Capítulo dieciséis: El tiempo nos arrebata todo

91 7 49
                                    


Miro de mi padre a la computadora y de la computadora a él, siento que dentro de poco todo se va a volver negro y me voy a desmayar.

¡¿Dónde carajos se supone que está Dios en estos momentos?!

¿Cuántos cedés ha visto?, ¿Los vio todos? Si los vio todos estoy perdido, ¿Eso es retener información? Porque Juno tiene una copia de los vídeos.

—Nathaniel Bruce Wesley Finley —Ainch, el nombre completo—, que me expliques qué haces con esto escondido en tu habitación.

Abro la boca intentando buscar las palabras, pero vuelvo a cerrarla sin saber qué decirle.

No le voy a contar lo de los mensajes, eso ni en mil años luz.

Padre nuestro que estás en el... ¿Qué seguía?

Ahhh, no importa.

—Nathaniel, en este vídeo la hija del señor Hank confiesa sufrir de maltrato infantil desde temprana edad —¿Entonces a Hayley su madre...? Ahora lo de la ventana cuadra.

Seguramente la estaba golpeando, y como las madres se enojan... Lanzó algún proyectil que dio contra los vidrios de la ventana de Hayley que fue reparada tiempo después.

—Yo...

Escucho un claxon sonar repetidas veces y al salir de mi habitación Rocky me sigue con entusiasmo.

No, amigo, de verdad que no deberías estar entusiasmado.

—Nathaniel —Me llama mi padre con seriedad cargando al pulgoso.

—¿Te lo puedo explicar después? —O mejor dicho: ¿Me das tiempo para inventar una excusa?—, no le hagas nada al pulgo... digo, a Rocky.

—Ni que me llamaran Nathaniel Wesley —Que no me joda.

Abro la puerta y ahí veo la camioneta plateada de Josh estacionada frente a mi patio.

Si a eso se le puede llamar estacionada...

Parte del vehículo está encima de la acera. Madre de todos los santos... Quebró una maceta de mi mamá.

Si me padre no me mata lo hará Louisa.

—¡Sube! —Me grita Josh sacándome de mis pensamientos—, ya podremos encontrar a Ashley —Solo con eso basta y sobra para que me apure a abrir la puerta de la camioneta y suba sentándome en el asiento del conductor, al fijarme en sus ojos estos siguen negros, pero lo que capta mi atención es su anillo... Está titilando colores.

¿Qué mierda?

—Flash...

—Te cuento —Dice mientras se pone en marcha, y rápidamente me pongo el cinturón de seguridad, no creo que esto termine bien—, recordé que Ashley una vez nos dijo que su collar con dije de cofre del tesoro tenía un microchip rastreador que su padre le había puesto por todo el tema del secuestro —Acelera un poco más, pero santísima mier...

¿Desde cuándo Joshua parece una jarra de leche?

La piel de mi amigo está extremadamente pálida, y si a eso le sumamos una sonrisa de hiperactividad y unos ojos negros le da una imagen de psicópata que me está poniendo los pelos de punta.

—Si-sigue —Alcanzo a decir, él asiente de manera rápida.

—Llamé al señor Phillip, quien justo ahora está a las afueras del pueblo encargándose de un caso de asesinato, para que me diera el número de serie... ¿Puedes creer que tampoco recordaba haberle puesto un rastreador a su hija? —Niego con la cabeza—, y no te asustes por mi aspecto, aparentemente es algo... Normal.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 27, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Te escribo desde mi tumbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora