Julie Ann

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Una historia, se empieza porque nace la necesidad de ser contada, y probablemente pocos la sepan, pero esos pocos serán como un cómplice para mí.

Todo inició hace 3 años —sí, en 1974—, abrimos una tienda de electrónica junto con mi hermano y mi padre, ya que en esos momentos fue lo que nos encantaba, y por eso nuestro padre decidió apoyarnos con el capital para empezar; en esos tiempos la época económica familiar fue muy dura, pero gracias a Dios, se pudo lograr poco a poco.

En ese entonces mi madre que trabajaba en una empresa para la fabricación de luces, diferentes tipos de luces —incluyendo desde lámparas hogareñas hasta luces gigantes de estadio—, la cambiaron de ubicación en el trabajo a uno más céntrico de la ciudad, eso hizo parecer como «la nueva» a mi madre y por ello no conseguía amistades tan rápido como uno esperaba.

En esa época, empezamos a sobreponernos, y decidí pausar la universidad, porque realmente no me fue bien en ese año, aunque por otro lado, el negocio fue creciendo poco a poco hasta convertirse en el lugar de —ventas de electrónicos del barrio—, lo que es hoy en día.

Mi madre inició una amistad con dos amigas, que le tendieron la mano, cada una con diferente carácter y forma de ser, Celeste fue la amiga que decía solamente servir a Dios y esperaba a una persona (pareja) con ciertas descripciones, —nada imposible— pero al parecer exigía bastante para lo que ella merecía a mi juicio, en términos fáciles podría decirse que es la —amiga diplomática y un pan de Dios—, que a la mayoría de personas les llega a agradar al primer instante. Y luego estaba Julie Ann, un nombre que me recordaba a una compañera de clases que no me agradaba para nada, pero con el pasar del tiempo vas olvidando cada detalle y vas creando conciencia en que este nombre por más igual que sea a una persona que te desagrada, puede ser el nombre también para una persona que... mejor continuemos con la historia.

Julie Ann, es aquella persona que se nota tiene un carácter fuerte, sonríe contadas veces o al menos cuando la vas conociendo, la ves sonreír pocas veces. Una persona que si bien no es que cae mal, es una persona que a la mayoría causa una cara de póker. A mí en lo personal, me agrada ese tipo de personas, pues como los buenos inicios, respeta tu espacio personal y su formalidad es bastante agradable.

Como quizás se supone, sí; esta historia tendrá su relevancia por Julie Ann, y también he de añadir, que no, no es soltera, está comprometida con un hombre un tanto mayor, ambos han hecho su hogar, y si bien el señor no es muy conocido por todos, tiene sus buenos modales, elegancia y demás cosas que enamoraron de cierta forma a Julie Ann. Ella pasa dejando ocasionalmente a mi madre —en el auto que su prometido le compró—, pues tienen horarios algo diferentes, aún así cuando coinciden pasa por la casa. Eso es desde hace un pequeño tiempo, pues aún recuerdo los primeros encuentros con su persona.

Cierto día, cuando todo iniciaba, tanto nuestro negocio como el nuevo empleo de mi madre y con sus nuevas amistades, Julie Ann llegó con la misma actitud que mostró al inicio.

—¿Está tu madre?
—No, se supone que ya ha de venir —le dije, ya que en ese tiempo no venían juntas.
—Que raro, porque salió antes que yo.
—Pues...
—¿No está aquí entonces?
—No.
—¿No la vas a llamar?
—Ahora la llamaré... —le seguí respondiendo tranquilamente.
—Es broma, en un momento ya estará ella aquí —dijo seriamente y luego sonrió.

Y me quedé con un rostro extrañado mientras la vi sonreír, noté que entonces fue una broma y pensé que quizás tenía el mismo problema que yo, —en que nos creen mucho de lo que decimos como broma— así que intenté reír también y como «primera broma» no la olvidaré.

Con el pasar del tiempo, sucedieron pequeños acontecimientos, insignificantes para algunos o que pueden ser tomados en cuenta para alguien quien pueda estar pasando por una situación similar, entonces emocionan un poco. Días después de que ya sabía que también ella hacía bromas e intentaba agradar como el ser humano que también es, como todos alguna vez hemos intentado agradar a los seres queridos de nuestras amistades, nos encontramos un día, yo iba de regreso a casa y ella acababa de salir del trabajo, e iba de compras (Debo añadir que hasta entonces, había pasado ya ciertos meses y la costumbre de saludar de beso, no se aplicaba a las amistades de mi madre *risa* ) nos encontramos, bueno... más bien yo la encontré y fui a saludarle, y sucedió un saludo de beso tan natural, como si fuéramos amigos desde hace ya tiempo, y me platicó en resumen que estaba haciendo por ahí, como estábamos por caminos contrarios, nos separamos y despedimos. Después cuando mi madre estaba presente, no sucedió un saludo así, quizás por pena o ¿quién sabe?, solamente no sucedía y ya.

