Capítulo 7.

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Para cuando llego al departamento Sherlock había tapizado nuevamente la pared con fotografías, recortes de diarios y documentos. Se encontraba admirando su creación.

John entro sin decir nada, dejo las compras en la mesada y luego las acomodo. Estuvo tentado en decirle a su compañero que saldría esa noche, pero mejor lo haría más tarde por el momento parecía ocupado. Le envió un mensaje a Philip sobre el lugar a donde irían, si sus gustos no habían cambiado tanto entonces le encantaría ese restaurante de mariscos.

-¿Quién es tu amigo?- pregunto Sherlock que le observaba atentamente.

John se había tardado unos minutos más de lo normal, no había ningún tipo de rebajas por lo que en ese día en particular no debería estar lleno el supermercado. Entonces pudo ser por dos razones: hubo algún problema (ya sea con la caja registradora o de tráfico) o se había encontrado con alguien en el camino. Usualmente intercambia algunas palabras con los vecinos, pero nunca llega más allá de la simple cordialidad que parecía ser obligatoria por la proximidad de las viviendas. Pero su amigo estaba feliz, subió rítmicamente los escalones (de una manera diferente a cuando estaba apurado o en problemas) como si la emoción lo embargara. Al llegar no comento nada posiblemente pensando que podría molestarlo y también deseaba guardarse la noticia para sí. Esto implicaba que no era algo relacionado con Sherlock porque sin dudas se lo comentaría. Mando un mensaje, probablemente para acordar una fecha u horario de un futuro encuentro, muy próximo al parecer, por eso estaba tan emocionado. Había encontrado a alguien en el camino, alguien a quien no había visto hace mucho tiempo, pero Sherlock no recordaba que le haya mencionado anteriormente alguien con tanto cariño.

El detective había adquirido la costumbre de deducir cada salida de John, ya que sus enemigos parecían tener cierta fijación por secuestrarlo. Nunca estaba de más ser un poco precavido, además Mycroft también lo ayudaba con su vigilancia continua.

-Es un amigo de la escuela, se llama Phillip Carter. Ya te había comentado sobre él, no nos veíamos desde hace muchos años. Hoy saldremos a cenar para ya sabes, ponernos al día-dijo algo inquieto, realmente no quería que Sherlock comenzara a escupir todas sus deducciones.

-Si recuerdo que lo mencionaste- dijo obviamente mintiendo, no tenía ni idea de quien carajos era Phillip Carter. Ya podría investigarlo más tarde.- Cambiando de tema, John tienes que ver esto, este caso es bastante particular, casi llegando al 8. Por suerte mi hermano me facilito información más exacta que los informes de la policía. Al parecer hay 18 asesinatos en total, todos murieron por diferentes causas, pero siempre dejan una marca: un círculo negro con pintura en aerosol. Las armas utilizadas son siempre diferentes, armas de fuego, armas blancas, cuerdas, palas e incluso una sartén. Creo que en el último intentaba ser creativo, pero termino costándole caro. La pareja de la víctima pudo verle, aparentemente media 160 cm aproximadamente, de contextura robusta. Iba vestido  completamente de negro y usaba una máscara de algún personaje (no recuerdo cual), no pudieron identificar si era hombre o mujer. Las víctimas no parecen tener relación entre si salvo el lugar de los asesinatos, unos cinco están relacionados con el gobierno, tres en seguridad y dos en política. Se trata de un asesino a sueldo, sin rostro ni nombre, tan sigiloso que Mycroft no pudo hacer nada.

-¿Entonces que harás?- pregunto observando los papeles en la pared.

-Yo iré a investigar por mi cuenta. Te pediría que me acompañes pero parece que ya tienes planes- dijo como quien no quiere la cosa. Tenía una pequeña esperanza de que decidiera acompañarlo.

-Si... ¿no estás enojado verdad? Quiero decir por no acompañarte- dijo intentando tener tacto, a veces Sherlock era muy volátil.

-Por supuesto que no, eres libre de hacer lo que quieras John. Por mi parte tengo un caso que resolver.- dijo y sin más salió del departamento, despidiéndose de la señora Hudson en el camino.

-Parece que Sherlock tiene mucha prisa. ¿Acaso ocurrió algo?- dijo dejando una bandeja de biscochos sobre la mesa.

