El Comienzo

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En el comienzo de los tiempos, cuando el mundo ni siquiera existía, lo único que había era oscuridad. Y cuando el silencio, que reinaba por intemporales tiempos, se estremeció, un plan se puso en marcha. Así del vacío apareció el primero, cuyo nombre sonaba en aquel lugar como una música melódica. Ilureth era ese nombre, ese ser de vacío, que era viejo y sabio y en su morada creo el mundo en un plano y con sus manos lo removió un poco y pudo ver como se alzaban grandes montañas y se creaban pozos anchos y profundos. Pero todo era solo polvo y no había nada...

Primeros hijos

Así, Ilureth pensó, algunos dirían que pareció años, más el tiempo aún no corría en aquella edad primigenia. Y de su conciencia aparecieron los primeros, los Ilmaniur, y cada uno portaba lo que El Único pensó para el mundo existente de polvo, cada uno portaba un pensamiento y una especialidad.

Los Ilmaniur

Mórgoroth: el primerosalió, con una estela oscura y sombría detrás, y el fuego se podía ver en susojos, pues era Mórgoroth, la oscuridad encarnada.    

Nolde: el segundo salió, con nubes alrededor, una luz celeste como el cielo lo seguía y un gran viento soplaba detrás de él, pues era Nolde, rey de los vientos.

Nordle: el tercero salió, la furia y la rabia le rodeaban y el fuego de la ira le consumía, y su nombre resonó estruendoso en el vacío, pues era Nordle, señor de la ira creciente.

Marda: el cuarto salió, las estrellas eran su velo y la noche su amiga, y su pelo era una aureola multicolor que flotaba en el vacío, pues era Marda, madre de las estrellas.

Mandwë: el quinto salió, con el venía una gran tempestad, pues suyos eran los maremotos y tsunamis, pues era Mandwë, señor del océano.

Marnia: el sexto salió, era pálida como un muerto, pues la muerte era su criada y la vigilancia eterna estaba en sus ojos grises, pues era Marnia, dama de la muerte.

Larmar: el séptimo salió, y una luz pura salió detrás de ella, y llevaba una corona de fuego blanco como el que brillaba en sus ojos, pues era Larmar, la hacedora de luz.

Dagron: el octavo salió, el fuego incandescente como de una fragua se veía en sus ojos, y su barba era larga y ancha como un río de carbón, sus manos brillaban porque eran de hierro negro como la obsidiana y un ruido metálico se oía detrás de él, pues era Dagron, el forjador de tierra.

Ainar: así salió el noveno y último de su estirpe, ella tenía a la vida y la naturaleza salvaje en las manos, y llevaba un resplandor verde como un roble alrededor y el toque de la vida estaba en sus ojos violetas como una uva, pues era Ainar, la hija de la naturaleza salvaje.


Los Valmaniur

Así detrás de cada uno de los nueve elegidos salieron nueve legiones de mil Valmaniur o "sirvientes honrados" pues estos servirían y ayudarían a los nueve elegidos en el mundo existente. Pues así lo decía Ilureth, porque todos tenían un papel en su plan y todos lo entendían...

El Último Edicto de El Único

Pronto y sobre lo que era el mundo de polvo que Ilureth había creado, hubo una gran congregación, pues El Único lo había pedido, y su voz, que era tronante pero tranquila se escuchó y El Único dio el último edicto a sus primeros hijos:

"Hijos míos, ustedes sois los elegidos para el Gran plan, ustedes seréis mis representantes en el mundo existente que yo eh y deseo crear, así este es mi último edicto sobre ustedes, ahora desciendan al mundo".

Así todos los presentes bajaron al mundo y el único que no fue era Ilureth.

Los Relatos de BardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora