Entre al bar sin saber qué hacer exactamente, solo tomé mis cosas y me despedí de Marc con un simple "hasta mañana". Lo único que quería era llegar a casa y poner mi cabeza en orden, necesitaba pensar y saber que hacer ahora que Damián me había encontrado, no me gustaba estarme escondiendo pero no lo quería más en mi vida. Tendría que buscar un nuevo trabajo si él volvía al bar, no quiero que me cause problemas o qué arme una bronca en uno de sus arranques, necesitaba tenerlo lejos para yo estar bien.
Cuando llegue a casa mi cabeza no dejaba de pensar en Pablo y en la manera que me defendió pero mi cansancio era mayor que caí rendida al llegar a mi cama.
No sé si han pasado horas o solo minutos desde que desperté, pero decido no moverme de mi cama, me quedo tan quieta que puedo jurar que me he vuelto parte de la misma.
—Por fin te despertaste— la mirada de Natalia se posó en mi.
Sabía que no podía pasarme toda la vida metida en mi habitación, así que decidí salir de la cama y empezar a hacer todos mis deberes.
—¿Te encuentras bien?— Pregunto después de pasar varios segundos mirándome fijamente.
La preocupación que arraigó en su rostro pero después sonrió levemente.
—¿Porque sonríes?— entrecerré los ojos.
—No, por nada
No le respondí porque sabía que si lo hacía podríamos acabar mal, mi cabeza estaba pensando en lo ocurrido ayer y eso me preocupaba. Así que tomé lo necesario para tomar un baño para marcharme a la universidad.
Faltaban pocos días para acabar el semestre así que ya no tenia tantas clases a las cuales asistir, así que decidí irme caminando para pensar un poco las cosas, pero no camine ni dos cuadras, cuando ya tenía a Damián en frente de mi. Camine un poco más rápido pero de nada sirvió.
—¿A donde vas?— me grita, tratando de alcanzar mis pasos.
—A clases—respondo muy molesta.
—Espera, Espera—me agarra del brazo para detenerme. —Quiero hablar contigo, solo un par de minutos.
Lo único que quiero es golpearlo hasta cansarme pero, con un largo suspiro me cruzo de brazos y lo miro atentamente.
—Solo tienes un par de minutos.
—Bien— responde cansado. —Quería hablar contigo por lo qué pasó. Me siento mal y discúlpame. No quería asustarte y me siento mal porque pienses que podría hacerte daño...¿Tengo la oportunidad de sentarme y hablar contigo?
Me quede mirándolo por un segundo, pensando en todas las veces que me hizo tan infeliz.
—No tengo el tiempo ni las ganas de hablar contigo, necesito llegar a clases a tiempo.
—Entonces dame tu número de teléfono para llamarte.
—¡Claro que no! Que parte de no te quiero más en mi vida y que me dejes en paz no entiendes.
Comienzo a caminar y agradesco que no me siga, sigo caminando y llego a la universidad, subí hasta mi salón y cuando entro al salón me topo con Susi que está centrada en una banca con su celular en las manos.
—Lena...¿Estas bien?— su ceño de frunce un poco mostrándome algo de preocupación.
—No del todo...— dijo sentándome a su lado, ella guarda su teléfono y me ve muy atenta— Olvídalo, son cosas sin importancia.
—Por tu cara de que no es algo sin importancia.
—Buenos días a todos— gracias a dios llegó la maestra y todos nos acomodamos en nuestros lugares, no quería hablar del tema, era algo que yo tenía que resolver sola.
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Olvido
Roman d'amourLe iba a dar la peor clase de venganza, lo iba a condenar a sentirse tan miserable como me sentía en ese mismo instante, le iba a dar el veneno de todo enamorado. El olvido.