Capitulo 13

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Llore, llore mucho, llore esa tarde, llore ese fin de semana y llore mientras esperaba un mensaje tuyo diciendo que yo valía más que ella, que me elegías. Pero cielo, eso no sucedió. Ni siquiera fuiste capaz de explicarme algo, y dolió demasiado cariño, tú destrozaste mi corazón.

El lunes le pedí a mi papá que me llevara de mi abuela y cuando puede cambie el turno para cuidarla, no te quería cruzar, no te quería ver. No quería que tú vieras lo que era en ese momento, no quería que vieras mi corazón roto. No quería que me vieras rota a mí.

Un viernes de diciembre me toco ir a la mañana a cuidar a mi abuela, nadie más podía hacerlo. Aunque intente que mi padre me llevara no tuve más remedio que ir en tren.

En la estación volví a ver tus ojos bonitos, detrás de los lentes y tal como al principio inmerso en tu celular, de golpe levantaste la vista y te encontraste con mi mirada, te quisiste acercar pero te dije que no con la cabeza, y con ese gesto se te fue el valor. No tratas de acercarte, yo no era tan importante. Subimos al tren me senté lejos. Y al llegar a la estación pedí un taxi, para no caminar otra vez detrás de ti. El auto pasó cerca de ti y en un semáforo en rojo tú me viste dentro, bajaste la cabeza. Al final resultaste ser un cobarde. Me miraste una vez mas antes de que el auto siguiera y yo murmure las palabras que unos meses atrás no me anime a decirte, las dije para dejarlas ir, para que ya no dolieran. Porque ya no tenía sentido tenerlas dentro. Para que tú también te fueras.

-Te ame- tu me leíste los labios, una lagrimas se te escapó. El semáforo cambió de color. El taxis siguió su trayecto y nunca más te volví a ver.


El chico del trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora