Capítulo v

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He pasado estos últimos días en la misma rutina, me despierto, asisto a las clases con aquel doble car... digo el respetable duque en la mañana, sigue el incómodo almuerzo con mi querido esposo y el duque, y finalmente mis relajantes visitas por las tardes a Nieves, estuve aprovechando ahora, ya que pronto empezare con el trabajo de gerencia y dirección, con lo cual estaré muy ocupada.

Antes Philippe siempre se le veía renuente cuando el duque hablaba de las tareas que se me encomendarían pero desde hace unos días, ha sido él mismo el que ha insistido el tema con sus irritantes comentarios.

- ¿Cuándo terminaras de ponerte al corriente? No es que sea tanto problema para ti, puesto que como duquesa deberías tener ciertos niveles de educación, no es así...

Arrggrr estoy segura que este acoso empezó poco después de que Nieves y yo nos acercamos, puedo entender que sospeche de mis intenciones, pero con este comportamiento, cuando lo comparo con mi impresión de él, cada vez se va volviendo más decepcionante; a donde se fueron mis palpitaciones (suspiro).

Desde que Nieves ya retomo su rutina diaria, ella también recibe sus clases en la mañana, y en gran parte de la tarde, por lo que el tiempo que pasamos juntas se ha convertido en un momento valioso para las dos. Generalmente me reúno con ella en su cuarto o en la biblioteca, pero hoy conseguí permiso con sus nanas y tutores para que termine temprano y disfrutar de la tarde en el jardín.

Nieves estaba emocionada ya que visitaríamos el jardín del sur, allí se ha alterado artificialmente el ambiente en un gran invernadero para que se adapten a las plantas de las islas sureñas de climas tropical. Me dirigía ansiosa a mi cita cuando en los pasillos nos encontramos mi marido y yo.

Ninguno de nosotros dijo nada, solo nos mirábamos a los ojos esperando que alguno comenzara la conversación; al ver que esto no llevaba a ningún lado finalmente decidí romper este silencio.

- Es un placer verlo su majestad – dije inclinándome ligeramente.

- Nathalie...

Dijo en un tono diferente a lo usual, con cierta sorpresa lo miro directamente esperando que terminara de decir, lamentablemente la conversación termino allí, pues siguió su camino sin voltear a mirarme otra vez, me quede unos instantes mirando su espalda antes de darme la vuelta y yo también seguir mi camino.

En la entrada Nieves me recibía sonriente, de la mano contando chistes e historias me fue guiando por el gran invernadero, atrás nos seguían las nanas, algunos que otros guardias, mi sirvienta asignada Sophia y el jardinero real que nos explicaba el origen, la historia y la utilidad de las plantas presentes. Teniendo toda una comitiva detrás, no podía pensar en este paseo como una cita madre e hija solamente, pero trate de que no me molestara, después de todo la vida en la nobleza y realeza siempre fue así. Las orquídeas me causaron una grata impresión, escuchando al jardinero, su mantenimiento no es sencillo pero sentí una especie de lazo con esta flor por lo que enseguida pregunte si podría llevarme una a mi habitación; aunque dudoso me dejo cuidar de una flor pero debo de recibir una larga charla sobre su cuidado, por lo que decido recogerla mañana y continuar mi paseo con Nieves.

Sucedió en el momento que hablaba con la comitiva cuando Nieves salió corriendo detrás de un pequeño conejo color caramelo hasta que desapareció de nuestra vista. Enseguida todos nos fuimos detrás de ella mientras unos fueron para avisar a los otros guardias del castillo. La gran pregunta es, como una niña pequeña puede escaparse de la vista de los guardias capacitados y demás sirvientes que están constantemente vigilando... realmente tiene el halo de protagonista de una historia, innatamente consiguen la forma de meterse en problemas.

¿Por qué me convertí en la reina malvada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora