Capitulo 31

2.2K 237 9
                                    

Si él cree que va a cogerme está muy equivocado. Toma mi pie para abrirme las piernas y yo lo pateo por instinto, tratando de ponerme de pie.

— ¡LERA! — Grito otra vez con todas mis fuerzas, pero él utiliza un cinturón para abofetearme. El cuero azota mi mejilla, y el ardor en mi rostro me pone en desventaja.

— ¡Que te calles! —Ruje furioso— Nadie va a escucharte desde aquí.

Comienzo a llorar cuando él toma mi cuello, estrangulandome como lo hizo en Londres.

Éste hombre es fuerte, es mucho más fuerte que yo, me esfuerzo por respirar, apartando sus manos de mí todo lo que puedo.

—Por favor... por favor —suplico— no me hagas nada, por favor.

Pero en cambio, él toma mis rodillas, obligándome a separarlas y soltando mi cuello. Tomo todo lo aire que puedo y lo empujo, una y otra vez, arrastrándome lejos de él.

— Eres una puta calientabraguetas —sisea— Proklyataya suka (Maldita puta)

Empujo su cuerpo y él ni se mueve, sigo luchando contra él, gritando una y otra vez, y esquivando su tacto.

— ¡Yaroslav! —grito.

Pero es más un grito desgarrador al ver que Sasha sujeta mis piernas y las abre con fuerza, estrujandolas para que yo no me mueva.

Cuando veo que rodea su miembro con una mano yo reacciono.

Lo pateo con la pierna libre y me pongo de pie, ganando unos segundos.

Salto sobre la cama para llegar al otro lado y salir de la habitación

Pero él toma mi cabello con fuerza antes de siquiera llegar a la cama. Mis uñas aruñando su brazo por el dolor en mi cuero cabelludo, las lágrimas comienzan a salir de lanico porque... porque no voy a poder contra él. No sin un arma, no sin algo con qué lastimarlo.

Él me obliga a arrodillarme y me escupe la cara, poniéndome ahora boca abajo y presionando mi espalda, mis senos duelen contra el suelo.

— ¡SASHA BASTA! —Grito— ¡Por favor, basta! — Suplico llorando desconsoladamente.

Sasha pone mis manos detrás de mí, y las agarra bajo mi trasero mientras yo me remuevo, apretando mis muslos y sacudiéndome bajo su cuerpo.

Pero es inútil porque él ríe como si ya no tuviese escapatoria y todo mi cuerpo está cansado, mis músculos ya no pueden más, ya yo no puedo más.

Me suelto de las manos y trato de girarme pero es imposible con él encima de mí.

Solo soy capaz de sentirme asquerosa.

De recordar cuantas veces me he follado a hombres como él y que jamás sentí miedo.

El porqué es fácil saberlo, porque jamás me había sentido obligada.

Ésta vez, ésta vez todo es totalmente distinto.

Esta vez siento que mi mundo se desvanece, que si él me penetra no dejaré que nadie más me toque, nunca más. Los recuerdos de cuando Mark me obligaba a tener sexo con él regresan como torrentes. Todas las veces que me amordazaba, me ataba y me colgaba en una cruz de San Andrés en medio del club de sadomasoquismo de su hermano para que otros me cogieran por haberle sido infiel... Todas las veces que llegaba a casa borracho y me golpeaba y me decía que era una puta... que si fuera prostituta ganaría más dinero que el que tenía... cuando me obligaba a tener sexo con él porque sino... iba a contarle a mis hijos todo lo que yo había hecho...

CHARLOTTHE (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora