Continuidad lógica de los acontecimientos.

Capítulo 3.

Se encontraban ambos en Angelo's, como siempre John había ordenado su comida y Sherlock simplemente lo acompañaba. Esta vez sin embargo el detective se encontraba más que dispuesto a dialogar cualquier cosa que se le cruzara por la cabeza. Apenas habían llegado recibió una llamada de Lestrade el cual le informo sobre los interrogatorios y que habían encontrado algunas salidas de los túneles, pero el entramado parecía más profundo de que habían esperado. Aparentemente fue construido en la Segunda Guerra Mundial por un conjunto de familias con miedo a ser invadidos, siendo abandonado apenas finalizo la guerra. Sherlock tuvo que detenerlo para que se centrara en los detalles que a él le parecían más interesantes, apenas concluyo la llamada John le pregunto sobre ello.

-Hasta ahora no se encontraron a los niños, lo más probable es que no los hallen en esos túneles. Respecto a los posibles sospechosos, los padres quedan descartados, pero de igual manera hablaremos con ellos mañana. Al parecer la esposa no se recuperó todavía de la anestesia por la cirugía. Iré a interrogar a los vecinos personalmente, no confió en el criterio de Lestrade. A parte de ello no hay más sospechoso por el momento- dijo felizmente. Hoy había sido un día excelente para Sherlock, además del caso de los niños había descubierto que otras personas habían desparecido por la zona. Probablemente estaban relacionados pero algunos llevaban años sin resolverse, no le resultaría tan fácil interrogar a los familiares, muchos se rehusarían a volver abrir viejas heridas. Por suerte siempre podría acceder a información sobre estos casos desde internet o hackeando el sistema datos de la policía. De alguna manera conseguiría lo que quería.

-Tengo una duda, ¿Cómo fue que supiste que habían comprado la cabaña hace poco?- pregunto John mientras atacaba su plato de pastas. Al ser un lunes por la noche, el local no estaba tan abarrotado como otros días a la semana y por lo tanto tendrían más libertad para hablar.

-Cómo pudiste apreciar habían sectores de la casa que no fueron consumidos por el fuego. Se podía que la madera estaba desgastada, pero no por el paso del tiempo ya que por los remaches se puede deducir que no tendrían más de 10 años, entonces podemos suponer que había sido limpiada regularmente. Casi rayando lo compulsivo, tarea que tomaría muchas horas diarias para toda la casa, pero viendo el estado de los autos estacionados afuera te darías cuenta que no pudieron ser ninguno de los dos. Ambos padres son personas ocupadas, ella es abogada, pude confirmarlo por los restos de libros de la sala y el obviamente algún tipo de profesor, de biología tal vez. Por la antigüedad de las decoraciones de la casa es simple pensar que pertenecían a alguien mayor. Podría haber sido de los abuelos pero no había fotografías que indicaran algún tipo de relación. Pero la prueba más simple y sencilla de todas es el buzón de la entrada, "Hersinoff" escrito hace aproximadamente diez años- concluyo hablando distraídamente mientras observaba por la ventana la ciudad iluminada artificialmente. John solo había asentido con la cabeza con una sonrisita en los labios, ahora a ambos solo les tocaba esperar a recibir noticias.

Sherlock observo a su amigo, que acababa de limpiarse son una servilleta pero aún quedaba una mancha en su mejilla. Se asustó el profundo deseo que sintió de limpiarlo con sus propias manos, algo que sería extremadamente extraño para ambos. Termino simplemente avisándole a John sobre la mancha de salsa y este se apresuró a quitarla, agradeciéndole. Se preguntó por un segundo como sería hacer todo lo que las parejas normales hacen con él. Dejo a su mente divagar un poco, pero sin darse cuenta se desconectó más de lo debido. El objetivo de sus pensamientos le estaba llamando nuevamente.

-¡Sherlock!, ¿me estas escuchando?- dijo John con tono de reproche. ¿Por qué siempre usaba suéter? Era un hombre de costumbres muy arraigadas, incluso los traía usualmente en verano o primavera pero con patrones más ligeros. Parpadeo un par de veces antes de contestar.

