『 Capítulo 10 』

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Tenía los ojos ligeramente rojos y parecía algo avergonzado. Llevaba unos bermudas color gris y una sport blanca, iba descalzo y tenía el cabello revuelto. Movía la boca con inquietud, un gesto que hacia cuando estaba enfadado y algo nervioso, lo cual no me daba buena espina.

—¿Qué quieres?—pregunté intentando sonar fría, pero verlo así no me lo permitía. Thomas se llevó una mano a su cabeza y se revolvió el cabello con desespero

—dormir aquí

Abrí la boca para contestar, pero volví a cerrarla al darme cuenta que no podía decir nada. Thomas pasó la lengua por sus dientes mientras su pie daba pequeños golpes al suelo. Lo miré confundida y algo enfadada por la respuesta tan llena de descaro y sinceridad.

—estoy sola—solté remarcando que nadie podía entrar, pero el pareció no entender

—lo sé, por eso es que vine—rodé los ojos y resoplé con fastidio—solo es por hoy—dijo con suplica

Realmente debía de ser seria su discusión para que él suplicara que lo dejara dormir en casa. Las otras veces que había discutido con su padrastro, también había pedido asilo, pero una o dos veces nada más. La mayoría del tiempo se va de vago y no regresa hasta la mañana siguiente. Suspiré con resignación y lo dejé entrar. Thomas me empujó y cerró la puerta el mismo. Me alejé de él con algo de miedo de que me hiciera algo, pero cuando se volvió a verme, vi que eso era lo que menos planeaba.

—puedes dormir en el sofá—el chico sonrió a medias y avanzó hacia las escaleras—¿a dónde crees que vas?—dije siguiéndolo hasta el segundo piso

—dormiré en el cuarto de Troy—informo con tanta naturalidad que me quedé sorprendida por su poca vergüenza

Me apresuré a rebasarlo y cubrir con mi cuerpo la puerta del cuarto de Troy, mi hermanito. Thomas me miró con el ceño fruncido e intento apartarme, pero me puse lo más firme que fui capaz y no logro hacerme a un lado.

—Bien—soltó con enfado—dormiré en tu cuarto—y se dio la vuelta

—¡no lo harás!—dije deteniéndolo por el brazo—¡dormirás abajo en el sofá y punto! No discutas—lo oí reír antes de zafarse de mi agarre y ser el quien ahora me tenía atrapada

De un solo tirón, Thomas me acerco a él y me hizo girar para estrellarme en el muro contrario. Sus manos apresaron mis brazos y eso le permitió acercar su rostro al mío sin que yo pudiera golpearlo por hacerlo. Sus ojos claros, que en aquel instante lucían más oscuros me miraron fijamente haciéndome sentir vulnerable, por un momento me sentí en la escuela, con aquella mirada fiera puesta en mi, listo para asesinarme. Thomas ladeó el rostro y se acercó un poco más. Tragué saliva y apreté la boca con fuerza, desvié la mirada y pedí al cielo que no me hiciera daño.

—dormiré en el cuarto de Troy y punto final—y antes de darme cuenta, ya me había soltado y ya estaba encerrado en el cuarto de mi hermanito

Miré la puerta con horror y rabia, y la pateé con todas mis fuerzas antes de regresar a mi cuarto y cerrar de un portazo. Le puse seguro a la puerta y usé la silla que tenía ahí para atrancar la puerta. No lo quería en mi cuarto.

Me costó demasiado conciliar el sueño. El solo pensar que Thomas estaba cruzando el pasillo y que lo único que me separaba de él era una puerta, me causaba pánico. Al final terminé dormida. Un guapísimo Graham apareció en mi sueño, pero en lugar de llamarlo Graham, lo llamé Luke.

Desperté confundida y algo preocupada por haber soñado con mi amigo y su hermano al mismo tiempo. Nunca había soñado con Luke, bueno si, pero no de esa manera, por otro lado, había soñado un par de veces con Graham, pero de lejitos.

Ángel PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora