Capítulo 11

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¿Era yo o hacía demasiado frío?

Me estiro, haciendo crujir mis huesos. Mi cuello está adolorido. Tengo la espalda tensa. Abro mis ojos desperezandome y me doy cuenta de que estoy en el sofá de la sala de estar. El que se encuentra a dos puertas delante de la cocina. Sí, esta casa tenía tres salas de estar. Muchos lugares para poder engordar mi gran trasero y uno solo para poder reafirmarlo. Tenía que quejarme por esto.

En fin, fue un día agotador así que no encuentro raro haberme quedado dormida ahí.

Miro por los grandes ventanales y veo las estrellas brillar en el cielo. Por lo menos la tormenta se había disipado, pero había reanundado su camino para ir a parar a mi cabeza. Joder, que dolor. Necesito un espirina.

Me pongo de pié, ayudándome del respaldo del sofá, y me dirijo a buscar algo que me quite este augurio de mala muerte que llevo en mi cráneo vacío - sí, me acabo de insultar a mi misma, iros acostumbrando-.

En el lado norte del pasillo - la puerta del lado de la escalera, también conocida como el despacho de Nikolay - está entreabierta dejando ver un halo de luz salir por sus ranuras. Me paro en medio camino hacia mi destino. Puedo oír como está teniendo una conversación, algo subida de tono, con alguién que no podía oír - no ese tipo de conversación, pervertidos-.

Me encojo de ombros y me quedo detrás de la puerta intentando captar lo que está hablando.

- Maldito hijo de puta, ella ya no es parte de tu escoria. No voy a permitir que te la lleves de mi lado, no cuando estuve tanto tiempo intentando dar con ella. No es ningún peligro para nadie, ya no. - vaya, la persona sobre quién estaba hablando Nik debía de ser importante para él. Quizás sea su novia - Ni siquiera sabe que es, ni tampoco hay ningún indicio de que sepa reactivar sus poderes - espera, ¿qué? ¿poderes? ¿cómo los psicópatas que querían raptarme?

- Óyeme bién - hubo una pausa - hoy no vamos a jugar a ver quien tiene más poder. Y si me entero que le has tocado un solo pelo, créeme que con lo que vamos a jugar es con tu laboratorio de experimentos fallidos ¿Entiendes? Yo seré el científico y tu la rata. Te va a quedar muy bien ese papel - luego cuelga. Lo oigo suspirar.

Vaya eso ha sido muy intenso.

Estoy por levantarme del suelo cuando se abre la puerts del despacho. Mi cuerpo se tensa.

- Vaya, te debe de importar mucho esa persona para amenazar a alguien de muerte - le suelto directamente.

- No deberías de haber escuchado eso - se cruza de brazos - ¿qué haces escuchando conversaciones personales?

- Simple curiosidad.

- La curiosidad mató al gato - levanta una ceja.

- Ya, pero el gato murió sabiendo.

Milagrosamente mi cabeza ya no me dolía y no me había tomado ninguna pastilla.

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