Cuarenta y nueve.

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PD: Disculpen la demora :c Por favor disfruten <3


Un mes antes.


Se mantuvo arrodillado sobre la corta grama, incluso y sabiendo que su caro pantalón de vestir tipo padrino, se había llenado de tierra.

En su mano izquierda, mantenía un ramo de flores blancas, claveles y calas, con pequeñas flores rosas, que perfumaban, alejándose totalmente de el olor habitual de las flores en ese lugar.


Su mano derecha se mantenía posada en la piedra perfectamente lisa frente a él, con fina caligrafía, delineando con amargura y pesar el nombre de alguien que ya no se encontraba.


-Jungkookie, es hora de irnos.


El rostro de la joven se mantenía sin una gota de maquillaje, con sus ojos hinchados y rojos, al igual que su nariz, dando en claro todo lo que había llorado. Su cabello, a duras penas peinado, se mantenía oculto bajo un velo corrido color negro, el cual combinaba totalmente con su vestuario de igual color.


-Sólo un rato más.- Respondió por fin Jungkook, mientras deslizaba su mano por la fría piedra.


No es como que no hubiese deseado que ese día llegara, el día en que fuera libre de todo contrato y pudiera, muy bien, gritarle a los congresistas y empleados de los hoteles que poseía, que le chuparan los huevos.

Sin embargo, con gran pésame, recordaba a su tío, el único familiar que estuvo a su lado- Aunque sentimentalmente el hombre fuera un hijo de puta- Durante su complicada infancia. Y sobre todas las cosas, que el hombre había ablandado su corazón esos últimos meses, donde entre lágrimas pidió perdón por no haberlo cuidado, y por no haber metido la mano en la situación cuando se le presentó la oportunidad.


"Tu padre tenía sus contactos, hijo mío", Le contó unas semanas antes a Jungkook, mientras que apretaba, con su huesuda y perforada mano, la mejilla pálida del azabache.

"Si intentaba si quiera decirle algo sobre el mal trato que recibían tú y tu madre, él me dejaría sin hoteles, y yo por fin había roto las expectativas tan negativa que mis padres y tíos tenían de mí. Fui un cobarde, pero tenía tanto miedo".


Y aunque Jungkook hubiese querido ser indiferente como siempre, no pudo, porque se vio reflejado en el hombre que moría en aquella camilla, y sintió que por fin, alguien podía ayudarlo.


Tristemente, ese alguien se desvaneció con el tiempo.


-Jungkook, sé que quieres quedarte, pero el cielo está nublado, y... No quiero que te enfermes.


El azabache sonrió, y luego de besar la fría piedra y susurrar algunos agradecimientos, se levantó, tomando el paraguas de las manos de Ji-Eun para comenzar a caminar juntos a casa.



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Los días eran monótonos sin él, y lo sentía, todos lo sentían.

Se había vuelto una máquina de trabajo, el ciclo era el mismo; Levantarse, ducharse, cepillarse e ir a trabajar hasta la madrugada. A penas y había tiempo para comer y dormir.

《Daddy's Pray》KOOKV ~ CORRIGIENDO.~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora