『 Capítulo 19 』

28 3 0
                                    

Martes por la mañana. Bajé a la cocina con el ánimo por los suelos. Después de aquella llamada de Luke solo pude pensar en que debí de haber sido más clara y no ser tan mala para hablar. Encontré a Thomas comiendo cereal. Por un momento me había olvidado de él. Sus ojos me miraron al oírme entrar y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

—¿Por qué trajiste mi ropa?—preguntó con calma mientras yo recorría toda la cocina en busca del cereal y la leche

No estaba molesto, más bien, algo preocupado, como si temiera que lo que había sucedido se hubiera acabado o que fuera un sueño, pero por primera vez en mucho tiempo no quería alejar a Thomas. Quería tenerlo cerca, cuidar de él.

—No vivirás en esa casa—tomé asiento frente a él. Preparé mi desayuno y suspiré—No dejaré que regreses ahí—llevé una cucharada de cereal a mi boca

—No debiste ir sola—levanté la mirada de mi plato. Los ojos de Thomas se cubrieron de sombras de sus recuerdos—Te dije que no te queria cerca de él. pudo haberte lastimado

Quizás tenía razón al preocuparse, al final de cuentas aquel era un monstruo, y si, el había intentado al menos intimidarme. Estaba segura de que no sentía ni una pizca de vergüenza o remordimiento por lo que le hizo a Thomas, pero me encargaría de que pagara. Convencería a Thomas de que era mejor denunciarlo, no importase lo que sucediera, mientras ese monstruo estuviera tras las rejas, ella se sentiría mucho mejor.

—No tienes que preocuparte, puedo defenderme—aclaré con desinterés. El castaño frunció el ceño pero no habló.

Permanecimos en silencio por un momento que me pareció bastante agradable. Dejar de hablar de problemas me calmaba, aunque aún vivían presentes en mi mente. Sin embargo, mis pensamientos se desviaban hacia un pelirrojo a kilómetros de distancia de mí. La presencia de Luke sería de ayuda en estos momentos, el era mucho mejor en estas cosas de alentarte a hacer lo correcto. Era un ser justo que, si bien era un tanto despistado, no se olvidaba de ti nunca. Pero él no estaba.

—No creo que le agradé a tus padres

La voz de Thomas me sacó de mis pensamientos, regresándome de nueva cuenta a la realidad tormentosa que él vivía. Tarde unos segundos en comprender del todo sus palabras, cuando por fin lo conseguí, bufé divertida.

—Realmente no los conoces—tragué el cereal en mi boca y posé mi atención en el chico frente a mí—Ellos se molestarían si trajera a Lili a vivir conmigo, pero si se trata de ti, lo perdonan todo—Thomas apretó los labios y vi algo de pena en su rostro—no te preocupes, hablaremos con ellos y le explicaremos la situación

—No quiero que nadie más lo sepa—aclaró rápidamente. Abrí la boca para protestar, pero pronto me calló—nadie necesita saberlo

Sus ojos lo decían todo. No estaba listo para confesar la verdad atroz que vivió en su infancia. Desvié la mirada un poco molesta, sabía que no estaba bien presionarlo, pero permitir que aquel degenerado continuara engañando a su madre de esa forma me enfurecía. Él debía estar en prisión por lo que había hecho, no disfrutando de un partido de beisbol en la sala de la casa de la Sra. Peterson. De solo pensar en él se me revolvía el estómago. Mis dedos apretaron con fuerza la cuchara y sentí el corazón latirme en los oídos.

—Tam

Unos dedos rozaron el dorso de mi mano, alejando la cuchara y liberando mis dedos de un apretado agarre. Regresé mi mirada a su rostro en busca de alguna pista que me recordase de que estábamos hablando, pero en su lugar, encontré una sonrisa de complicidad, aquella que solíamos usar cuando tramábamos algo en secreto. Mi corazón se estremeció por la ola de recuerdos que ese simple gesto desato en mí.

Ángel PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora