Capítulo III

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- ¿Por qué?

- No necesitas saberlo

- ¿Qué eres realmente?

- Soy un espejo mágico

- ¿Cuál es tu nombre?

- No me acuerdo

- ¿Cómo llegaste a manos de mi familia?

- No recuerdo

- ...

- ...

- ¿Tienes planeado decirme algo siquiera?

- ...

Este maldito espejo irritante solo está jugando conmigo

- Acaso algo de lo que me has dicho es cierto...

- Por supuesto todo lo que he dicho es la verdad y solo la verdad.

- Así que solo puedes decir la verdad, pero eso no te impide decir una verdad a medias no es así, dices hasta lo que es más conveniente para ti, mientras te guardas aquello que podría darte problemas.

- ...

- ...

- Mi maestra está más lista estos días, realmente ya no puedes ser subestimada a diferencia de antes, te presto bien el alma extra.

(Suspiro) hablar con este maldito espejo es muy tedioso, va eludiendo el tema constantemente, cualquier despiste mío y quien sabe a dónde se dirigiría la conversación.

- ¿Tienes más conocimientos de la magia además de su utilidad hacia la oscuridad?

- Si lo tengo.

- Enséñamelo.

- No.

- ¡Maldito espejo todavía quieres hacerte el listo conmigo! – grite alzando la voz por primera vez desde mi llegada.-

Menos mal que en estos momentos hay magia trabajando para evitar interrupciones.

- Waaa mi maestra me está intimidando y da miedo...

- ¡Ya no juegues conmigo! (Suspiro) Olvídalo, solo retírate por ahora. – digo ya recuperando mi calma.-

- Como desees.

Arrgg pero que personalidad más irritante resulto tener este espejo, no entiendo como antes pude ser tan ciega, viendo atrás en el tiempo es verdad que hubieron muchas incoherencias, solo que estaba demasiado ocupada con mi narcisismo para darme cuenta.

Toc-toc-toc

- Señorita es hora de cenar, se le espera en el comedor.

Aparece Sebas tocando la puerta, pero no estoy de humor de verle la cara a ese esposo mío en estos momentos.

- Actualmente me encuentro un poco mareada, quizás por el sol mientras paseaba por el jardín. Le pido me disculpe con "mi marido el rey", pues quisiera descansar en mi habitación. – conteste con lo que a mi parecer es una excusa razonable.-

- Entiendo, le pasare el mensaje de mi señora a su majestad, le traere entonces la cena e invitare al boticario real para que revise su estado.

- No es necesario molestar al boticario real por un simple mareo, pero aceptaré la cena que me ofreces.

- ...

¿Por qué me convertí en la reina malvada?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora