Capítulo 3: Corazón Muerto

169 31 4
                                    

Sus orbes desorbitadas, sus latidos a punto de estallar, su mandíbula casi rozando el límite, abierta entre el miedo y la sorpresa.

Yo bailaba, desnudo como un niño recién nacido, rodeado de los cadáveres de mis amigos, con mi madre todavía muriendo en mis manos, como si la usase para bailar un vals. Ninguno me satisfacía como su sangre.

Y allí me encontraba, risueño de tener su total atención. De que sólo me mire a mi, mientras robo el último aliento de vida de mi creadora en una zagas mordida.

Me acerqué a paso moderado, contoneando mis caderas como un felino. Levanté su rostro de mis pies y lo besé aún con el carmín en mis labios, degustando de ambos sabores.

- Bakugou... ¿Qué hiciste? - Susurraste con esa voz profunda que adoro.

- Entregarme a ti.

Volví a besarte hambriento, me abrazaste tan confundido que me dio ternura. Me llevaste a tu hogar, nuestro hogar. Volviste a encerrarme, y te quedaste esperando a que durmiera.

Pero, ¿cómo hacerlo si hueles tan magnífico? ¿Cómo hacerlo si el hervor de tu sangre excitada ante mi figura te perturba? ¿Es otra invitación a devorarte, Kirishima?

No hay cosa que desee más en este mundo que a ti...

Te puedo sentir ceder, estás entre mis redes y a unos centímetros de estarlo entre mis muslos. Imagino que ese es el poder de seducción que el bastardo mitad-mitad me había comentado que tendría, uno infalible y mortífero. No importaba el sexo o la edad, el aroma que desprendería más la hechizante mirada actuarían como un arma letal.

Y ahí estás mi amado Kirishima, arrastrándote a la jaula donde me privas del mundo, de tu mundo. Abriéndola y besando mis pies con una lujuria que siempre reservaste para tus adentros. Te quiero libre y mío, de aquí a la eternidad abismal a la que me lancé por unas migajas de tu amor.

Te internas entre mis piernas desnudas, pasando el inicio de tu nariz por mi piel oliendo entre jadeos de calor intenso. Nos recibimos entre miradas desafiantes y persistentes. Tu carmín es hermoso, nunca vi unos ojos así antes Kirishima.

¿Cuánto más te vas a resistir a mi encanto de no-muerto?

Siento tu aliento en mi entrepierna y me escucho jadear por todo el sótano.

Y allí frenas y te alejas de nuevo, moviendo tu cabeza en negativa y arrancándote el pelo a tirones de la cabeza.

Corro y te abrazo por la espalda, extraño tanto sentir tu piel, idiota. Extraño que me mires y me desees como hasta hace un momento. Giras y me empujas, pero soy persistente y tomo tus manos y las coloco acunando mi rostro. Te miro con todo el amor que me queda en este corazón muerto, y te beso en un movimiento rápido. Tus manos bajan a mi cuello y juegan sobre tu marca, nunca se fue y eso me volvió loco...
Entregué mi alma y cordura a esto, a esta relación que no sé cómo acabará.

Hay una sinfonía de suspiros entre besos que cortas abruptamente.

- ¡Basta Bakugou! ¡Deja de hacer eso! - Gritas tapándote la nariz. Y no puedo evitar reírme por lo patéticos que somos, por lo idiota que fui.

- No me quieres... - Susurro sonriéndote.

- Así no... - Aprieto los dientes. Me encadenas derrotado a la jaula y me vistes con un pijama negro de verano. - Yo... Volveré en unas horas y hablaremos sobre... Qué hacer...

Desapareces ante mis ojos. Te maldigo como tantas otras noches que me abandonaste, y escapo rompiendo todo aquello que me impida salir. Las estrellas me bañan en su luz y lo veo allí, entre las sombras sonriendo a lo lejos.

- ¿Solo otra vez, Bakugou? - La voz gruesa de Todoroki me fascina. Un poco de amor rápido y frívolo, eso necesito.

Me dejo guiar por las sombras que me vieron nacer hace unos días, y me dejo tocar. Me dejo besar. Me dejo morder y me dejo penetrar. Todo lo que soy y nunca seremos, Eijiro, todo se resume a esto. A mi entregándome a otros brazos, mientras tu juegas en el bosque a que no me necesitas. A que no existo, a que no valgo lo suficiente para permanecer a tu lado.
Nunca ocuparé un lugar sosteniendo tu mano. Y eso está bien, realmente está bien...

- ¡Bastardo! - Grito ahogado en placer mientras me llena de él.

- Eres mío, Bakugou. Mío. - Sus colmillos penetran mi hombro derecho, siento sus pectorales contra mi espalda perlada por el sudor. El sillón donde entierro mis uñas y frente huele a sangre y carne, y eso me vuelve a incitar. Muerdo la mejilla del bastardo y bebo entre sus risas. - Tan goloso y perfecto... Sabía que ibas a ser el novio ideal.

- ¿Novio? - Lo empujo para que salga, el hilo de semen baja por mis muslos y empieza a darme asco.

El asiente confundido - Estarás a mi lado por la eternidad...

Vuelvo a sentirme atrapado, paso de una jaula a la otra. Quiero huir, quiero irme donde pueda ser libre.

Sus brazos me rodean pensando que estoy conmovido. Kirishima... ¿Qué he hecho?

××××××××××××××××


ADVERTENCIA: Ésta historia contiene lenguaje soez, sexo explícito, violencia y dolor emocional.
Los personajes utilizados le pertenecen a Kouhei Horikoshi de su obra Boku No Hero Academia. La portada pertenece a su autor.
Gracias por leer.

Perfume RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora