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Ya ha pasado una semana desde mi pequeño encuentro con Becca y por el momento todo parece ir bien; ósea eso creo, pase días escondiéndome en los cubículos del baño a llorar y esperar con ansias para llegar a mi casa a darle un abrazo al pequeño Mike y comerme un bote entero de palomitas con M&M's.

En tanto a mis amigas... mmm bueno, creo que no desean pasar su tiempo con una amargada como yo; notaron que andaba de bajos ánimos y trataron de acercarse, pero surgió mi lado Shrek y eso las ahuyentó, ups.

Creo que ya me estoy acostumbrando a la presencia de Curtis junto a nosotras. A pesar de seguir odiándolo, tengo que admitir que hacía una pareja adorable con Lily, tanto que, parecía que lloverían corazones como en las caricaturas y todos tendríamos que usar paraguas para no contagiarnos de su amor. A demás tengo que reconocer, aun que me cuesta, que el imbecil era agradable conmigo.
Lo que se me hacía muy difícil ya que yo no lograba corresponder su amabilidad.

—¡¡¡MAMÁÁÁ!!!¿Has visto mis pantalones verdes?—grito a mi madre que se encontraba en la planta baja

—Hija, deben estar colgados en tu armario donde siempre lo están—dice mientras sube la escalera rápidamente.

Aún lleva su pijama puesto, y al parecer, su pelo luchó con la almohada anoche. Observa mi desorden con el ceño fruncido y comienza a revolver las cosas en el montón de ropa que había hecho en el intento de buscar mis pantalones.

—No los encontrarás, no están—digo desafiante.

—¡Aquí están!—dice mi madre sacando un par de pantalones arrugados.

—Pero te juro que no estaban a... agh da lo mismo— mi madre ríe.

No se que poder tienen las madres para encontrar todo lo que desaparece. Es como obra de magia.

Hoy día sería el día que visitaríamos a los canguros, por lo que estaba muy emocionada, amo los animales. Me pasé toda la semana hablando de la salida y de lo genial que sería y de las buenas fotos que podría lograr con la cámara que me regaló Kat.

Me vestí lista para una aventura, mis pantalones verdes que me daban un aire a selva, una polera blanca y unas zapatillas deportivas, pues tendríamos que caminar.

Oh rayos no he firmado la autorización

¡MAMÁ!—vuelvo a gritar

Escucho los fuertes pasos de mi mamá subiendo la escalera y luego entrando a mi habitación; ya se había arreglado para el trabajo.

—¿Que has perdido ahora Em?—dice mirando el chiquero de mi pieza

—No, nada, necesito que firmes la autorización para la salida de hoy por favor.

—¿Es hoy día la visita a los canguros?—pregunta mientras leía y firmaba la autorización.

—Sip—digo emocionada

—Em, si pasa cualquier cosa, algún síntoma de sentirme mal..—la interrumpo

—Todo estará bien—digo irritada

Estoy aburrida que me traten así; pues si es verdad que a menudo me siento mal y me da angustia cuando estoy fuera de casa, pero me tratan como una niña chica que no sabe cuidarse por sí sola.

—¿Llevas protector solar, un gorro, gel para limpiarte las manos y repente?

— Si, si, si y si—miento poniendo los ojos en blanco

¿Repelente? Cielos ¿Que le pasa?

—¡Pues adiós y buena suerte!—me grita mientras pasaba por el umbral de la puerta de entrada de mi casa para dirigirme al bus que nos llevaría al lugar.

La Luz de tu aparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora