Epilogo

2.9K 235 11
                                    

Despierto por el olor a alcohol, abro mis ojos y hago a un lado la mano con algodón y alcohol, incorporándome. 

—Yaroslav va a matarte, claro que sí — Uno de los  hombres habla, yo asiento en reconocimiento. Tengo la culpa de ésto. 

Mariya me dijo que no lo hiciera y fue lo primero que hice para llamar la atención de Yaroslav, algo que nunca voy a tener porque Yaroslav tiene su esposa y está con ella actualmente.

El recuerdo hace que mis ojos se llenen de lágrimas por todo lo que ha pasado. No puedo creer que estuve a punto de ser secuestrada. No puedo creer que Lenin esté muerto, que un hombre más esté muerto por haber sido mi escudo para subir a la camioneta. 

Entiendo que es trabajo de ellos pero ésto es algo que se pudo haber evitado, solo si yo hubiese aceptado el hecho de que Yaroslav no está confundido, solo NO quiere estar conmigo.

Tenía que aprender que a veces las cosas no eran como yo quería y que... lo de Yaroslav y yo ya había terminado. 

No tengo tiempo para pensar ni para llorar, tomo el pañuelo que me tiende el mismo hombre que me ayudó a subir al vehículo y limpio mis lagrimas. Pero la puerta a mi lado se abre y Yaroslav aparece. 

Yaroslav... vestía su pantalón azul oscuro y una camisa de botones blanca, sin corbata y sin saco. Sus mangas estaban arremangadas hasta la altura de sus codos y su rostro era siniestro. 

— No quiero escuchar ni una maldita palabra de ti en éste momento — Ruje en mi dirección y se dirige a uno de los hombres — ¿Cuántos fueron? 

Mi corazón se rompe aún más cuando veo a la mujer, a su esposa, a una distancia prudente, mirándome. 

— Eran diez.
— ¿Diez malditos hombres tras Malyshka?  — Ruje otra vez. Creo que el guardaespaldas está igual de asustado que yo por lo furioso que está — ¿Cuántos asesinaron? 
— Lenin asesinó a tres, y Yuri dos. Nadie quedó en la escena. No creímos que fuera prudente que el vehículo se quedara con dos. Ya que... ella no usa armas.

Yaroslav me mira ahora, inspeccionando mi cuerpo, yo también bajo mi mirada pero Yaroslav levanta mi mentón para que no mire.

— No vas a desmayarte otra vez, no podemos ir a un hospital y mi médico no está cerca. 

Asiento, no tengo palabras. Yaroslav suspira y se acerca a mi cuerpo, inclinándose y tocando mi vientre abultado. 

— ¿Puedes sentirlo?  — Inquiere preocupado, casi en un susurro.
— Se esta moviendo ahora mismo — Respondo con un hilo de voz lleno de emoción. Yaroslav se inclina mucho más y acerca su rostro a él, todo, absolutamente todo está en silencio. 
— Puedo sentirlo — Asiente con un nudo en la garganta y se aparta, tomando mi mano para sacarme del auto — Ven conmigo, necesitas asearte. 

Pensar que este hombre es inexpresivo fue una locura. Sus ojos azul cielo solo me demuestran qué tanto se preocupa por mí.

Y me duele mucho que se haya reencontrado con esta mujer sin antes decirme algo. Aunque claro, él no sabía que yo vendría.

Pero se supone que tengo un hijo de él dentro de mí, y que él meses antes también quería un bebé, él quería formar una familia. Que se haya hecho la idea ahora de no tenerla, no es mi problema.

Yaroslav me mira de pies a cabeza otra vez, buscando algo... no sé lo que es, pero mis ojos se llenan de lágrimas automáticamente, sé que aún estoy en shock. Tengo algo atorado en la garganta que no me deja hablar como yo quiero hablar.

— ¿Estás herida? — Yaroslav intenta sacarme del vehículo pero yo estoy renuente a salir. Mis ojos se desvían a la mujer que no deja de mirarme, tiene una copa de vino en su mano y con la otra sujeta su cintura con superioridad. 
— Sí — Respondo, regresando mi mirada a Yaroslav y recobrando mi voz — Y no quiero estar aquí, contigo y con tu esposa — Recalco sin dudas, giro mi rostro al chico — Llévame a casa, ahora. 
— Charlotthe, no estás en posición de exigir, estuve muy preocupado por ti— La frialdad de Yaroslav regresa y yo río. 
— Y tú no estás en posición de "preocuparte" ahora, no te importó antes y hoy sí — Le recuerdo mirándolo a los ojos. 
— Antes estabas protegida, Charlotthe. Nadie te estaba haciendo daño. 
— ¿Nadie? — Inquiero con ironía — Mirate en el espejo Yaroslav, eres tú el único que me ha hecho daño. Voy a llamar a Trevor si es necesario, quiero irme a casa — Miro al chico que asiente ahora. 
— ¿Yaroslav? — Su esposa lo llama y yo la señalo.
— Tu esposa te necesita, Yaroslav — Mis palabras salen tan calmadas que Yaroslav se aparta y cierra la puerta de la camioneta con fuerza, girándose y llevándose las manos a la cabeza con furia — A casa, ahora — Ordeno con voz rota. 

CHARLOTTHE (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora