Capítulo III

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Hoy definitivamente no es mi día, nos acaban de dar un trabajo que comúnmente solo hacen los estudiantes que cursan primer año, no los de cuarto como yo.

Cómo odio a ese profesor, siempre dándonos trabajos raros quiere que construyamos un cráneo facial completo, eso es imposible. Las manualidades no son lo mío, cuando cursé primer año y tuve que presentar un maxilar apenas aprobé y fue por mis conocimientos, no por la obra de arte que hice.

Definitivamente este día no puede ser peor.

...

Retiro lo dicho cada vez es peor este día, tuve solo una clase hoy y cuando llegué a casa solo me senté en el sofá y me llamo Luke pidiéndome que lo reemplazará en la excursión de niños.

Tuve que manejar dos horas y soportar a unos niños que no hacían caso por nada del mundo, mis oídos ya no daban más por todos sus gritos. Además, moría de sueño, hoy entre a las ocho am a clase, llegue a casa a las diez am y he estado toda la tarde desde la una pm cubriendo el turno de Luke que son solo niños, ya voy con el segundo grupo, solo queda uno más y estoy segura que saldré oscuro de aquí hoy.

—Señorita, ¿Qué animales hay en este bosque? —una niña con falda se me acerco jalándome la manga del suéter.

—Son todos herbívoros, ¿conoces esa palabra? — asintió como respuesta.

—¡Son los que comen plantas! —exclamo mientras colocaba sus manos en sus caderas, bueno no es exactamente la palabra, pero sabe de lo que estoy hablando por lo menos.

—Correcto, niños si tienen dudas pregúntenle a la señorita —comento la responsable de los niños.

Me encanta este trabajo de verdad, no tengo problemas para orientar a las personas curiosas, pero hoy estoy agotada y este grupo que es el penúltimo sigue dándome trabajo por hacer.

—¡Yo!, ¿los conejos donde duermen? — quiero golpearme la cara por su pregunta.

—Ellos duermen en madrigueras, cavan hoyos en la tierra ahí es donde viven—para responderles a los niños tengo que usar palabras que ellos conozcan, sino me tocaría darles una clase de lenguaje, el pequeño una vez satisfecho con mi respuesta volvió con el resto.

—Se ve cansada, lamento que los niños sean tan inquietos—no quiero ni imaginar su cansancio al ser su responsable todos los días, pobre profesora.

—Descuide no son problemas, me veo así porque hoy me levante temprano—no es una mentira del todo.

A las siete pm llegamos al inicio del sendero, es decir mi última guía termino por fin iría a casa y podría ver a mi adorada cama. Me despedí de los niños, esperé su partida y procedí a cerrar la pequeña cabaña donde dejábamos nuestras cosas o tomábamos un descanso.

El camino a casa fue realmente aburrido, la música no fue capaz de quitar mi cansancio y eso es sorprendente porque es la tercera cosa que más amo hacer. Primero está la naturaleza, le sigue comer y escuchar música sobretodo pop o pop rock.

—¡Llegue!, ¿Hay alguien? —exclamo apenas entro a mi casa justo cuando van a ser las nueve pm.

—¡Estoy en mi cuarto! — escucho el grito de mamá desde su pieza.

Dejo mi mochila en el sofá y voy a revisar le microondas en busca de mi almuerzo-cena, estoy hambrienta, pero lastimosamente no encuentro nada, con el dolor de mi corazón hago a mi estómago esperar para prepararme dos hamburguesas que me quedan deliciosas, aunque creo que es por el hambre que las encuentro tan sabrosas.

Una vez que subo a mi cuarto y pienso en acostarme mi celular comienza a sonar, contesto sin mirar.

—¿Sí?

—Elizabeth, soy Eric sé que mañana es tu día libre, pero contrate a un nuevo guía, y quiero que lo supervises en su primer día.

—¿A qué hora tendría que estar allá?

—Descuida, pasare a buscarte y los llevare a los dos, a las diez am estoy fuera de tu casa

—Está bien, mañana nos vemos.

Lloro internamente ya no quería hacer nada más, pero es mi jefe de algún modo me recompensara en el futuro, y espero que sean vacaciones largas. Con un suspiro me dirijo al baño para ducharme porque sé que mañana tendré la suficiente flojera y me atrasare.

Me despierto gracias a mi alarma, con suma lentitud me alisto y bajo a desayunar, ¿quién un día sábado se levanta a las nueve de la mañana?, obvio yo no, adoro dormir hasta tarde en mi único día libre. Me habría levantado unos minutos más tarde, pero sé que Eric llegará mucho más temprano de lo prometido. A las nueve y media me sobresalta un bocinazo fuera de mi casa, y no puedo evitar sonreír irónicamente porque me esperaba esta situación. Está bien ser puntual o llegar antes de lo acordado, pero él no cumple con ese requisito ya que se adelanta mucho.

Salgo con mi mochila colgando de mi hombro y me adentro en el auto sentándome atrás no sin antes saludar.

—Buenos días, si no les molesta voy a dormir en el trayecto.

—Hola—escucho como un pequeño murmullo, que supongo es del nuevo chico.

—No te preocupes, duerme tranquila—dice Eric.

Cierro los ojos y no puedo evitar quedarme dormida a los minutos, aunque escucho sus voces más elevadas de lo normal.

—Elizabeth, ya llegamos—siento que me sacuden y me obligo a abrir los ojos.

Salgo del auto y me estiro, puedo sentir como alguien me observa me giro encontrándome con un rostro desconocido que aparta la mirada rápidamente de mí.

—Él es Andrew, el nuevo guía tiene diecisiete años y es mi sobrino, Andrew ella es Elizabeth lleva dos años trabajando conmigo y te supervisará el día de hoy, luego lo hará su compañero Luke.

—Es un gusto Elizabeth—estrecho su mano cuando la tiende y me estremezco cuando lo observo a sus hermosos ojos verdes.

Una tos me hace soltar su mano, siento como mis mejillas comienzan a colorarse y no salgo de mi asombro, mi cuerpo reacciono a un mocoso de diecisiete años, quiero darme una cachetada tengo veintidós años y me sucede esto.

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2018 ⏰

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