Capítulo 4.

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Por momentos como este realmente agradecía estar ahí. Sherlock se encontraba profundamente dormido contorsionado en una posición extraña, con baba escurriéndole por la boca. Era raro verlo en semejante situación, el simple hecho de verlo dormir era al anormal. Se veía tan chistoso e indefenso que no pudo evitar reírse en silencio. Llamo a la señora Hudson que venía a traer galletas para que lo viera, ella negó con la cabeza mientras intentaba contener la risa. Cuando pudo controlarse y mantenerse serio se sentó en su sillón con una taza de té y el periódico en mano.

Posiblemente Sherlock se había dormido muy tarde esa noche, viendo los papeles en la mesa obviamente se había quedado investigando incapaz de esperar al día siguiente. A veces se preguntaba cómo es que le había agarrado cariño tan fácilmente. Sherlock llego justo en el momento que más lo necesitaba, él era su guerra. Y justo como en un campo de batalla, hay pequeños momentos de paz y tranquilidad que hay que saber apreciar, justo como este.

El celular de su compañero sonó alertando que le había llegado un mensaje. Muy cómodo como para levantarse le arrojo una bolita de papel que se encontraba en el suelo, dándole de lleno en la cara. Sherlock se levantó torpemente mientras balbuceaba incoherencias. Tardo un poco en darse cuenta en donde estaba y otro poco en localizar a John que tenía una sonrisita traviesa en los labios.

-Buenos días Sherlock, te ha llegado un mensaje-dijo tranquilamente volviendo a su lectura matutina, pronto tendría que ir a trabajar. Los días de licencia no duraban mucho aunque hayan explotado tu casa e intentado asesinarte.

Con el ceño fruncido y limpiándose los restos de saliva con su manga, Sherlock reviso su teléfono, entonces las arrugas de su frente se fueron acentuando cada vez más. Algo definitivamente había pasado.

-¿Qué sucede?-pregunto una vez que su amigo guardo su teléfono en el bolsillo. Se le notaba en la cara que no habían sido buenas noticias.

-Encontraron el cuerpo de uno de los niños, parece que lo despellejaron. Lo encontraron a unos ocho kilómetros de la cabaña. Ahora están peinado el bosque- comento mientras se dirigía a su habitación para cambiarse.-Algo no encaja. Estuve investigando y parece que hubo hace algunos años varias desapariciones por la zona, nunca se encontraron los cuerpos, creo que están relacionados con el caso. Pero ahora si hay un cuerpo, algo ha cambiado- dijo elevando la vos para que lo pudiera escuchar.

-¿Entonces crees que se trata de un asesino serial?, ¿por qué ya no me sorprende?- dijo también disponiéndose para salir.

-Debe ser que de verdad soy una mala influencia para ti- dijo con ironía acompañando sus palabras.-Supongo que no te matara tomarte otro día de licencia, ¿o sí?- sugirió ya sabiendo la respuesta de su amigo.

-Supongo que no va a matarme- contesto decidiendo así que ambos irían juntos a resolver el caso.

Al parecer la policía ya había revisado todos los túneles. Estos tenían la altura suficiente para que una persona de estatura media pasara sin problemas. El niño había sido encontrado cerca de un arroyo, le faltaban jirones de piel en brazos y piernas. El cuerpo ya había entrado en estado de descomposición, y parecia en parte haber sido devorado por aves oportunistas. Se encontraba desnudo boca arriba con las piernas y brazos pegados al cuerpo.

Para poder llegar allí tuvieron que tomar una ruta alternativa en donde les esperaba Lestrade que los guío hasta la escena.

A simple vista John supo que llevaba aproximadamente 1 día muerto por el color de la piel. Después de analizar la escena por sí mismo, Sherlock le pidió a su compañero que examinara el cadáver. La piel tenía un tono azulado, los músculos ya habían entrado completamente en estado rigor mortis. Le habían despellejado los brazos hasta la altura del codo y las piernas hasta la rodilla, lo más probable es que haya sucedido después de muerto. Al oler su boca supo que habían ingerido algún tipo de veneno que lo hizo vomitar hasta morir provocándole asfixia. Los cortes parecían hechos por alguien con mucha experiencia, casi profesional.