Entonces decidí en ese entonces que si iba tan despacio en cuanto a mis estudios, necesitaba hacer algo más productivo con las cosas que me gustaban, decidí comprar una cámara y junto con dos amigos —Ricardo y Jairo— decidimos salir a realizar alguno que otro viaje durante el mes, siempre que no afectara nuestra cotidiana vida.

Ahorré el tiempo suficiente para poder comprar la cámara que había estado viendo desde hace ya tiempo, fui directo al centro comercial que estaba cerca a la casa y sucedió que la encontré en el mismo camino, con el mismo saludo agradable (sí, con beso en la mejilla otra vez), caminamos, mientras me comentó que estaba comprando una licuadora nueva, ya que la que tenía estaba arruinada, aunque le pregunté por qué, me cambió de tema y nos separamos en determinado punto, ya que se iba a reunir con su novio allí.

Entré a la tienda, diciendo cual cámara necesitaba para salir rápido del lugar, no tenía un motivo por el cual permanecer más tiempo allí. Mientras me daban la cámara, pude ver que ella desde la tienda de enfrente veía hacia donde estaba, y me dio una sonrisa, le respondí con la misma y me alzó la mano como despidiéndose, le dije adiós con mis labios, quizás sí lo entendió. Me dieron mi cámara y decidí irme a casa, despacio para no encontrarlos en el camino.

Cuando llegué a casa aún llovía, ya que fue época de septiembre y llegué mojado pero feliz a casa, mientras duró el día me di cuenta que la cámara no era la misma que mostraba la caja al destaparla y pues, fui a que me la regresaran, era muy similar pero no era la que en realidad estaba seguro de haber comprado, así que al día siguiente fui a la misma tienda.

Ese día me hicieron el respectivo cambio y cuando salí, la encontré de nuevo, ella estaba frente a la misma tienda, porque casualmente su licuadora no funcionaba muy bien y estaba esperando que la revisaran, entonces le dije que le acompañaría —ya que se encontraba sola—, le mostré un nuevo juego en el móvil

—¿Qué estás jugando? —me dijo con un poco de interés.
—Esto —le mostré el juego.
—Se ve bonito
—Lo es, ¿quiere usted probarlo?
—Claro
—Mire, acá puede mover, acá es acción, este otro es defensa y acá acelera, no es la gran cosa, pero antes de accionar, tiene que fijarse en esto y esto también.
—¡Ya veo!, está muy bonito, ¿puedo usarlo en mi móvil también?
—Claro, en un rato se lo descargo —le sonreí.

Entonces se lo instalé y así esperamos poco tiempo con alguna que otra pequeña conversación y le dieron al final otra licuadora nueva, fue como si hubiésemos quedado de acuerdo, al final ella tomó su camino y yo el mío hacia casa que no quedaba tan lejos como la de ella —claro, la casa de ella quedaba relativamente cerca también—, y nos despedimos ya ahora con un beso en la mejilla.

Lo que siguió de relevante, empieza en aquel momento en que por algunos motivos, finalizamos una muchacha y yo una relación, que obviamente me afectó; como se espera de «las buenas terapias» salí con mis amigos. En una noche que me quedé cuidando unas bancas en el parque para ver un show de luces, mis amigos fueron por unas bebidas y me quedé solo unos pocos minutos hasta que apareció Julie Ann como sorpresa ante mi desdicha de esos momentos, al parecer ya me había visto desde hace un buen tiempo porque venía directo hacia mi, me saludó y se sentó junto a mi sin decir ni una palabra, mis amigos al ver esta escena, se sentaron en otro lugar y nos dejaron a Julie Ann y a mí un par de minutos, pude notar que en cada charla aleatoria que surgía ella sonreía, y su humor parecía siempre estar alegre. En los primeros minutos pude ver que Julie Ann podía comportarse como una adolescente, a pesar de sus 27 años podía disfrutar de manera inocente un pequeño show de luces que se hizo en conmemoración a un centro de rehabilitación de la ciudad. Los minutos fueron pasando aún después de finalizado el espectáculo y pude darme cuenta, que le gustaban los juegos, las ideas, los amaneceres, trasnochar, salir a pasear, y muchas cosas más que me comentó que le encantaba y en otros comentarios que solo dejó ir su basta información que siempre me pareció interesante, me sirvió tanto como para haberme distraído y aprender de ella. Desde ese entonces, nos empezamos a comunicar más.

Todo puede empezar desde este punto, donde llamaremos a Julie Ann: J1 ya sabes, por si te la menciono en algún momento y ella está presente, y tú ... la persona que está leyendo esto, me entiendas y pueda tomarte como confidente, J1 la inicial de la persona importante en esta historia y el uno es por el inicio. No te preocupes, no explicaré más cosas como estas, solo tienen que quedar claras.

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