48. tú otra vez

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Tres semanas más tarde.

— Zoe. — Noah me llama, por lo que yo elevo mi vista para observarle. — ¿Puedes atender en la caja dos? Kelly ha salido a comprarse el desayuno.

— Claro.

Dejando las latas de puré de tomate en el suelo, Noah se sigue encargando de aquello, mientras que yo, tras ponerme de pie, camino decidida hacia la caja número dos, donde justo llega un anciano de unos setenta años, con su carro lleno de cosas para pagar.

Las cosas han sido muy diferentes desde el momento que me fui en la madrugada de la casa de Norman.

Recuerdo que esperé hasta las seis de la mañana, dado que hasta las tres él me envió mensajes, dado a que temía en que yo me fuese.

En un momento, le dije que me iba a dormir. Y tras pasar treinta minutos, conmigo acostada sobre mi cama, pensando en como hacer todo sigilosamente, escuché como mi puerta se abría. Por el reflejo del cristal de mi ventanal, vi como era él, quien asomaba su cabeza, de seguro asegurándose de que yo estuviese dormida y no planeando cualquier cosa para irme.

Dejé que pasara una hora más, y allí... allí armé todas mis maletas junto a mi mochila.

Noah y yo arreglamos en que él vendría a buscarme a eso de las seis de la mañana. Fue demasiado puntual, y todavía, hasta el día de hoy, sigo agradeciéndole por eso.

A los dos días de mi partida, mi padre me llamó por la mañana temprano, contándome que mi madre le había llamado tras haber descubierto que yo me había escapado como una rata de alcantarilla. Él le mintió, diciéndole todo lo que habíamos planeado, haciéndole creer claramente a ella que yo había ido a Francia porque ya no aguantaba seguir conviviendo con ella en la casa de su novio.

Ese mismo día, por la tarde mientras yo trabajaba, Noah vino corriendo de afuera, diciéndome que me escondiera en el baño porque Jeffrey y Norman estaban bajando del Cadillac del último nombrado. Mi corazón palpitó tan fuerte, que aún sigo preguntándome como fue posible que yo escapara tan rápido de allí y que ellos no me viesen.

Luego Noah me contó que ellos tenían la leve sospecha de que yo estaba ahí. Jeffrey le había contado a Norman todo lo que yo le dije cuando estábamos juntos luego de yo estar borracha en el club nocturno con Noah y Daniel. Para Jeffrey todo era sumamente raro, y la cabeza de Norman no paraba de dar vueltas y más vueltas. Hasta que Noah, tras cubrirme, actuó perfectamente bien y les hizo creer que yo me había ido incluso sin despedirme de él.

Cuando él regresó para decirme que ya se habían ido, me lo contó todo. Me dijo que Norman tenía demasiadas ojeras e incluso los ojos rojos, como si hubiese llorado sin parar. Eso hizo que mi corazón se rompiera más de lo que ya estaba, y cada noche en la cual me encuentro sola en el piso, lloro recordando cada momento vivido con él desde el primer beso que nos dimos bajo la lluvia aquella noche en la cual he discutido con mi madre.

— Es la primera vez que la veo trabajando aquí, señorita. — dice el anciano con una dulce sonrisa en sus labios.

— Pues entré hace unas tres semanas. — le comento con amabilidad.

— Tu acento no parece ser neoyorquino. ¿De donde eres?

— Pues soy de Francia. He venido a pasar unos meses aquí, a los Estados Unidos.

LOVE ME DOWN EASY +18 © (NORMAN REEDUS) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora