No había querido hablar de absolutamente nada durante el resto del viaje. Incluso, le había costado terminar de abrir la puerta que daba a la sala de controles donde lo estaba esperando Miles. Jodido Miles, si se enteraba de todo lo que había pasado en menos de 30 minutos ya estaría estrellando el avión sólo por estar riéndose de él sin control.
Pero el destino era demasiado impredecible.
Y a pesar de que últimamente parecía estar riéndose de él, de alguna manera, Corbin podía llegar a pensar que de cierta manera estaba echándole una mano.
O arruinándolo por completo.
-Una cosa es no hablar mientras volábamos pero ahora que ya toca salir más te vale mover ese trasero para ir por algo de comer -se quejó Miles mientras tiraba de la camisa de Corbin, provocando que se levantara el asiento y lo siguiera.
-Eres un maldito llorón cuando tienes hambre -gruñó como respuesta.
-Y tú, mi amigo, has encontrado tu voz ¿Puedo preguntar qué gatita te la había...? -alcanzó a decir hasta que escuchó a las azafatas salir frente a ellos, pero además notó como una movía los dedos en dirección al moreno, en señal de adiós y un disimulado "llámame" surgió de sus labios antes de desaparecerse.Aquella acción, provocó que Miles se quedara mirando la salida por la que la joven se había esfumado por unos segundos antes de mirar de nuevo a su amigo con detenimiento, llegando a fruncir el ceño por unos segundos que parecieron largos hasta que finalmente sus ojos se agrandaron en señal de reconocimiento, tras encontrar parte de lo que Corbin había callado todo ese tiempo.
-¡Maldito, canalla! ¿En dónde demonios fue y cómo demonios pasó? -le preguntó luego de soltar una carcajada.
-Cierra la boca, a comer primero -cortó Corbin, para después ser él quién lo empujara hacia la salida para poder irse de aquél avión de una vez por todas.
...
-Y yo que pensaba que Paullie era toda inocente -reconoció Miles, visiblemente decepcionado, aunque no precisamente del pollo en brasa que se estaba devorando en ese instante.
Lo cierto es que no había pasado más de una hora desde que habían dejado el avión, y ya se encontraban duchados una vez más, comiendo y bebiendo un delicioso ron añejo.
-Aparentemente no, al menos ya no -murmuró Corbin.
-Evidentemente, aunque conmigo siempre se comportó...
-Con esa cara de culo todo el tiempo, ¿cómo crees que no se iba a comportar? -bromeó con una sonrisa divertida.
-Perdón Don Juan, estaba muy ocupado intentando que todo estuviese bien en el vuelo, a diferencia de ti que te aprovechas de que puedo volar sin problemas para tener sexo en la primera cabina que vez.
Corbin, simuló estar avergonzado, colocando una mano en su pecho por unos instantes antes de echarse a reír a carcajadas.
-En realidad sólo pasó, te juro que no la busqué -dijo finalmente el moreno, a lo que Miles rodó los ojos.
-Ya, has sido violado por una de veintitantos -le dijo con ironía, lanzándole después un trozo de pollo en la mejilla.
-¡Hey! -se quejó, consiguiendo que Miles riera entre dientes.
-Nada, no tienes permiso de quejarte porque andas esperando de la vida un momento de piedad cuando no haces nada para merecerte ese momento. Ponte a pensar, Corbin.
-Sólo fue sexo, Miles...
-Para ti, pero seguramente esa pobre chica está pensando que seguramente le gustas y se quedará esperando tu llamada que nunca llegará tal como ha pasado con las cientos de mujeres con las que has salido -dijo y se encogió de hombros.
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Extraño Amor
Teen FictionLa vida de Corbin giraba entorno a su empleo en la aviación, las fiestas, las mujeres, las tardes con sus amigos y las visitas a su familia pero sobre todo giraba entorno a las mujeres que parecían sucumbir con rapidez ante aquellos ojos verdosos ca...