💀Solangelo☀️ Our story

1. Will.

Nico Di Angelo. Ese nombre no dejaba de sonar en su cabeza, seguido de su imagen. Habló de verdad con él por primera vez en la guerra contra Gaia, luego lo reproche por hacer tantos viajes de sombras, los cuales le estaban haciendo mucho mal, pero al final le sorprendió cuando aceptó sin protestar el pedido que le había hecho.

-Me debes tres días en la enfermería, empezando ahora mismo - había dicho Will.

-¿Tres días? Yo... supongo que estaría bien. - respondió el chico de las sombras.

En esos tres días se había acercado tanto a Nico que incluso creía que lo había cambiado. El hijo de Hades, quien nunca quiso ser tocado por nadie ni ser sociable, últimamente hablaba como si nada con todo el campamento y se había hecho amigo de casi todos. Will noto también que ya podía sonreír con más facilidad, pero en público nunca lo vio sonreír como lo hacía cuando ambos estaban en la enfermería o limpiando la cabaña de Hades juntos, contando anécdotas o chistes. Casi nunca se separaban.

Después de pasar una semana con él se dio cuenta de que sentía algo por Nico pero no quiso aceptarlo. Es que... ¿Desde cuándo le importaba tanto que Nico estuviera sano y salvo? ¿Por qué quería que fuera más social? ¿Qué lo hacía querer pasar cada minuto junto a él? Eran preguntas a las que todavía no tenía respuestas...

Despertó en una silla en la cabaña 13, la de Hades, mirando a un chico que dormitaba en la cama que tenía en frente. El estúpido de Di Angelo había invocado un esqueleto y se desmayó el día anterior. Verlo ahí acostado tan solo le dieron ganas de abrazarlo y recostarse con él ahí mismo.

"contrólate Will" - pensó

Se paró y registró la cabaña. Esta necesitaba un arreglo, pero quería que Nico lo ayudara, después de todo, era su cabaña no la mía. Intenté no hacer ruido para que no se despertara, era muy placentero verlo dormir y hasta melódico al escucharlo roncar.

Empecé a caminar hasta el fondo de la cabaña, buscando como abrir la puerta ventana para ver el amanecer. Consiguió abrirla y se dirigió al balcón. Wow, esa vista era asombrosa. Se podía ver de lejos el lago y podían verse algunas cabañas, pero el amanecer era estupendo. El sol se asomaba por la colina del campamento muy lentamente. Se encontraba apoyado en la pared cuando sintió a alguien detrás, pero no se inmutó de su lugar.

-Buen día - dijo Will.

El chico se acercó a donde estaba, refregando sus ojos y bostezando.

-¿Que haces? - dijo Nico mirándolo

-Mira a la colina. ¿No es asombroso el amanecer? - pronunció asombrado.

Nico se acercó más a Will y miró donde le había dicho. Dioses, este paisaje, este día, este lugar y la compañía que tenía... Era el mejor día de su vida. Sin vergüenza, pasó su brazo por los hombros de Di Angelo y lo acercó a él con ese abrazo. Al chico no le molestó y se apoyó en mí.

Ahora sí que todo era perfecto.

Nunca se sintió tan bien estar con alguien, ni con hombre, ni mujer. Pero solo Nico lo hacía sentir tan... no hay palabras para lo que siento, pero sé que nunca sentí esto por nadie.

¿Eso bastaba para que se diera cuenta de que sí sentía algo por él? ¿O necesitaba más pruebas acaso?

Una parte de mí quería decirle todo a Nico, pero la otra tenía miedo del rechazo... Dioses, si fuera más como mi padre no me importaría ser rechazado ya que con mi hermosura podría conquistar a cualquiera. La verdad, esas eran palabras de mi padre, las cuales había leído en un libro, pero no quería ser solo un chico que nunca podría tener un verdadero amor ni relación seria por su reputación de rompecorazones.

Lo bueno es que hasta ahora nadie sabía de sus sentimientos encontrados, o si alguien lo sabía, no lo había divulgado, lo cual agradezco mucho.

Pero la verdad era muy difícil esconder los sentimientos hasta a sus hermanos e incluso mejores amigos (que en este caso, Nico es su mejor amigo). Ya quería que todo esto acabase, pero no podía hacer nada sin antes pensarlo mejor. Ya sé, le preguntaré a Piper, la hija de Afrodita, ella sabrá que hacer.

Dejó de pensar y se enfocó en disfrutar ese momento con el chico de su vida. Ejem digo, el chico de la muerte.