Prólogo

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A Michelle se le fue el aire de los pulmones de tan sólo ver el prominente edificio frente a ella, haciéndole sentir tan pequeña e impotente. Era su primer día en la Universidad, ya que había logrado pasar el examen de admisión de la mejor Universidad pública del país. Sus esfuerzos habían valido la pena, todas las noches viendo tutoriales de Youtube sobre materias que sus profesores no explicaban bien y que ella no sabía ni pío acabaron sirviendo para algo.

Pero no sólo era su nueva escuela lo que le ponía de nervios, si no la ciudad. Era tan ruidosa y ajetreada y ella, siendo una chica de pueblo, estaba acostumbrada a los días tranquilos y no a los autos y multitudes súper apuradas. 

  ¿Acaso aquí nadie se daba el tiempo de admirar el bello día que tenían?  

Se había mudado de Santa Cecilia hasta la ciudad de México, un lugar desconocido completamente y sólo con su mejor amiga Marcia, una joven de largo pelo lacio negro, candente piel morena, actitud desafiante y amor a la música. 


—Ay, virgencita...dame fuerzas —susurró para darse ánimos, mientras Marcia le daba un codazo para que se calmara. — ¡Oye!

— ¡No te agüites! Estás conmigo, no pongas esa cara de perro mojado o te pateo. —soltó con burla su amiga. Ambas eran polos opuestos, mientras que Michelle era alegre, comprensiva y manipulable, Marcia era una espina en el culo de cualquiera, siempre sincera, grosera y tosca. Pero así la quería, con todo y su comportamiento de mierda.

— ¿Y qué? ¿Tú no tienes miedo? —se ajustó la mochila un poco más y se movió de lado a lado nerviosa.

—Pareces perro chihuahua, cálmate Rivera. Es una escuela más, en todas es lo mismo. Así que no seas marica y vamos —la arrastró hasta dentro de la nueva escuela, a travesando los largos pasillos hasta llegar al centro de todo, donde la mayoría del alumnado se concentraba.

Les indicaron que había una ceremonia de bienvenida en el auditorio y ambas morenas quedaron maravilladas ante la enormidad de ésta.

—Que moderno —comentó haciendo énfasis en la "r" la chica Rivera, observando todo a su alrededor y caminando despistada hasta su lugar junto a su amiga.

—Buenos días alumnos de nuevo ingreso —dijo a través de un micrófono un señor ya mayor —, nos llena de orgullo que hayan logrado formar parte de esta familia que es el campus de música...

Y un largo monólogo que Marcia no iba a soportar sin antes rodar los ojos mil veces.

—...entonces, nos llena de alegría informar que, la conocida mundialmente...

Michelle sólo quería que las clases comenzaran, por más extraño que sonase eso. Suspiró pesadamente y miró cómplice a su amiga, que compartía aquel aburrimiento, hasta que algo captó su atención.

—...Hamada, quien honrará a nuestra escuela de implantar sus nuevos... ¿robots?...sí, robots enfermera a nuestra amada escuela, luego de nuestros...percances, de años pasados.

¿Percances? No había escuchado de eso antes, ¿Qué percances podría tener un lugar como ese?

— ¿A qué se refiere con eso?

—Ah...ps, creo que hubo un tiroteo o algo el año pasado, yo que sé —soltó como si nada la mayor, sin quitar su vista de algo o alguien.

— ¿Qué tanto ves? —susurró curiosa, mirando donde ella lo hacía.

Una persona de cabello oscuro y bastante revuelto, piel clara y ojos rasgados, se cruzaba de brazos mientras miraba un punto en el suelo, mientras el director, a su lado, hablaba. Sólo cuando se dio cuenta que le mencionaban, levantó la vista y saludó con la mano "nervioso".

Ukiyo ||Fem!Higuel ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora