Capitulo 4

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Cuando lo vi ahí parado, quise seguir mi camino como si no lo conociera pero él me detuvo.

—¿Cómo estás?— Me quede en silencio, me hablaba como si lo conociera de toda la vida, su voz era suave y lenta.

—¿Quién eres?— Fue lo más estupido que pude decir en el día.

—¿Segura que no me conoces?, pero cuando estoy en el bar con mis amigos no me quitas la mirada de encima.

Me quede muda, cuando iba al bar yo disimulada mente volteaba a verlo, pero al parecer se dio cuenta.

—¡Ah!, Ya se quien eres. ¿Qué haces aquí?

—Yo fui el primero que te pregunto algo y no me contestaste, ¿Cómo estás?— Me dio una sonrisa de lado.

Dios mío me encantaba.

—Muy bien....—Él sonrió y asintió lentamente.

—Parece que no dormiste bien,...

—No, no lo hice—. Volví a verlo a los ojos y él me estaba sonriendo ¿A caso tenía cara de chiste?, pero como no dijo nada volví a hablar.

—No quiero ser grosera... Pero me tengo que ir, que estés bien.

—¿Quieres que te lleve?— Pregunto como la mejor idea del mundo.

—¿Eres mi héroe o algo así?— Me reí sin humor y comencé a caminar.

—¡Lo seré siempre que quieras!— Hablo, aún caminado detrás de mi, sonreí de oreja a oreja.

Me giré a verlo y no le había puesto tanta atención, sus músculos se reflejan gracias a su camisa blanca pegada y sus pantalones de mezclilla lo hacen lucir más que bien.

—¿Qué es lo que quieres?— quise sonar lo más moleta posible y lo conseguí. —¿Cómo sabes dónde vivo?.

—Respondiendo a tu primera pregunta, conocerte y sobre la segunda, yo sé muchas cosas de ti.

¿Me quería secuestrar o que?

—Pues yo no quiero conocerte y no creo que sepas nada de mi, así que déjame en paz.

Ahora si que se me había hecho tarde para la universidad.

—Déjame llevarte a la Universidad, creo que se te a hecho tarde por mi culpa.

Levante mi mano para ver mi reloj y solo faltaban 20 minutos para mi primera clase.

Maldicion.

Lo mire de reojo y no pude evitar morder mi labio, en serio que el tipo era guapo y mucho, pero también había algo en el que no me gustaba, quizá era que tenía aire de mandón y yo odiaba que me dieran órdenes.

—¿Entonces...?— Preguntó con los brazos cruzados.

—Está bien, sé que no tengo que subir a autos de desconocidos pero necesito llegar a tiempo.

Camine hasta el auto que estaba estacionado afuera del departamento y subí en el.

—Dime una cosa—Dijo directamente mientras nos poníamos en marcha —¿Que hace una niña viviendo sola?.

Lo mire molesta.

—Primero no soy una niña— Gruñí y él sonrió —Y Segundo ¿Quien dijo que vivía sola?

—Si no vives con tus padres ¿Entonces con quien? —Preguntó mientras giraba por la calle principal.

No iba a ponerme a darle explicaciones a un desconocido así que decidí cambiar de tema.

Olvido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora