❖ Antipático.

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A fin de cuentas Fred hizo lo que Freddy sugirió e invitó a Gold para comer algo en la cafetería. El silencio era incómodo y demasiado tenso para los Fazbear pero por más que Fred intentó hacer conversación con Gold éste no le hizo caso. Al llegar al lugar el timbre sonó marcando el inicio del receso, los dos se dirigieron a una mesa algo apartada de las demás con sus respectivas sombras tras de ellos y se sentaron en silencio.

Y... ¿Qué te gustaría comer? — Fred sonrió incómodo. Gold pensó durante unos minutos, en realidad no tenía ganas de comer algo, lo único que quería era estar solo. Gold se encogió de hombros en respuesta. Bien, no tengo mucho dinero así que mejor elije algo barato. — bromeó el castaño de ojos vacíos. Gold se limitó a observar por la ventana con aquella mirada fría y desinteresada.

"Freddy, por favor..." rogó el azabache por ayuda, ya no soportaba la actitud del rubio. En ese preciso momento Fred se retractaba de todas las cosas malas que había dicho de Golden, lo prefería mil veces más a él que a su contraparte. Nunca lo admitiría, claro está, pero el sentimiento permanecía.

¿Qué tal unos tacos? — habló Freddy entusiasmado, sabía bien que ese era el platillo favorito de su amigo. Por desgracia no recibió las reacciones que esperaba: Golden levantó la mirada sin ánimo y Gold chasqueo la lengua con disgusto.

Odio los tacos.

Fred y Freddy se miraron sin saber qué más hacer. Golden estaba demasiado deprimido y Gold era muy frío y cortante. "Bien, yo digo que los dejemos aquí... Hicimos lo que pudimos y no funcionó. Fin de la historia."

"¿Qué? ¡No, Fred!" Freddy frunció los labios en desacuerdo, no se rendiría tan fácilmente. Freddy tomó nuevamente el control de su cuerpo. — Bueno, hay mucho que escoger en el menú. ¿Qué comida te gusta? —  sonrió al obtener la atención de Gold, este se veía un tanto perdido. ¿Y cómo no estarlo? Gold no sabía nada de comida o cocina en sí. No solía salir de la cabeza de Golden a menos que éste lo necesitara. Era como un cambio de roles. Cuando Golden se sentía demasiado estresado o triste y ya no podía continuar Gold salía a flote y tomaba el control de su cuerpo con la única intención de terminar su trabajo. Por eso odiaba tanto los tacos, eso era lo único que le daban de comer mientras estaba trabajando. — Si no te apuras a elegir se acabará la comida. — le advirtió el castaño.

Gold leyó el cartel con los diferentes platillos que tocaban ese día. ¡Ni siquiera sabía lo que era cada cosa! — No quiero nada. — bufo molesto. Gold se sentía fuera de lugar y eso era lo que más odiaba. Estaba harto de trabajar, harto de tener que soportar al grupo de idiotas que eran amigos de Golden, harto de aquel chico castaño y de su sombra... Es más, eso era lo que más le molestaba. Se supone que aquella sombra era como él... ¿Cómo es que estaba más acostumbrado y consiente de su alrededor? Parecía ser un chico más en el mundo, parecía ser más libre. Eso le enfurecía.

— ¿Gold? ¿Hice algo malo? — Freddy preguntó, no fue difícil notar la ira en el rostro del muchacho y Freddy inmediatamente se arrepintió pensando que lo estaba presionando demasiado. Fred se cansó de la situación y volvió a tomar el control.

Como no te decides te traeré lo que yo llamo verdadera comida. — Fred le guiño con una enorme sonrisa tan propia de él y se alejó de la mesa. Gold resoplo y después de unos cinco minutos de espera se levantó del asiento dispuesto a salir de ahí.

¡No te vayas aún! — pidió Freddy. Gold gruñó en respuesta. Ignoró al castaño y salió de la cafetería.

"¿En qué piensas?"  cuestionó Golden sin mucho interés. Gold aún tenía el control de su cuerpo y caminaba sin rumbo fijo por el patio de la escuela. Gold no contestó y Golden no volvió a preguntar. ¿Cómo es que Freddy aguantaba a su sombra? El rubio quería saber. Incluso parecían llevarse bastante bien, ¡el y Gold apenas se soportaban! Suspiró y se resignó a seguir a su contrario. No tenía opción, no es como si pudiera irse y vagar por ahí sólo. No era un maldito fantasma.

Finalmente Gold encontró un lugar bastante alejado del resto de estudiantes: consistía en una pequeña banca algo desgastada, rodeada de varias plantas y un gran árbol que le proporcionaba suficiente sombra. La tranquilidad irradiaba en aquel lugar. Gold se sentó en la banca y respiró profundo, disfrutando cada sensación por más pequeña que fuera. Si tenía que regresar a la cabeza del rubio, al menos quería grabarse cada detalle de su entorno, la naturaleza a su alrededor, el lento movimiento de las nubes y la suave brisa que acariciaba su piel. Por unos segundos toda molestia se desvaneció, mas no duró así mucho tiempo.

Aquí estás. — habló el mayor de los Fazbear, refiriéndose a Gold. Al no obtener respuesta del contrario prosiguió con sus quejas. — Ni porque te estoy invitando me esperas.

Eso fue muy grosero.le reprendió el ojiazul con un tono severo. Suspiró con cansancio pues sabía que no obtendría respuesta. "Fred..."

Eh, . — habló nuevamente el mayor, incómodo por tal silencio. — Ya que no te decidías te traje un poco de todo. Hay pizza, flautas y mi favorito, espagueti. — le entregó la bandeja al rubio y sin permiso se sentó a su lado. Gold observó los platillos sin saber muy bien qué hacer con ellos, era consiente de que no lograría quitarse a ese par de encima así que ya no se molestó en rechazar su compañía. — No creas que te has salvado. Por abandonarme en la cafetería mereces un castigo. — soltó de repente, llamando la atención de los tres chicos. — Me debes un plato de espagueti. — sentenció con severidad pero mostró una leve sonrisa. — Ya estás comiendo espagueti, Fred. — le escuchó quejarse al otro castaño. — Nunca es suficiente espagueti, Freddy. — contraatacó el otro, su voz sonaba molesta pero los gestos exagerados y ademanes que hacía con las manos le aseguraron que sólo estaba jugando. — , como digas.Freddy rodó los ojos con diversión y río por lo bajo.

Gold desvío su mirada de aquellos dos, la sorpresa desprendía de sus ojos. No esperaba verlos tan cómodos el uno con el otro, parecían auténticos hermanos. Movió su cabeza de un lado a otro tratando de borrar esos pensamientos y observó los platillos frente a él. Su mirada se detuvo curiosa en aquella pasta y pensó, ¿por qué no? Agarró un poco con su tenedor haciendo los mismos movimientos que el castaño y se lo llevó a la boca, saboreando por primera vez aquel extraño platillo.

"No sabe mal..."

¡Conviviendo con los parásitos! [Golddy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora