Era un día tranquilo y soleado, y en la casa donde vivían varios creepymonsters, todos estaban haciendo sus labores diarias. Cada uno tenía que recoger su habitación y hacer otra labor que Slender le ordenara.
Ben estaba lavando los platos mientras que Jack los secaba y los iba colocando. A veces los dos se salpicaban entre si para molestarse y terminar entre risas, mientras que Slender hacia la comida y les decía que no se tirasen agua, una y otra vez. También Jeff hacía cosas, el barría el suelo de la entrada y el salón, y en el mismo sitio, Sally recogía sus juguetes y las consolas de los chicos.
Fuera, Masky y Hoody se encargaban de vigilar que nadie cogieran las notas puestas en los árboles. Este era el trabajo de casi todos los días de ellos dos. Hace una semana que comenzaron a inventarse juegos para pasar el rato hasta tener que volver a la casa, así que hoy estaban haciendo uno que se trataba de adivinar, haciendo máximo quince preguntas, lo que pensaba el otro.
-¿Es pequeño?
-Sí.
-¿Y de un color feo? -esta era la penúltima pregunta que podía hacer Masky.
-También.
-¿Es una oruga?
-Pues sí.
-Tío, tenías que ser tú y pensar en una oruga eh -dijo Masky estallando en carcajadas.
-Pero fue buena, ¿o no? -preguntó Hoody entre risas-. Casi te hago perder.
-Ya bueno, la próxima la adivinaré más rápido -dijo el castaño.
-Que te lo crees tú -respondió el otro divertido.
El menor se levantó del suelo estirando su espalda y tendiéndole la mano enguantada a su compañero para ayudarlo a levantarse.
-Deberíamos irnos ya -dijo-, creo que casi es la hora del almuerzo.
Se sacudió despreocupadamente la tierra de su pantalón, y al darse cuenta de que su compañero le miraba sonrió.
-¿Qué pasa? -le dijo-. ¿Estoy manchado en alguna parte?
Comenzó a revisar su ropa en busca de alguna mancha, pero Masky lo detuvo con una mano.
-No, no pasa nada. Solo... me estaba preguntando como sería si hiciera una cosa.
-¿Ah sí? ¿Y que cosa es? -Hoody esperó una respuesta que nunca obtuvo, así que siguió hablando-: ¿No me lo quieres decir?
De pronto se encontró entre los brazos de Masky, que apartó las máscaras de ambas caras.
-¿Que mejor que decirlo si lo puedo hacer justo ahora?
Y bajo al atónita mirada de Hoodie, se besaron. Fue un beso corto, pero para Hoodie pasaron más de unos segundos. El solo veía a su mejor amigo con sus labios encima de los suyos sin poder creérselo. Su cara se tornó de un color rojo, del mismo color que son los ojos y la boca de su máscara. Cuando el beso terminó él no sabía que decir, o quizás sí, pero era tantas cosas que se atropellaban en su garganta y al final nada salía.
-Oye -escuchó-, no te asustes. Esto no significa nada.
¿Qué no significa nada?, pensó. Vio la sonrisa de su amigo a centímetros de su boca. Seguía sin poder decir nada, así que esperó a que el castaño continuara.
-Son solo cosas de amigos.
Masky revolvió el pelo a Hoodie y se apartó de él para volver a casa. Aunque cuando se dio cuenta de que su compañero no le seguía volvió para atrás y cogiéndole de la mano, tiró de Hoody para que fuera a su lado.