-Estoy cansado, creo que es hora de irnos- sentenció sin responder realmente.

-Creo que debería ser más amable con su pareja señor Holmes. El señor Watson debe tenerle mucha paciencia- dijo de manera picara Julio, un camarero nuevo en el local. Seguramente el mismo Ángelo le había mal informado sobre su relación con John.

-Se supone que tienes que servir mesas, no opinar sobre las vidas de los demás- espeto con un tono descarado y prepotente. Eso solo hizo reír al mesero y que John bufara por lo bajo. No pudo evitar darse cuenta que su compañero no había tratado de corregir a Julio, simplemente se despidieron y se fueron. Algo danzó dentro de su pecho esa noche, aunque sabía que era estúpido tener esperanza, seguramente John estaba harto de repetir siempre lo mismo.

Durante la madrugada se dedicó a investigar los misteriosos casos de desapariciones, podía rastrearlos a un rango de aproximadamente cincuenta kilómetros. Las víctimas eran nueve hasta el momento (contando las más recientes), dejando un lapso de varios años entre una y otra.

La primera fue una muchacha de unos 15 años desaparecida en 1986, no hubo una investigación muy profunda ya que provenía de una familia problemática. Le llamo la atención la cercanía con la cabaña, vivía en una de las casas más próximas, al parecer los padres terminaron en prisión y la casa fue hipotecada. El siguiente fue un hombre de unos 35 años, al parecer había sido denunciado por violencia doméstica, su esposa fue la principal sospechosa pero fue absuelta de todos los cargo, comprobaron que estuvo en la casa de su hermana todo ese tiempo. Eso fue en 1991. En 1993 condenaron a una mujer a 10 años de prisión por la desaparición de un bebe, nunca lo encontraron y ella se declaró inocente en todo momento. Sherlock creía que decía la verdad, ya que el único motivo por el cual fue acusada era el testimonio de la madre, que le guardaba resentimiento ya que su marido se acostaba con ella, simplemente encontró una manera de deshacerse de una molestia. Más allá de eso las declaraciones eran inconclusas. En 2001 un drogadicto se reportó desaparecido, no tenía familia próxima, su búsqueda ceso pronto.

Finalmente la pareja que vivía antes en la cabaña, llevaban unos 25 años casados. Edward y Margaret Hersinoff, la última vez que fueron vistos fue hace tres años. Sus dos hijos no pusieron mucho esfuerzo para encontrarlos, considerando que ambos escaparon a los 16 años de casa no parece que se llevaban tan bien con sus padres. ¿Por qué escaparon de casa?, viendo el historial de arresto de Edward saltaba a la vista que había sido por su alcoholismo.

¿Qué unía a todas estas personas? Todos pudieron desaparecer sin levantar tantas sospechas como para que relacionen los casos, no había nadie que realmente quisiera encontrarlos, estaban solos. "Tenemos un asesino serial" pensó terriblemente emocionado por la idea.

Las muestras de cenizas que había obtenido comprobaron que el incendio había sido causado por la electricidad. Una huella le había llamado la atención, ya que tenía una forma bastante peculiar. Tendría que investigar qué tipo de zapatos podían dejar una forma tan irregular. Un rato después de haber buscado por internet concluyo que se trataba de un zapato artesanal de un pueblo cercano. Supuestamente en este lugar estaban especializados en la caza y venta de cuero, hacían zapatos, bolsos y abrigos, pero no eran muy buenos en ello. Entonces ¿Quién encajaba para ser el culpable?, solo tenía un sospechoso: Michael Joshep un aficionado a la caza que tenía fama de ser violento. Solo tenía que esperar a que John durmiera 6 horas y entonces podría despertarlo sin que le echara toda la bronca. Tal vez podría dormir, pero creía estar demasiado emocionado para eso. Podría pensar y repasar los datos de vuelta... o eso creía que haría cuando se quedó dormido en el sofá en una posición bastante incomoda.