-Fue una plata venenosa- dijo leyendo de su celular en donde ya había buscado los posibles causantes de su muerte.-Hippomane mancinella o manzanillo, es extremadamente peligrosa. Al ser consumida genera vómitos y diarrea. Pero sin duda lo que más llama la atención de esta planta es el efecto irritante que produce su savia, el simple hecho de rozarla deja la piel a carne viva. Es algo inusual en Inglaterra, posiblemente lo hayan comprado ilegalmente o hay un árbol de estos por aquí. Es obvio que aquí hubo una fogata, los niños vinieron por su voluntad propia, después el asesino les ofreció de comer pero solo enveneno a uno. Dejo inconscientes a los otros dos, se puede ver por los rastro en el suelo que los sujeto por las axilas, ¿para qué ser tan cuidadosos si estuvieran muertos? Después regreso y le saco la piel y lo limpió. Pero para llegar hasta este punto, los niños tenían que confiar en el o ella, ¿ya les preguntaron si habían visto rondar a alguna persona cerca de la cabaña?-pregunto dirigiéndose a Lestrade. No había parado de moverse desde que comenzó a hablar, mientras hacía ademanes imitando en parte lo que estaba explicando.

-De hecho si, los sobrinos habían visto a una persona. Ellos lo llamaron el "mago del bosque", no lograron verle la cara ya que tenía un abrigo muy grande. Los padres no les creyeron- dijo recordando todos los interrogatorios que había tenido que hacer.

-Como siempre los padres son idiotas. Les sugiero que utilicen perros para rastrearlos, no deberían estar tan lejos.-aconsejo acomodándose el abrigo- John y yo tenemos unos asuntos que atender, estaré esperando información. Vámonos- le dijo a su compañero que se despidió de todo y siguió a Sherlock.

-¿Crees que los niños siguen vivos?-por lo que Sherlock había dicho, tenían una pequeña esperanza, pero tratándose de un asesino en serie no podían estar seguros.

-No los sé, lo único que podemos hacer es ir descartando sospechosos- dijo mientras caminaba de manera apresurada por el camino que les habían indicado.

-¿Alguna idea de quien podría ser?

-Solo una- contesto enigmático. Entrando al taxi que les había estado esperando y dando una dirección.

Llegaron en unos veinte minutos, diciéndole al taxista que podía marcharse. La casa frente a ellos era bastante modesta, con paredes pintadas de un verde descolorido. Se podía ver el paso del tiempo y la humedad, el jardín estaba igual de descuidado.

-Nuestro sospechoso se llama Michael Joshep, encaja con las pistas que tenemos hasta ahora. Prácticamente vivió siempre en el bosque. Tiene la edad suficiente para haber asesinado a las otras personas y en este momento no está en casa- fue aclarando mientras buscaba la llave de la casa que encontró debajo de una maseta.

-¿Volveremos a allanar otra casa?- pregunto John más a su propia conciencia que para su amigo.

-Ya deberías estar completamente acostumbrado- respondió y simplemente ingreso al lugar.

Estuvieron buscando por un rato, zapatos más precisamente. Pero al observar más a detalle la vivienda, Sherlock decidió que Michael no había sido el culpable. En ese momento escucharon como un auto se estacionaba afuera. Ambos sin decir palabra dialogaron con la mirada decidiendo que lo mejor era salir por la puerta de atrás. Sintieron un escalofrió al intentar abrir la puerta que rechino al estar oxidada. Por suerte el hombre no los escucho ya que parecía estar bajando algo de su camioneta, posiblemente leña. Tratando de ser lo más silenciosos posibles salieron, pero Sherlock en un momento se detuvo viendo fijamente un árbol. "¡Vamos!" apresuro en vos baja John, hasta que entendió lo que su compañero estaba viendo no podía ser nada más que el árbol de manzanillo. "¿Estás seguro?" pregunto aún más bajito. Sherlock solo le dio una profunda mirada y lo sujeto del brazo para que comenzara a correr justo al mismo tiempo que ambos oyeron un "¿Quién diablos está ahí?". Sherlock lo guío cortando camino por el bosque hasta la carretera más cercana, cuando llegaron ambos suspiraron aliviados.

-¿Entonces él era el culpable?, hay que avisarle a la policía-dijo apresurándose a sacar su teléfono, pero Sherlock lo detuvo.

-No es el, el número de calzado no es el mismo. Prácticamente todo en su casa gritaba que el no había sido, ¡hay algo que no estoy viendo!-dijo completamente exasperado.

-Si estás seguro de eso, entonces ¿Quién podría ser? Dijiste que era el único sospechoso-dijo John bastante consternado.

-Si era el único sospechoso pero todavía me queda interrogar a los demás- dijo disponiéndose a llamar un taxi.

Continuidad lógica de los acontecimientos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora