería saber cuánto tiempo había estado solo, cuánto tiempo había soportado el frío y la soledad.
— No sé —SeungMin se encogió de hombros, su voz apenas era audible. Era como si la memoria del tiempo se hubiera desvanecido en su mente, borrada por el dolor y la angustia.
— ¿Dos días? —Frunció levemente el ceño, sus ojos se llenaron de preocupación al imaginar al pequeño solo y vulnerable durante tanto tiempo. No podía creer que alguien pudiera ser tan insensible.
— Seunggie, sabes que debes venir cuando esto sucede —El menor volvió a encogerse de hombros e hizo un pequeño puchero, como si se avergonzara de su propia debilidad. Era como si se culpara a sí mismo por la situación, como si la culpa fuera suya.
Chan suspiró y lo abrazó con fuerza, sintiendo el pequeño cuerpo temblar contra el suyo. Era como si la fragilidad de SeungMin se extendiera hacia él, como si el dolor del menor se filtrara en su propio corazón.
Difinitivamente, iba a quedarse con el pequeño. No iba a permitir que SeungMin volviera a sufrir solo. No iba a permitir que nadie más le hiciera daño.
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𝟤𝟪 𝖣𝖠𝖸𝖲 𝖮𝖥 𝗦𝗧𝗥𝗔𝗬𝗞𝗜𝗗𝗦 𝗦𝗛𝗜𝗣𝗣𝗦 [EN EDICIÓN]
Fanfiction❝ Pequeñas historias sobre los veintiocho shipps de straykids ── skz x skz MULTYSHIPPER © 2O18 Prohibida cualquier copia, inspiración, adaptación y/o distribución de la obra sea parcial o total, todos los derechos reservados.