Un defecto.

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~Capítulo editado.~

¡Hola! Soy Adam, un chico de 14 años que disfruta de los dulces y la playa.
Vivo con mi padres y mis hermanos mellizos en un barrio de clase media. Me gusta cantar y tocar la guitarra. También llevo unas excelentes calificaciones y trato de ser amable, aun que soy un poco tímido.
La verdad... No tengo muchos amigos.

Se que parece el típico inicio de una película cliché para adolescentes; no te voy a engañar, así es como el yo de hace tres años se hubiera presentado. Pero el yo actual, uno de 17 años, es algo distinto.

Mi gusto por los dulces no ha cambiado en absoluto, incluso, en algunas ocasiones, intenté hacerlos yo mismo; ¿pero la playa? No, para nada, me molesta el sol,  la arena y las personas felices hablando, corriendo, nadando, ¿Como pueden disfrutar ese ambiente tan hostigante?
Pero aun peor es este sentimiento de nostalgia. ¿Como es que yo pude llegar a pensar esto del lugar que más me gustaba cuando niño? Recuerdo que amaba nadar, era de mis actividades favoritas hasta hace poco. Me recuerdo a mi mismo corriendo por la orilla del mar, dejando que la suave espuma de las olas rozara mis pies, sintiendo cómo la arena se deslizaba entre mis dedos y sumergiéndome en las profundidades.
De repente, las cosas comenzaron a cambiar, o al menos la manera en que yo las veía.
Aquellas actividades que yo consideraba placenteras perdían cada vez más el sentido. Mi vida lucía deprimente y gris.
En las canciones que me gustaban solo encontraba los tristes recuerdos de cuando fui feliz alguna vez, así que escucharlas era como una tortura. En mis ojos, y en mi mente, todo estaba en un constante cambio, que me hacía sentir cada vez peor.

En fin.
Aún toco la guitarra, he comenzado a componer canciones. Algunas deprimentes, otras sin sentido.
Mis calificaciones se vieron afectadas anteriormente, pero he logrado recuperarme un poco más en el sentido académico, ya que mis padres siempre me han obligado a darlo "todo de mi". Ya no saco las notas más altas. Pero supongo que son aceptables.

Trato de cambiar para bien , y a veces la esperanza de ser lo que antes era, arde con fuerza y me impulsa a seguir mejorando.

Mi madre me define como el hijo que toda mujer desea, pero yo se que miente, nadie quisiera tener un hijo gay.
Casi olvido mencionarlo. Soy gay, y al parecer, a la sociedad actual es lo único que le importa. Cuando se enteran de mis preferencias sexuales, el resto de mis características quedan opacadas.

Mamá dice que para ella no representa ninguna molestía, pero ya han sido muchas las veces en las que tiene que acudir a la escuela por que a su hijo el homosexual lo molestan o golpean.

Últimamente ser feliz se me ha hecho un sentimiento muy ajeno, e incluso me he acostumbrado a recibir tanto odio, hasta el punto en el que comienzo a odiarme yo mismo.
Las cosas han ido de mal en peor estos años. Y no puedo entender porque me siento de esta manera.
Estoy tan familiarizado con los insultos que me dicen, que yo mismo empiezo a creérmelo. Comienzo a creer que soy un inútil, patético y estúpido.

Me estoy acostumbrado a esta presión en el pecho, a este nudo en la garganta, a ésta mísera existencia.

Mi Estúpida Vida y Calum RayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora