Siempre me he considerado una niña muy afortunada, soy una princesa del reino Ivanovet, mi nombre es Blancanieves Nielsen Ivanov, es un nombre muy raro pero mi papá dice que fue el nombre que mi madre me colocó; no conozco a mi madre, pues murió poco después de que yo naciera, pero mi papá ha sido muy atento y cuidadoso conmigo, él es también un gran rey, pero por eso mismo también está muy ocupado y aunque no ha dejado de visitarme ni una vez todos los días, hasta yo puedo ver que está más y más cansado.
Mi papá me puso al cuidado de 5 nanas, Tiffa, Rina, Mirtha, Phila y Leile, Leile era una acompañante de mi madre y es casi tan cuidadosa conmigo como mi papá. Pero aunque yo misma sé que soy muy querida y consentida por todos, no puedo dejar de sentirme muy sola.
Papá es muy protector, siempre tengo a mis nanas y varios guardias a mi alrededor, incluso para salir a jugar al jardín, la cantidad de guardias presentes ocupa casi todo el lugar. Por eso paso la mayor parte de mí tiempo leyendo libros de cuentos, por supuesto después de terminar mis lecciones. Mi profesora de la clase de etiqueta es la más estricta para corregir mi comportamiento y postura, es mayormente exigente con mi vocabulario y locución pues soy algo tímida y mi voz es baja, por eso viene seguido con varios libros de lenguaje; aritmética e historias tampoco son de mis materias favoritas pero adoro mucho mis clases de pintura, música y caligrafía; en especial la clase de baile es la que más espero en el día ya que mi principal pareja de baile es mi papá.
Aunque en estos momentos me encuentro sin poder hacer nada más que descansar en mi cama, fue uno de los pocos días que pude salir a jugar, ya que todos estaban ocupados con la ceremonia de bodas de mi padre el rey, salí temprano ya que aún me costaba hacerme la idea de que pronto tendría una... madrastra, las historia de mis libros tampoco me ayudan a mejorar mi opinión y a mi papá no es que lo vea emocionado por esto. Mientras pensaba esto de pronto la lluvia cae y después de eso me vino una fuerte fiebre, mi papá llego a donde estaba muy preocupado, lamento ocasionarle más problemas y preocupaciones justo ahora...
- Papi... lo s...siento... - dije en un susurro antes de caer dormida.
Ya me estoy recuperando de la gripe pero aun no puedo salir de cama; hoy es la boda de mi papá pero no pude asistir, este día me siento mucho más sola que cualquier otro y me pregunto ¿Cómo será su nueva esposa? ¿Será gentil conmigo? ¿Será tan bonita como mi madre? He visto retratos de mi madre y era realmente linda, me pregunto si no me volveré una molestia en el futuro... pase todo el día preocupada, expectante y curiosa por cómo será todo desde ahora. Me pregunto si la podre conocer mañana.
Cumpliendo mi deseo de anoche, Leile me informa que la reina, mi nueva madrastra viene a visitarme justo ahora, estoy muy nerviosa y mi corazón late fuerte, cuando veo una figura pasar por la puerta, la mujer más hermosa que he visto en mi vida...
Unos grandes ojos negros, es como si pudieras ver el cielo nocturno en sus ojos, su mirada es profunda y misteriosa, a vez es una mirada fuerte y segura, las facciones de su cara son sin duda muy hermosas se complementan una en la otra, tiene un largo cabello negro atado en una sola trenza que cae por sobre sus hombros adoptando la forma de su figura, viste un vestido sencillo pero su sola apariencia impone y resalta demasiado por lo que el vestido le da un ambiente menos severo. No puedo apartar mis ojos de ella, a la vez empiezo a tener miedo de esa mirada que parece, estuviera viendo dentro de mí.
Ella se acerca hasta llegar justo al lado de mi cama mientras Leile me termina de acomodarme con unas almohadas. Yo le miro y le saludo con una voz débil y apenas escuchable.
- H.. hola...
- Hola, es un placer conocerte, mi nombre es Nathalie. – Ella responde con una voz melódica, clara y fuerte, su nombre es tan hermoso como ella, tan diferente de mí...
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¿Por qué me convertí en la reina malvada?
FantastikHabía una vez, al final del invierno, una joven y bondadosa reina que, paseando por el jardín de su palacio, vio una rosa roja creciendo a pesar del frío, cuando la fue a tocar se pinchó el dedo con una espina, y dejó caer tres gotas de sangre en la...