SUCIO || MINSUNG

Episodio XVIII

Los túneles son un laberinto bajo tierra, hay miles de salidas incorrectas donde solo te llevan a la superficie pero no al lugar que buscas, eso Jisung lo sabe a la perfección, por eso nunca se atrevió a explorarlos antes de que el sucio llegara, el miedo a perderse o morir haya abajo le limitaba a la superficie y lo hacía buscar entre cadáveres igual que el día anterior. Ahora, perderse no es un miedo latente, tiene un mapa que había conseguido hace tiempo de JeongIn, algo burdo, solo era lo necesario como para no perderse o por lo menos poder salir fuera del país. No le explica a Hyunjin como lo consiguió, solo que lo tiene y que le es de ayuda al ser un buitre.

En la superficie hace frío, pero bajo tierra no puede decidirse bien cuál es la temperatura, sus nervios lo hacen pasar malos ratos mientras camina asegurándose de no perderse. Le aseguró a Hyunjin estar con él sin que lo vieran, protegerlo de cualquier cosa que ocurra estando a distancia, y es por eso que vaga por el túnel, esperando encontrar el punto exacto y mantenerse lejos pero a la vez poder vigilarlo. No sabe lo que encontrara con exactitud, quizás un montón de sucios o solo un maestro enloquecido por la guerra, en esos momentos lo único que espera es no encontrarse con su sucio.

Se siente débil, cansado e incluso un poco mareado, pero no puede verse detenido por ello, si lo hace podría fallarle a Hyunjin. Su mente esta aborratada de preguntas y de su propio cansancio, estar débil en ese momento es lo peor, porque el miedo se junta con sus nervios y lo llevan debajo de un fuerte golpe, pero aún con esto debe seguir. Está a punto de caer en un momento, pero se apoya en las paredes y las pocas fuerzas que le quedan para seguir; el arma que lleva es pesada y aún le tiene cierto temor por lo que quiere mantenerla lejos de su cuerpo. Escucha voces. Se detiene para no hacer más ruido y se da cuenta de que ha llegado.

— Si eres un sucio... —Es la voz de Hyunjin.

No llegó al encuentro, le hubiera gustado saber cómo reaccionó Jinyoung al verlo, o quizás como lo hizo Hyunjin, pero tiene que conformarse con lo que puede escuchar en ese momento.

— No soy un sucio. —La voz de Jinyoung hace que su sangre se congele. — Si lo fuera no estaría aquí.

— Eres.. ¿Un traidor?

Jinyoung no responde por un buen rato.

— Soy solo una persona tratando de sobrevivir. —y por un segundo el estómago de Jisung se aprieta. — No hay agua, comida, salud, en esta ciudad no hay nada, los teléfonos no sirven, los niños mueren por una simple herida, y a los impuros los tratan como la peor mierda.

— Eso es por culpa de la guerra.

— ¡Antes de la guerra era peor! —Jinyoung carraspea después de haber alzado la voz. — Lo que no estaba prohibido era obligatorio, los impuros eran incluso más despreciados y si el estado lo decidía perdías todo y vivías en la calle. Si el país lo necesitaba demolían viviendas para levantar absurdas edificaciones donde se hacían tontas investigaciones discriminando todo lo que fuera diferente. —Jinyoung exhala una risa. — Los militares podían matarte por cualquier cosa, niños, adultos, mujeres, embarazadas, si un pequeño portaba una vestimenta que no fuera producida por el país le disparaban en la cabeza, y a los padres después.

La boca de Hyunjin esta sellada, todos saben que el chico alto no es idiota, saben muy bien todo lo que ocurre en el país, sabe que falta poco para que la pequeña ciudad caiga, que otra guerra seria la muerte segura para las pocas personas que habitan en la frontera. El silencio asusta un poco a Jisung, siente que cualquier movimiento que haga hará un sonido estridente y avisara su ubicación.

¿Para qué hablar de algo que Jinyoung ha dicho? Aquella voz gruesa esta plagada de verdad, de un odio justificado hacia lo que los está matando indirectamente. Los pensamientos de Jinyoung representan aquella parte dentro de Jisung que no quiere dejar salir por completo, aquella parte que todos tienen en su interior y el deseo por vivir. Seguramente Hyunjin no lo comprenda del todo, o quizás JeongIn tampoco lo haría, pero aquella verdad es la que suelen vivir, donde se pierden y naufragan buscando no caer en la muerte en medio de la fría noche.