-Mycroft le dio un caso. Ya sabe cómo es Sherlock, no puede quedarse quieto- dijo mientras leía algunas entradas de su blog.

-¿Y tú que harás querido?, ¿te quedaras a cenar?-pregunto amablemente.

-No señora Hudson, hoy saldré con un amigo de la adolescencia- dijo disculpándose con la mirada.

-Diviértete entonces. Parece que hoy estaré yo sola, pero bueno, ustedes no se preocupen por mí. No es que quiera algo de compañía que no sean los irritantes vecinos -dijo reprochándole.

-No se preocupe, puede que Sherlock vuelva pronto. Puedo acompañarla hasta las siete si quiere- sugirió algo culpable.

-¡Excelente! Estoy probando recetas nuevas, me serás de mucha ayuda- contesto extrañamente alegre de repente. John acepto sintiéndose un poco manipulado, a veces se le olvidaba lo que la señora Hudson era capaz de hacer.

Viajando en taxi hacia el hospital St. Barttholomew, Sherlock se encontraba realmente inquieto. Estaba investigando al tal Phillip, al parecer había ido con John durante el primario y segundo ciclo de secundaria. Viene de una familia problemática, su madre era drogadicta (actualmente se encontraba presa por posesión), tuvo cinco hijos varones, todos salvo Phillip estuvieron alguna vez en la cárcel. El pidió emanciparse al conseguir un trabajo a los 16 años, ahora trabajaba en el Consejo de Investigación Medica contando con una buena reputación. La emoción de John dejaba entrever que era alguien a quien realmente apreciaba, probablemente hayan pasado mucho tiempo juntos. Pero eso era cosa del pasado, ahora seguramente hablarían un poco prometiéndose llamar a menudo, pero con el tiempo se irían olvidando y todo volvería a la normalidad.

Su amigo ya gastaba suficiente tiempo en el trabajo, no quería que tuviera otra distracción pero no podía simplemente decirle que no se encontrara con Carter, ya vería como arreglaba ese asunto.

Por otra parte tendría que cumplir con la petición de Mycroft si quería el soborno que este le ofreció, tendría que dar todo de sí y en lo posible evitar más muertes.

Podía revisar trece cuerpos, los otros ya habían sido sepultados, pero eso siempre se podía solucionar de alguna manera. Las armas utilizadas fueron: un fusil automático liviano, un cuchillo de cocina, una sartén, un machete, un destornillador, una cuerda, una barra de hierro,  una cadena, un martillo, una pala y otros siete tipos de armas de fuego. En la morgue solo había nueve cadáveres, todos asesinados la misma noche en lugares realmente cercanos y con extremo sigilo. Muchos no fueron encontrados hasta horas después. Los otros habían sido asesinados el día anterior en un mismo hotel.

Estaba presumiendo, simplemente dejaba su marca y se marchaba cuando terminaba el trabajo. Pero no seguiría así por mucho tiempo, ahora se estaba enfrentando al único detective consultor del mundo y el siempre ganaba al final.

Analizo detenidamente todos los cuerpos minuciosamente, leyó archivos y fichas. Pero necesitaba otra perspectiva (o era una simple excusa) por lo que decidió enviarle un mensaje a John.

Realmente necesito tu ayuda, ven lo antes posible hay gente en peligro. Morgue, St. Barttholomew. SH.

Ya eran las 8:40 de la noche, posiblemente hablaron lo suficiente para ese entonces, siendo las ocho el horario más probable del encuentro para que dos viejos amigos se vean.

Desde lo ocurrido con Eurus las cosas con Molly se habían vuelto un tanto tensas, a pesar de que le explico a su manera lo que había ocurrido. Por ello por el momento prefirió no molestarla tanto, después de todo era su amiga.

¿Es realmente necesario o es otro de tus trucos? JW.

ES URGENTE. SH.

¿Por qué no te creo? JW.

Nueve personas podrían morir esta noche, no me hagas rogarte. SH,

Voy para allá. JW.

Dejo bruscamente el teléfono sobre la mesa, estaba sumamente molesto por la renuencia de su amigo a ayudarlo. Parecía que hablar con Carter era más importante que resolver un caso con él, ¿Qué diablos le pasaba?

Continuidad lógica de los acontecimientos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora