Capitulo 10

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Caí dormida, creo que tenía demasiado tiempo sin poder descansar de esa manera como lo había hecho, hablar con Pablo y contarle un poco de lo sucedido en mi vida me ayudó, en tan poco tiempo había sentido una atracción muy grande por el, desde el primer día que lo vi, sabía que iba a ser un dolor de cabeza pero me encantó...no me podía seguir engañando, Pablo me volvía loca y eso me daba miedo.

Me levante de la cama y camine hacia la habitación de Natalia, en la cual ella no estaba, seguí caminando hacia la sala y ahí estaba él, sentado en el sillón más pequeño mirándome como si fuera lo más hermoso que sus ojos pudieran llegar a ver en la vida.

No sabía que decir, anoche había sido una noche de... desahogo.

Pablo debió sentir mi tensión, porque se levanto y se acercó a mi lentamente.

—Lena— me llamo mientras lo miraba. —Estuve pensando toda la noche sobre lo que me contaste. —Su mirada se oscureció un poco —Estoy tratando descontroladamente no ir a la casa de tu padre y ponerlo en su lugar —Me estremecí con sus palabras —No entiendo como puede haber personas así en el mundo, es tu padre ¿Cómo puede tratarte así?—Pregunto y no pude hacer más que mirarle maravillada.

Pablo hablaba de una forma que cautivaba a cualquiera.

—Mírame cielo—Ordenó el cuando aleje la mirada—Eres la chica más fuerte que he conocido, la más inteligente pero sobre todo, la más hermosa —Se acercó tanto, que pude sentir su respiración — Y no necesitas a nadie para que te proteja porque sabes hacerlo por ti misma, pero entonces yo te veo y lo único que quiero hacer, es estar ahí para ti, incluso cuando no me necesites —Mis ojos no podían dejar los suyos, eran tan sinceros, tan vulnerables, tan hermosos —Cielo, a veces soy la persona más egoísta y desinteresada del mundo, pero cuando estoy contigo, quiero hacerlo todo bien, quiero estar en todo, si ese todo te incluye a ti.

SANTA.MADRE.

—Déjame cuidar de ti, incluso si no lo necesitas, he visto como actúas alrededor de otras personas, como siempre estas a la defensiva siendo sarcástica o incluso llegar a ser odiosa —Sus manos fueron a su cabello mientras sonreía —Pero te conozco Lena —Aseguró—Toda esa actitud es para esconder realmente tus problemas y por todo lo que has pasado — se acercó más a mi, y juro que casi se me sale el corazón—Pero para suerte tuya, frente a mi no tienes que fingir nada.

Iba a decir algo, pero bueno...El chico tenía otras cosas planeadas porque sin decir más me beso, si, ¡Me beso! Otra vez y otra vez, hasta que los dos terminamos en la cama, yo sobre él, mientras nos devorábamos de una forma tenebrosa, sus labios eran exigentes sobre los míos, sus manos fueron a mi cintura y las apretaron de una forma que me hizo gemir locamente, en cuestión de segundos yo era la que estaba abajo y él estaba besando mi cuello.

—Mierda— Gruñó cuando mordió mi labio y yo gemí — Debo detenerme.

—¿Quien lo dice? —pregunté clavando mis uñas en sus hombros.

Una sonrisa traviesa apareció en sus labios.

—Eres realmente una traviesa—Beso mi labio inferior antes de alejarse.

—¿Y eso es malo?— Dije y después me sonroje cuando me di cuenta de mis palabras.

Pablo se rió suavemente antes de separarse definitivamente.

—Me tengo que ir— dijo en el momento que salió de mi cuarto y yo lo seguí.

—Está bien, gracias por haber estado aquí.

—De ahora en adelante, estaré aquí pequeña— me acaricio la mejilla con una mano y sentí un calor abrazador. —¿Quieres que pase por ti al bar, cuando termine tu turno?

—No es necesario, pero como tú quieras.

—Entonces ahí estaré, esperándote— se acerco a mi y me dio un beso en la frente. —Hasta en la noche.

—Hasta en la noche— Fue lo único que pude responder, ya que este hombre me robaba hasta la respiración.

Sin decir más, salió del apartamento, dejándome con una gran sonrisa en el rostro.

Recuerdo que cuando estaba pequeña siempre estaba soñando con alguna persona que viniera a casa y me salvara de los malos tratos que pasaba con mi padre. También recuerdo que un tiempo había creído en los súper héroes y había pedido que llegara uno de ellos y borrara del mundo la maldad, pero mientras fui creciendo, me fui dando cuenta de lo estúpido que era mis sueños y deseos y los deje de un lado, después de todo la maldad siempre era la que predominaba en el el mundo.

*****

—Lena—Escuche la voz divertida de Natalia, encontré sus ojos rápidamente al otro lado de la mesa. —¿estás escuchando?

—Lo siento—Susurre bebiendo un poco de jugo de naranja—¿Qué decías? —Desconecte mi cerebro porque sabía que no iría a ninguna parte ahora mismo.

—Decía que si quieres yo voy a surtir las cosas de la despensa—Me sonrío alegremente y aunque trate no pude devolverle la sonrisa tan genial como la suya.

—Hmm, si claro— hoy me sentía torpe nivel Dios, anoche no había podido dormir bien y ahora tenía que irme al bar a trabajar.—Entonces iré a organizarme para irme a trabajar.

Ella asistió mientras miraba su celular y yo dejaba el lugar con pasos lentos; la noche anterior Pablo había ido por mi al terminar mi turno en el bar y había sido un poco extraña, no hubo nada de besos ni abrazos al vernos y en cierta manera lo agradecí. No me sentía lista del todo para comenzar una relación.

Después de una corta ducha, me puse un pantalón blanco acompañado de un suéter rosa— Mi elección era limitada ya que no tenía gran cantidad de ropa desde que me salí de la casa de mi padre. Me maquille un poco y deje caer mi cabello en ondas suaves.

Tomé mi bolso, donde llevaba una agenda, mi mandil de trabajo, mi celular, mi cartera y después de una corta respiración, salí de la habitación para enfrentarme con el mundo y ganarle.

Olvido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora